Fueron unas noches terribles para Keith, habían pasado semanas desde el pleito con su esposa, ella no quiso volver a compartir la cama con él, dentro de su tontería, el príncipe visito en una de esas noches a Anne otra vez, pensó que nadie lo habría notado, pero se equivocó, las mucamas si se dieron cuenta y las noticias de su infidelidad se corrieron como pólvora entre toda la alta sociedad, Elarimil se alejó del ojo público un par de días, incluso evito ver a su esposo durante ese periodo, así que Keith no sabía cómo se encontraba su mujer, lo que provocaba que en las noches que no lograra conciliar el sueño, solo daba vueltas en su cama y miraba la luz nocturna que se colaba por una de las ventanas, se sentía frustrado a mas no poder, no entendía que debía hacer, quería ir a buscar a su esposa, pero también sabía que, si lo hacia ella terminaría corriéndolo, tampoco podía ir a ver a Anne, eso seria una locura, se pasaba la noche entera sobre pensando las cosas y cuando se dio cuenta, ya había amanecido.
Se levantó para poder darse un baño, creyó que sumergido en la tina podría darse un poco de tranquilidad, así fue, una vez la tina estuvo lista de sumergió por completo, le gustaba aguantar la respiración bajo el agua por unos segundos, al salir a tomar aire se sintió mejor, apoyo la cabeza en el borde de la bañera mirando hacia el techo, tomo la decisión de no engañar mas a su esposa, por mucho que amara a Anne, debía ser fiel a su mujer, habían hecho un voto de fidelidad ante el altar.— Su majestad, su padre, el rey, desea tener una audiencia con usted a la brevedad posible— le anuncio una de las mucamas.— ¿Dijo en dónde?
— En los jardines imperiales.
— Bien, estaré ahí rápidamente— respondió y luego miro a la mucama—. Oye ¿De qué color se vistió hoy la princesa? — pregunto de pronto, la mujer oculto su sorpresa ante tal pregunta.
— De azul marino, su majestad.
— Gracias.
Salió de la tina y pidió usar un traje que tuviera los mismos tonos del vestido de su esposa, la persona que confeccionaba sus ropas era la misma, así que no tuvo mayor problema en darle un traje con tonalidades negras y detalles en azul marino, incluso el lazo con el ato sus largos cabellos esa mañana era del mismo color.Luego de vestirse fue rápidamente al encuentro con su progenitor, él ya lo esperaba en los jardines, el rey tenía una enorme afición por la jardinería y le gustaba cada mañana visitar los rosales que adornaban esa zona, al sentir la presencia de su hijo fue que sus ojos se fueron hasta el joven.— Padre.— Keith — lo llamo y una vez se puso enfrente suyo le dio una bofetada lo cual tomo por gran sorpresa al príncipe.
— ¿Qué fue eso?
— Todos en el palacio están hablando de que sigues visitando la alcoba de Anne, eres un tremendo idiota ¿Acaso quieres que apunten más a tu esposa? — hablo el monarca con clara molestia—, tu madre y yo nos desvivimos por conseguirte una buena mujer ¡Y tú la tratas de esa forma! La servidumbre habla, escucharon tu pleitecito con ella y con el elfo, te han mirado salir de los aposentos de Anne, Elarimil se ha ganado el amor de todo el pueblo, si te ganas su desprecio por tratarla mal, estarás acabado.
— Para empezar, no tenía que haberme casado con ella, tu y madre sabían que Anne era mi prometida — replico el príncipe—, ella es una desconocida para mí.
— Esa mujer nunca ha estado a tu nivel y lo sabes, ese compromiso jamás se aprobaría por nadie, permitimos que lanzaras una cana al aire estando con ella, pero eres el futuro rey de este reino, comienza a comportarte como tal.
— Pero…
— No quiero escuchar excusas, Keith, tienes una buena esposa, que se preocupa por el pueblo, que tiene todo lo necesario para ser una gran reina, como tu madre, respétala.
