Por la mañana, la princesa despertó sola, su esposo ya no estaba a su lado, tenía ganas de llorar, pero fue sorprendida por las damas de alto rango que entraban para tener el privilegio de ayudar a la futura reina para ayudarla a vestirse, entre ellas estaba una en especial que no quería ver, la amante de su marido.
— ¿Ella es princesa de sangre? — pregunto la princesa a una de las duquesas.— No, su majestad, ella es solo es hija de un general, no es princesa — respondió una de ellas de inmediato.
— Solo quiero princesas de sangre aquí, una persona tan inferior no tiene cabida en este ritual — Elarimil hablo con un porte sorprendente, la duquesa que le había respondido sonrió de forma discreta.
— Princesa — Anne quiso intervenir.
— Ya me oíste, no eres una noble de verdad, así que márchate.
Una humillación más para Anne que estaba roja de la cara por la ira cuando se retiró, apenas puso un pie fuera de la habitación de la princesa, las demás damas emitieron finalmente una risa, no era ningún secreto que las damas de alto rango no soportaban a esa mujer pelirroja, así que el hecho de que la princesa la corriera les daba una genuina alegría.— El único favor que tengo para pedirles es que eviten que esa mujer se me acerque, se exactamente el tipo de relación que tiene con mi esposo— comenzó a decir.— El príncipe solo esta confundido, su majestad — aseguro una de las damas.
— Agradezco que intenten reconfortarme, pero…puedo leer sus mentes, no se preocupen — ella sonrió, aunque eso no tranquilizo a las damas de alcurnia.
Al estar completamente vestida con un bello vestido amarillo, la llevaron al gran comedor donde tomaría el desayuno con su esposo y sus suegros, en la mesa se encontraban dos de sus cuñadas, eran mujeres muy hermosas pero de aspecto muy frívolo, apenas le devolvían la mirada, fue un omento incomodo para la princesa, nadie hablaba, a diferencia de su hogar, a la hora de las comidas todos hablaban, sus hermanos mayores contaban sobre sus aventuras de caza o viejos combates, era todo lo contrario en la mesa de los lobos, casi no probo bocado.Cerca del mediodía, salió de paseo en compañía de dos damas, una de ellas era Margot Snow, una nobel hija de condes que pertenecía a la familia real, era prima de su esposo, caminaban por los amplios jardines del palacio, algunos nobles que la miraban realizaban comentarios sobre la apariencia de la futura reina.— Es una vampira, no es exactamente la mujer más cálida— decían algunos en susurros.— No olvidemos que es una espía — añadió otro.
La princesa los podía escuchar con claridad, solo los miro de reojo y cuando se fueron acercando a la reja del palacio se encontró con una horrenda escena, una campesina era molestada por unos guardias que entre risas le daban tirones de ropa para rompérsela.— ¡Deténganse! — Elarimil corrió en ayuda de la mujer.— ¡Su majestad! — las damas de compañía fueron de inmediato tras ella.
Los guardias tiraron a la mujer cuando la princesa les hablo, los miro con molestia, ellos estaban congelados, nunca una princesa había llegado hasta las puertas del palacio por su propia cuenta, no sabían que debían hacer en ese momento y solo atinaron a inclinarse ante ella como forma de respeto.— ¿Estas bien? — Elarimil ayudo a levantarse a la campesina— ¿Por qué te hacían eso?— Yo solo venia en búsqueda de ayuda, majestad, los campesinos morimos de hambre — empezó a decir la mujer—, solo quería ver a los reyes, su pueblo los necesita.
— ¿Y ustedes la agredieron por eso? — cuestiono la princesa a los guardias.
— Tenemos ordenes, su majestad, los plebeyos no pueden entrar aquí.
— Pues eso cambiara — dijo ella.
Ante tal alboroto, algunos nobles pasearon por esa zona para apreciar mejor como la princesa sostenía a una sucia plebeya entre sus manos, el escandalo incluso atrajo al rey que llego en su forma de lobo, volviendo a la de humano frente a Elarimil que no se inmuto, incluso arropaba a la campesina con una capa que le arranco al guardia que ahí seguía.— Su majestad, la princesa, ella ha acobijado a una plebeya — se apresuro a decir uno de los nobles ahí presentes.— Eso veo — el rey sostenía una sonrisa—, dime, princesa ¿Qué planeas hacer?
— Voy a crear un fondo para abastecer a los campesinos con comida, se les ayudara en la activación de sus tierras para que obtengan de sus cosechas por igual y no todo venga al palacio — decía ella aterrando a todos los nobles que la miraban—, yo misma verificare todas las zonas pobres del reino.
— Bendita sea, su majestad — la campesina casi se arrodillo ante la princesa.
— Serás una increíble reina — exclamo el rey—, ven conmigo, ella puede irse, la princesa heredera le ha prometido que los ayudara, deben confiar en ella — Niel extendió la mano a su nuera que con un poco de desconfianza la tomo no sin antes prometer a la campesina que mañana estaría con ellos, la mujer deposito todo su amor en la princesa antes de irse.
— Quiero ayudar…su majestad — exclamo la princesa cuando tomo la mano de su suegro.
— Y es muy noble de tu parte — respondió él—. Algunas veces pasamos tanto tiempo aquí que olvidamos a las personas que viven ahí fuera, me gusta que tengas iniciativa — el monarca sujeto la mano de la menor con dulzura.
— Mi querido rey, agradezco sus palabras — respondió ella sonriente—. Solo quiero hacer que este reino sea feliz.
— Y lo harás, no tan solo al reino, si no también a mi hijo — añadió.
— Lo intentare, aunque…se que él, tiene sus ojos puestos en otro lugar.
— No digas eso, mi querida, solo esta confundido, es joven, dale un poco de tiempo.
Elarimil no respondió, volvió al palacio de brazo de su suegro que una vez ahí la insto a que buscara a su hijo que se encontraba practicando tiro al arco, así lo hizo ella, acompañada por sus damas nuevamente la dirigieron a la zona donde se hacia la práctica, encontró a su esposo con un arco en la mano disparando con bastante destreza, estaba acompañado por otros lobos.— Te vinieron a ver— le dijeron al príncipe que volteo pensando que era Anne, su sorpresa fue ver a su esposa.— Ah, es ella — dijo con molestia, la princesa borro su sonrisa.
— ¿Pero que dices? Yo quisiera que vinieran a verme — exclamo uno de los acompañantes del príncipe—. Alegra nuestra tarde con su presencia, princesa, por favor concédame el honor de una sonrisa suya, alegraría mi corazón.
Ese comentario hizo que la princesa se sonrojara un poco y lo oculto como pudo tras un abanico, el príncipe se molestó por la reacción de su esposa, tiro el arco al suelo, para acercarse a ella, quito el abanico de su rostro para ver ese sonrojo.— ¿Te sonrojan las palabras de otros? — pregunto celoso.— Cuando son comentarios dulces, es imposible — respondió ella mirando a los ojos a su esposo.
— Vienes a verme a mi — aclaro él.
— Si, su majestad — termino por decir con una voz dulce que hizo que el príncipe alzara una ceja, ese tono lo había excitado.
Volvió a su práctica, aunque de vez en vez no evitaba voltear a ver a su esposa que recibía comentarios de parte de sus damas, la hacían sonreír ligeramente, su sonrisa era muy bonita, los hombres podían notarlo de inmediato, atraía las miradas de ellos, eso molestaba a su esposo, Anne nunca provocaba eso, aunque era una mujer muy extravagante, al contrario de su esposa que era más sencilla.
— Hoy habrá una gran cena con todos los nobles, de alto y bajo rango — comentaba Margot que se encontraba sentada a la derecha de Elarimil—, nuestra querida amiga estará ahí.— Oh…—exclamo la princesa.