El monarca no quiso escuchar la respuesta de su hijo, se retiró al palacio una vez termino de hablar, el joven príncipe nuevamente se sintió frustrado, ni siquiera tenia a sus padres de su lado, no los culpaba tampoco, Elarimil era de esa clase de personas que se ganaba fácilmente el amor de los demás, suspiro agotado y volvió al palacio, era hora del desayuno con su familia, ahí estaba su esposa, sentada entre sus hermanas, las escuchaba pedirle dar paseos o tomar el té juntas, ella se dio cuenta de que iban iguales en colores, pero no dijo nada, tampoco respondió a la sonrisa que su esposo le entrego al verla.
— Oh, Elarimil, debe ser maravilloso tener el cabello blanco — decía una de sus cuñadas.— Me gusta, aunque a veces me imagino con otros colores — respondió ella entre pequeñas risas.
— Esperamos que nuestros futuros sobrinos tengan el cabello como tú, es demasiado bonito — exclamaba la otra.
— Ya es hora de comer, niñas— la reina les sonrió a las chicas—, querida, he leído el reporte de tus avances en las mejoras del pueblo, son maravillosas.
— Muchas gracias, su majestad — la princesa sonrió más.
— Keith, deberías acompañar a tú esposa al pueblo la próxima vez— menciono Quinn mirando a su hijo.
— Lo hare, madre, muero de ganas por ver todo lo que mi Elarimil ha hecho— ese énfasis en sus palabras sorprendió a los presentes, excepto a la misma Elarimil.
— Es tan romántico que combinaran colores hoy — exclamo una de sus hermanas.
La pareja respondió solo con una sonrisa, pero en los ojos de la princesa aun se notaba la molestia, el desayuno transcurrió con normalidad, al terminar, la peliblanca salió a despedir a sus familiares que partían esa mañana, nuevamente agradeció a su primo por la ayuda de la noche anterior, estaban tomados de las manos mientras hablaban frente a frente.
— Si un día no puedes más, mándame una carta, te sacare de aquí — le dijo el elfo de inmediato.— No dudes que lo haría, aunque aun puedo soportar un poco más — respondió ella.
— No deberías, pero eres terca igual que tus hermanos — emitió una tenue sonrisa.
— Es de familia — exclamo sonriente—, iré pronto a los bosques, quiero participar en los torneos de arqueros.
— Te esperaremos ansiosos.
Beso las mejillas de la princesa antes de apartarse, solo le lanzo una mirada al príncipe que se había quedado metros atrás, el desagrado era mutuo, Keith se sentía mejor con ese elfo lejos de ella, no quería que la convenciera de dejarlo, sería una enorme humillación para él si su esposa lo abandonaba y solicitaba un divorcio. Al desaparecer el carruaje de los elfos, el lobo se acerco hasta quedar a un lado de su esposa, intento tomarle la mano, pero ella la aparto discretamente.— Tu desprecio me lastima — le dijo él— Debiste pensar en eso antes — respondió ella sin mirarlo—, todos se están burlando de mí, tu amante no tardo ni cinco minutos en decirle a todos que se acuesta contigo.
— Te juro que no volverá a pasar — sus palabras sonaban sinceras.
— Con permiso.
Solo inclino la cabeza un poco antes de darse vuelta para retirarse de ahí, estaba evitando a su esposo por completo, dolía que mientras cruzaba el pasillo principal, los nobles que paseaban por ahí susurraban palabras de lastima hacia ella, la pobre princesa que era engañada por su esposo, tenia que apretar los dientes para no romperse en llanto frente a todos, lo que falto de camino hasta su nueva habitación, los recorrió casi corriendo.Una vez en su saloncito personal fue que dejo salir sus lágrimas, se encerró ella sola para poder llorar en paz, sus damas de compañía no trataron de entrar con ella, entendían que la princesa necesitaba tiempo a solas, pero se quedaron cerca por si llegaba a necesitarlas, sin embargo, fueron sorprendidas por el príncipe que había ido detrás de su esposa.— ¿Dónde está? — pregunto.— En su saloncito, su majestad — respondió Margot—, pero…debería darle un momento a solas— los sollozos de la princesa eran perfectamente audibles en donde ellos estaban.
— Esta llorando, no la dejare así.
— Señor, no creo que ella quiera verlo ahora.
— Ya se que tengo culpa — admitió Keith—, necesito disculparme, retírense.
Las damas hicieron una leve reverencia antes de marcharse, al verlas salir se acerco a las puertas del saloncito, podía escucharla llorar, incluso los comentarios de los nobles llegaron a sus oídos, les daba tanta pena la pobre princesa, era despreciada por su esposo que prefería acostarse con una noble de bajo rango que, con su mujer, algunos culparon a Elarimil, de ser frígida y poco atenta hacia el príncipe, pero el verdadero culpable era el hombre que estaba ahí con las manos en la puerta.Iba a tocar, pero si lo hacia ella iba a correrlo, así que mejor abrió las puertas encontrándose con su esposa recostada en un sofá llorando, al verlo se alzo de inmediato, él cerro detrás suyo, se encamino a la princesa con rapidez, la dama busco una salida.Estuvo a punto de hablar, pero él se adelanto al abrazarla con fuerza.
— Perdóname, te falte al respeto — dijo él, Elarimil no respondía—. Me doy cuenta de mi error, déjame mostrarte que estoy arrepentido, solo dame la oportunidad.— Se burlaron de mi…
— Lo sé y es mi culpa…— dijo él y saco un pañuelo para secarle las lágrimas—, no lo hare de nuevo, te lo juro.
Ella buscaba mentira en sus ojos pero no encontró nada, su esposo estaba siendo sincero con sus palabras, lo abrazo como una respuesta, Keith se sintió con un peso menos en sus hombros, su esposa lo perdonaba, al alzar ella la mirada nuevamente, se acercó a besarla en los labios, fue un beso lento, la sujeto de su pequeña cintura, con facilidad la alzo para llevarla al sofá donde minutos antes había estado llorando, la recostó y se colocó encima suyo, lo atrapo la sorpresa al ver que su esposa tomaba la iniciativa moviendo las manos para sacarle la parte superior de la ropa.— Tendrás que pedir un vestido nuevo — dijo Keith.Ella estaba por responder cuando las fuertes manos de su esposo desgarraron el vestido por completo, se sonrojo ante tal salvajismo suyo, le gustaba, aunque le diera pena admitirlo, la hacia sentirse deseada en exceso por su esposo que recorría su desnudez con la lengua, presto atención a sus senos en esa ocasión, ejerció fuerza por su parte también desgarrando su camisa y su pantalón, el príncipe emitió una risa baja, era adorable verla tomar el control.— Déjame…déjame probar algo nuevo…—pidió apenada.— ¿Nuevo?
Afirmo y se alzo para provocar que su esposo se sentara, no le iba a decir que había leído días atrás durante sus días encerradas algo de lectura erótica, aprendió porque entre sus pensamientos había surgido de nuevo el pagarle a su esposo con la misma moneda, aunque al final no lo hizo, no había ningún otro lobo que le pareciera atractivo, así que abandono por el momento la idea.La sorpresa se apodero del lobo nuevamente cuando su mujer comenzó a usar su boca para darle placer, eran movimientos torpes e inexpertos, pero eso no importaba, él estaba mas que complacido, no le podía quitar los ojos de encima, aparto cabellos de su rostro para verla perfectamente, emitió gemidos y pronunciaba su nombre.— Elarimil…Dioses…eres maravillosa…No aguanto, después de unos minutos la tomo en sus brazos para ponerla encima suyo, de frente, la acomodo para que se sentara y poseerla de esa forma, la princesa gemía cuando se introdujo en ella, en esa posición quien tenia mas el control era la chica, poso sus manos en los hombros ajenos para impulsarse, lentamente comenzó a moverse de arriba abajo, impuso una velocidad media, primero iba lento para acostumbrarse al gran tamaño de su esposo, él poso las manos en su espalda, se acerco a besarla y sus senos se rozaban contra el fuerte pecho del pelinegro.El beso se intensifico, estar en el sofá no fue suficiente, terminaron sobre la alfombra, encima de los restos de sus prendas, el lobo dejo marcas en la piel blanca de su esposa, se encargó de hacerle sentir todo el placer posible.Quería que le creyera que le seria completamente fiel a ella.