— Pero nosotras no la dejaremos sola, majestad — dijo ahora Antonieta, su segunda dama de compañía—, todos los ojos estarán puestos en usted, la supera en belleza por mucho.
— ¿Creen que la haga su concubina? — pregunto de repente Elarimil—, cuando seamos reyes, podrá tomar concubinas…
— Él se enamorará de usted muy pronto, confíe en sus encantos — la alentó Margot.
— Que los Dioses las escuchen — sonrió a las damas.
La practica termino antes del atardecer, ella se marcho primero con sus damas, solo con una reverencia se despidió de su esposo, fue mas atenta a despedirse de los caballeros que anteriormente habían elogiado su belleza, a Keith no le gusto eso, ella debía prestarle toda su atención a él no a los demás.Estaba en su habitación retocando su peinado de esa mañana, así como las joyas que usaba, quería verse bien para la cena de la nobleza, un portazo la alerto y las mucamas salieron despavoridas, era su esposo que entraba ello una fiera.— ¡Eres una coqueta! — le grito, la princesa se puso de pie — Me pusiste en vergüenza coqueteando con otros hombres.— Yo no hice tal cosa — respondió ella—, además, me humilla más su actitud
— ¡¿de qué hablas?!
— De su amante, de eso hablo, todo mundo lo sabe — expreso ella con molestia—, me pone en vergüenza y me señalan cuando paso, porque todos saben que se acuesta con ella también.
— ¿Y es por eso por lo que coqueteas con otros en mi nariz? — se acerco a ella de forma peligrosa.
— Yo no hacia eso, son mentiras lo que me dice.
— ¡Háblame como a un esposo! — exigió el príncipe— Ven aquí
La sujetó de los brazos, Elarimil se asustó de inmediato, más cuando el príncipe la lanzo a la cama y se fue encima suyo, ella no entendía porque se comportaba así, era como un niño berrinchudo, se fue despojando de su ropa y al verlo desnudo, se sonrojo por completo, la luz de las velas daba una buena visión de su bien torneado cuerpo.— Vas a empezar a llamarme por mi nombre — se iba deshaciendo de las prendas de su esposa arrancando el corsé primero con fuerza.— E…espere…— dijo ella cubriéndose apenas con las manos.
— Eres mi esposa, puedo verte sin ropa, deja de cubrirte — le aparto las manos y luego quito las demás capas de ropa.
— La cena… nos esperan — decía, aunque lo cierto es que no le importaba en lo más mínimo la cena.
— Al diablo la cena.
Termino por quitar el traslucido camisón de seda, observo bien por primera vez el cuerpo de Elarimil, no lo recordaba de la noche anterior, había bebido demasiado y no se acordaba de mucho, ahora era diferente, estaba completamente sobrio y sus ojos se deleitaban con sus curvas, era diferente al de Anne, su esposa tenia un cuerpo mas delicado pero bien dotado, su piel era suave como la seda, ella era hermosa, no podía negarse ante ese hecho, saberla su esposa, aunque no la amara, encendía su ego de hombre, tenia a la mas hermosa princesa de los cuatro reinos, debía ser un hombre muy envidiado.— Quiero que digas mi nombre — ordeno mientras recorría el cuerpo de su esposa con los labios.— S…su majestad…— gemía ella enrojecida del rostro.
— Mi nombre — repitió él
Sus grandes manos recorrían los muslos de la princesa que se deshacía en gemidos bajo su cuerpo, las mucamas solo escucharon lo que ocurría en la habitación, como era su deber bajaron a avisar a los reyes que esperaban por la llegada de los príncipes herederos a la cena en honor a su matrimonio, la reina sonrió al saber que se encontraban en la intimidad, era una buena señal.— Me temo que los príncipes no podrán acompañarnos — anuncio la reina a sus invitados, Anne alzo de inmediato la cabeza.— Pero que falta de respeto — exclamo un noble.