— Los reyes cederán el trono a su hijo en seis meses, los próximos monarcas serán el príncipe Keith y su esposa la princesa Elarimil — anunciaba el portavoz de los reyes.— Confiamos en que ellos guíen nuestro pueblo hacia un futuro radiante — exclamo la reina.Los príncipes estaban sentados a un costado de los reyes, se estaba celebrando un enorme banquete en honor al joven matrimonio, los gobernantes de los demás reinos se encontraban reunidos en el festejo, aprovecharon la ocasión para dar el anuncio de la coronación de los nuevos reyes, había pasado dos meses después de la reconciliación de la joven pareja, aunque su esposo lo juro, Anne todavía rondaba al lobo, después del gran banquete, un baile se realizó, la princesa estaba con sus padres, sus hermanos también estaban presentes, pero ellos bailaban con algunas princesas y nobles del reino de los lobos.— ¿Cómo te trata? — pregunto Milton a su hija.— Me trata bien, nos llevamos bien — mintió un poco ella.— El m
Elarimil era una hábil jinete, desde pequeña fue instruida en ello, así que le era fácil avanzar a gran velocidad con la intención de dejar atrás a su esposo que no dejaba de seguirla, sabía que tenían que ir juntos al pueblo, pero estaba molesta, en la corte podía aparentar que no le importaban los comportamientos de su marido, pero en solitario dejaba salir toda su molestia.— ¡Majestad! ¡Va muy rápido! — algunos de los guardias que iban tras ella, se preocuparon por la velocidad que la princesa usaba.No los escucho y continuo con su velocidad hasta que vio cercano el pueblo, fue entonces que finalmente disminuyo poco a poco hasta encontrarse en la entrada principal donde varios pobladores ya la esperaban, siempre la recibían con flores y ovaciones, la amaban profundamente, así como ella amaba a los pobladores.— Su majestad, anhelábamos su regreso — decían en coro.— Estaba ansiosa por visitarlos de nuevo, vengan, tenemos que inaugurar una escuela.Solo volteo cuando not
— Muchas felicitaciones por el compromiso — Elarimil abrazo a su cuñada.— Gracias, soy muy feliz, Ela — exclamo Leslie—. Tú hermano es el hombre con quien siempre soñé, fue amor a primera vista.— Que afortunados— respondió la princesa con genuina felicidad por ella.De verdad le hacia feliz que su hermano fuera a casarse con Leslie, ella era una mujer muy amorosa, a diferencia de sus otras hermanas, ella destacaba en belleza y aptitudes, eran una dama muy instruida, en pintura, canto y piano, su hermano tendría una gran esposa.— ¿Cuándo iremos al Oeste? — pregunto Keith a sus padres.— En dos días — respondió la reina—, tu hermana se ira primero, viajara con sus futuros suegros.— Dejare mis asuntos y los de mi esposa listos entonces — el lobo miro a su esposa que seguía con su hermana—.— Muy buena idea, así en el pueblo todo seguirá construyendo aun en su ausencia.— Los elfos se marcharán hoy, los necesitan en el frente del conflicto, los salvajes están d
El sueño parecía muy real, el lugar le parecía conocido aunque estaba seguro de que no pertenecía a ningún rincón de su reino, quería acercarse a ella, pero se miraba tan lejana, sin embargo extendía la mano al príncipe, corría a su encuentro, la llamaba con desespero, al momento en que estaba por tomarla despertó de golpe, al alzarse, observo a su esposa dormir a su lado plácidamente, aun era de noche, todo estaba oscuro y no entendía nada de lo que había ocurrido en el sueño, si es que eso era.Volvió a dormir, aunque ya no de forma profunda, al contrario de la princesa que no despertó hasta que su compañía entro a la habitación como cada mañana, su esposo ya no estaba, no le sorprendía, él siempre se iba primero, se levanto para vestirse, bostezo con cansancio, luego fue a desayunar esta vez en compañía de sus damas, pidieron su presencia con ellas esa mañana, además le avisaron que Keith se retiro por la mañana a una expedición de caza, no desayunaría con ella.— Escuchamos que
Viajaron por varios días hasta que fueron capaces de divisar el reino de los Morgoth, su esposo no la acompañaba en el carruaje, había decidido terminar de recorrer el camino en su forma de lobo, le ofreció a su esposa llevarla sobre su lomo, pero ella se negó pensando que podría ser peligroso ya que no tenia conocimiento alguno de como ir sobre un lobo, le dio algo de miedo, su esposo lo comprendió y la dejo en el carruaje, los pobladores recibieron con flores a los miembros de la familia Phoenix, se vieron sorprendidos, jamás pensaron que los vampiros serian tan amables con ellos, se sentía bien, ahora con la alianza entre las dos grandes familias, los ciudadanos creían en un futuro lleno de gloria para sus pueblos.Elarimil saco la cabeza saludando a los vampiros que recibían con emoción a su amada princesa, cantaban su nombre y le dedicaban palabras cargadas de amor, ella los saludo por igual tomando flores que llegaban hasta sus manos, su rostro se ilumino con dicha al ver a su a
Luchar contra el deseo que despertaba el vampiro en ella era algo casi imposible de combatir, él la llevo a la cama en medio de ese apasionante beso, tenia manos muy hábiles, era un hombre con conocimientos previos, eso fue fácil de adivinar para ella, pero quería detenerse, su virtud como princesa estaba colgando de un hilo y todo seria peor si alguna mucama de daba cuenta de la presencia del vampiro.— Deja de pensar tanto — la alerto el vampiro— Te leo la mente, piensas en detenerme, pero tu cuerpo me dice otra cosa.— No quiero hacerlo— se aparto un poco—, mi virtud debe permanecer intacta hasta mi matrimonio.— Eso les preocupa mucho a las princesas de hoy en día — se burlo él paseando la mano bajo el camisón ajeno.— Es porque para ustedes los hombres la cosa es muy diferente, nadie los cuestiona— se levanto de la cama acomodando su camisón—, así que le sugiero, príncipe que se retire a sus aposentos, aquí no conseguirá lo que quiere.— Esta muy equivocada, prince
Dorian no fue capaz de dormir, observaba el cuerpo de su amante a su lado, ella estaba profundamente dormida, suspiro con pesar, se sentía intranquilo, salió de la cama colocándose una larga bata de seda color negro con detalles rojos, camino en la penumbra de la madrugada hacia la biblioteca, fue buscando a alguien en especial.— Sentí que me llamaba aquí — dijo el joven príncipe—, su majestad.— Bueno, se que mi hija no esta en sus aposentos, fue fácil adivinar donde estaba— la reina Quinn llevo sus ojos al vampiro—— No la obligue a venir, si eso desea saber — Dorian tomo asiento frente a la reina—, además, pedí su mano en matrimonio si no lo recuerda, creo que no podrá negarse ahora.— Puedo hacerlo y lo hare, no dejare que mi hija despose a un asesino con hijos bastardos y más amantes que años.— Me ofende, pero sus acusaciones son reales, tengo hijos, pero amantes no, pretendo serle fiel a su hija— Dorian sonrió de medio lado —, además, podríamos negociar.— ¿A
Disfrutaron de la corta celebración, a primera hora de la mañana Elarimil y su esposo se marcharon de vuelta a su hogar, la chica se despidió de su familia, decidió viajar sobre la espalda de su esposo convertido en lobo, era una criatura muy grande, entendía porque lideraba el ejercito principal de los Phoenix, subió en él, se sujetó como Keith le enseño la noche anterior y se marcharon tomando una ruta mucho mas corta al palacio del norte, llegarían antes que el resto de la familia. Tomaron un descanso cerca de un arroyo, la princesa bajo de su esposo para acercarse a manto de agua, se inclino para sacar agua en un cuenco que ofreció al pelinegro que descansaba recostado en el suelo. — ¿Estas agotado? — pregunto sentándose a su lado. — Un poco, estaré bien en unos minutos — respondió luego de tomar el agua. — Le puse un pequeño hechizo para que recuperes las fuerzas— hizo que recostara la cabeza en su regazo. — ¿Sabes mucho de magia? — pregunto él con curiosidad. —