— Son un par de jóvenes enamorados, conde — exclamo la reina—, no querrán soltarse en días — al decir ellos entendieron todos y risitas inundaron la sala.
— ¡La maravilla de ser joven!
— Y de ser recién casados — añadió el rey.
De vuelta en los aposentos de los príncipes, la princesa Elarimil se encontraba gimiendo como desesperada el nombre de su esposo que tenia el rostro entre sus piernas, le entregaba una especie de placer que desconocía por completo y que le estaba gustando mucho.— ¡Keith! ¡Keith! — eran prácticamente gritos lo que salía de sus labios.— Solo mi nombre podrás decir — el lobo se alzo para mirarla con esos poderosos ojos dorados.
Ella lo miro a los ojos, se acomodo entre las piernas de su mujer, se inclino a besar sus senos antes de introducirse en ella, arrancando un gemido largo de los labios de la mujer, su cuerpo le parecía mas delicioso que el de Anne, seguramente se debía a que él era el primer hombre con quien estaba la princesa, luego pensó que no permitiría que tuviera a otro hombre, se sentía incapaz de compartir las caricias de su mujer, ese templo de lujuria le pertenecía solo a él.Fueron intensos, no pararon por horas, Elarimil experimento posiciones de las que no tenia conocimiento alguno, se preguntó de donde había adquirido ese conocimiento el príncipe, aunque luego se imagino de donde, intento eliminar esos pensamientos de su cabeza, se concentro en disfrutar todas las veces que su esposo poseía su cuerpo, anhelaba de todo corazón quedar embarazada pronto, quería hacer feliz a su nueva familia.— Elarimil — pronuncio Keith besando el rostro de su esposa—, eres muy linda.— No me humilles mas ante la corte — pidió ella de repente—, yo no tendré amante alguno…si tu no tienes amantes tampoco.
— ¿Es por ella que dices eso? — pregunto él
— Si, desde mi llegada, solo ha querido perturbarme — contesto ella.
Keith observo a su esposa, esos bellos ojos azules que le suplicaban una oportunidad, se sentía confundido, no sabia como elegir entre su esposa y la mujer que amaba profundamente, con quien aún pensaba debía haberse casado desde el primer momento, beso la frente de Elarimil como una respuesta, la acobijo en sus brazos sin ser capaz de mencionar una respuesta con palabras, podía mentirle a su esposa, seguramente le creería, aunque no podía dejar de pensar que tal vez ella también había estado enamorada antes de otro antes de casarse con él, se ponía celoso de solo pensarlo.
Era extraño, solo llevaban días de casados, pero con esa pequeña chica a su lado se sentía raro, como si la conociera de antes, como si la hubiera visto y la conociera, pero no pudiera recordar el lugar, tal vez de la infancia, en algún momento de su niñez conoció el reino de los vampiros, recorrió sus terrenos, tal vez ahí la había visto antes.La observo hasta que se quedo dormida, fue muy rápido, parecía desvelada, aunque no sabía porque, él no recordaba que la había llamado por otro nombre la noche anterior, por eso, imagino que su dificultad para dormir se debía a que era por acostumbrarse a un lugar diferente al reino en donde nació.— Voy a intentarlo — susurro para si mismo—, eres mi esposa…te debo respeto.La abrazó con fuerza, cerro los ojos para dormirse también, en sus sueños era donde llegaba a ver fragmentos de una vida que no era la suya pero que se sentía como si lo fuera, desde pequeño, siempre se pregunto porque le pasaba eso, pero, nunca se lo dijo a sus padres.Como lo prometió la princesa partió hacia el pueblo a primera hora de la mañana, muy a pesar de las advertencias de la nobleza, ella no se detuvo, quería ayudar a su pueblo, así que no los escucho, su esposo no pregunto al respecto, imagino que solo se trataba de alguna especie de capricho de la princesa para hacerse popular entre los plebeyos, al príncipe poco le importaba ir a visitar los campos de los pobladores.Cuando llego a la zona que más pobreza presentaba, sen encontró con una imagen bastante desoladora, había tierras que podrían servir para ellos, pero no eran usadas, también estaban en pie algunos burdeles de la zona, niños corrían por las calles apenas usando unos harapos para cubrirse, el invierno no estaba lejos, si no los ayudaba ahora seguro morirían cuando las temperaturas bajaran más, aunque fueran lobos si no tenían la fuerza suficiente el frio terminaría por hacerlos caer.La ayudaron a bajar del carruaje, los pobladores con un gran asombro se acercaron, jamás un
La cena con sus familiares fue mucho más agradable que el desayuno con sus suegros, en esta ocasión sus tíos charlaban de manera alegre, le contaban un sinfín de cosas directamente a la princesa que escuchaba maravillada todo lo que salía de sus labios.— Tu hermano mayor, volvió de su viaje finalmente, sé que te ha traído muchos regalos, aunque se siente triste de no haber podido estar presente para tu boda — comentaba su tía.— Lo extraño bastante, espero que pueda venir pronto, claro, si a sus majestades no les molesta — dijo aquello observando a sus suegros.— Para nada, esperamos poder ver al príncipe heredero pronto, la ultima vez que tuvimos el honor, él era apenas un niño — respondió Quinn—, ya debe ser todo un hombre ahora.— Si, se parece mucho a mi padre físicamente— añadió Elarimil.— ¿ya es casado? — pregunto Niel.— No, mi sobrino ha querido abstenerse aun de contraer nupcias, aunque esperamos que se comprometa pronto, sus padres quieren cederle el tron
Fueron unas noches terribles para Keith, habían pasado semanas desde el pleito con su esposa, ella no quiso volver a compartir la cama con él, dentro de su tontería, el príncipe visito en una de esas noches a Anne otra vez, pensó que nadie lo habría notado, pero se equivocó, las mucamas si se dieron cuenta y las noticias de su infidelidad se corrieron como pólvora entre toda la alta sociedad, Elarimil se alejó del ojo público un par de días, incluso evito ver a su esposo durante ese periodo, así que Keith no sabía cómo se encontraba su mujer, lo que provocaba que en las noches que no lograra conciliar el sueño, solo daba vueltas en su cama y miraba la luz nocturna que se colaba por una de las ventanas, se sentía frustrado a mas no poder, no entendía que debía hacer, quería ir a buscar a su esposa, pero también sabía que, si lo hacia ella terminaría corriéndolo, tampoco podía ir a ver a Anne, eso seria una locura, se pasaba la noche entera sobre pensando las cosas y cuando se dio cuent
— Los reyes cederán el trono a su hijo en seis meses, los próximos monarcas serán el príncipe Keith y su esposa la princesa Elarimil — anunciaba el portavoz de los reyes.— Confiamos en que ellos guíen nuestro pueblo hacia un futuro radiante — exclamo la reina.Los príncipes estaban sentados a un costado de los reyes, se estaba celebrando un enorme banquete en honor al joven matrimonio, los gobernantes de los demás reinos se encontraban reunidos en el festejo, aprovecharon la ocasión para dar el anuncio de la coronación de los nuevos reyes, había pasado dos meses después de la reconciliación de la joven pareja, aunque su esposo lo juro, Anne todavía rondaba al lobo, después del gran banquete, un baile se realizó, la princesa estaba con sus padres, sus hermanos también estaban presentes, pero ellos bailaban con algunas princesas y nobles del reino de los lobos.— ¿Cómo te trata? — pregunto Milton a su hija.— Me trata bien, nos llevamos bien — mintió un poco ella.— El m
Elarimil era una hábil jinete, desde pequeña fue instruida en ello, así que le era fácil avanzar a gran velocidad con la intención de dejar atrás a su esposo que no dejaba de seguirla, sabía que tenían que ir juntos al pueblo, pero estaba molesta, en la corte podía aparentar que no le importaban los comportamientos de su marido, pero en solitario dejaba salir toda su molestia.— ¡Majestad! ¡Va muy rápido! — algunos de los guardias que iban tras ella, se preocuparon por la velocidad que la princesa usaba.No los escucho y continuo con su velocidad hasta que vio cercano el pueblo, fue entonces que finalmente disminuyo poco a poco hasta encontrarse en la entrada principal donde varios pobladores ya la esperaban, siempre la recibían con flores y ovaciones, la amaban profundamente, así como ella amaba a los pobladores.— Su majestad, anhelábamos su regreso — decían en coro.— Estaba ansiosa por visitarlos de nuevo, vengan, tenemos que inaugurar una escuela.Solo volteo cuando not
— Muchas felicitaciones por el compromiso — Elarimil abrazo a su cuñada.— Gracias, soy muy feliz, Ela — exclamo Leslie—. Tú hermano es el hombre con quien siempre soñé, fue amor a primera vista.— Que afortunados— respondió la princesa con genuina felicidad por ella.De verdad le hacia feliz que su hermano fuera a casarse con Leslie, ella era una mujer muy amorosa, a diferencia de sus otras hermanas, ella destacaba en belleza y aptitudes, eran una dama muy instruida, en pintura, canto y piano, su hermano tendría una gran esposa.— ¿Cuándo iremos al Oeste? — pregunto Keith a sus padres.— En dos días — respondió la reina—, tu hermana se ira primero, viajara con sus futuros suegros.— Dejare mis asuntos y los de mi esposa listos entonces — el lobo miro a su esposa que seguía con su hermana—.— Muy buena idea, así en el pueblo todo seguirá construyendo aun en su ausencia.— Los elfos se marcharán hoy, los necesitan en el frente del conflicto, los salvajes están d
El sueño parecía muy real, el lugar le parecía conocido aunque estaba seguro de que no pertenecía a ningún rincón de su reino, quería acercarse a ella, pero se miraba tan lejana, sin embargo extendía la mano al príncipe, corría a su encuentro, la llamaba con desespero, al momento en que estaba por tomarla despertó de golpe, al alzarse, observo a su esposa dormir a su lado plácidamente, aun era de noche, todo estaba oscuro y no entendía nada de lo que había ocurrido en el sueño, si es que eso era.Volvió a dormir, aunque ya no de forma profunda, al contrario de la princesa que no despertó hasta que su compañía entro a la habitación como cada mañana, su esposo ya no estaba, no le sorprendía, él siempre se iba primero, se levanto para vestirse, bostezo con cansancio, luego fue a desayunar esta vez en compañía de sus damas, pidieron su presencia con ellas esa mañana, además le avisaron que Keith se retiro por la mañana a una expedición de caza, no desayunaría con ella.— Escuchamos que
Viajaron por varios días hasta que fueron capaces de divisar el reino de los Morgoth, su esposo no la acompañaba en el carruaje, había decidido terminar de recorrer el camino en su forma de lobo, le ofreció a su esposa llevarla sobre su lomo, pero ella se negó pensando que podría ser peligroso ya que no tenia conocimiento alguno de como ir sobre un lobo, le dio algo de miedo, su esposo lo comprendió y la dejo en el carruaje, los pobladores recibieron con flores a los miembros de la familia Phoenix, se vieron sorprendidos, jamás pensaron que los vampiros serian tan amables con ellos, se sentía bien, ahora con la alianza entre las dos grandes familias, los ciudadanos creían en un futuro lleno de gloria para sus pueblos.Elarimil saco la cabeza saludando a los vampiros que recibían con emoción a su amada princesa, cantaban su nombre y le dedicaban palabras cargadas de amor, ella los saludo por igual tomando flores que llegaban hasta sus manos, su rostro se ilumino con dicha al ver a su a