Los chicos desaparecen, diciéndome que van a recorrer la casa, mientras yo camino a la parte este del primer piso donde solo se ven dos puertas. La primera, esta al final del pasillo y la segunda, en la pared a la derecha. Desde mi lugar, veo como los chicos suben las escaleras al segundo piso y por ello, camino hacia el pasillo donde el mayordomo ya me espera. Cuando llego a la puerta, deseo que lo que vea no me haga débil. Porque, aunque sé que lo está intentando al enviarme detalles y a los niños, siento que no es suficiente. No lo es si lo que queremos es resolver todas las diferencias que nos han llevado a este punto.— Llámeme si necesita algo, señora. — dice el mayordomo para marcharse.Respiro profundo y como si estuviera el principio de mi fin al otro lado de la puerta, abro lentamente la misma, impregnándome del olor a pintura. Intentando no toser, abro la puerta viendo a mi aun esposo, dibujando sobre la pared blancaSu espalda, con marcas de guerra y tatuajes, me recibe
Sentía que no podía quedarme mucho tiempo aquí o por lo menos, no podía hacerlo si él seguía sin colocarse una camisa. Porque era claro que la causa de mi excitación, era su cuerpo. Su excitante cuerpo.— ¿Estas segura que solo era eso? Porque algo me dice que me estas ocultando algo. — dice Curthwulf y yo trago duro.Que piense lo que sea, excepto, que llegue a la verdad. No quiero que piense que soy una lujuriosa y menos, que voy a ignorar las reglas que hemos dejado claras. — También me sorprendió encontrarte aquí.— Lo siento, quería dejar los dibujos listos antes que te fueras, pero, no me gustaron y terminé borrándolos al menos cinco veces.— ¿Todos? — pregunto deseando que fuera una broma, pero, él asiente tan serio que no da espacio para la burla o duda.— Sí, quiero que las cosas queden bien con los bebés, pero, lamentablemente las cosas no están resultando como se esperan y por eso, he perdido bastante tiempo en hacerlos.>> Pero, no te preocupes, ya me marcho. Enviaré a al
Necesitaba calmarme un poco o estaría en graves problemas. Por lo que, intenté alejarme de él. Pero, paso que retrocedía, él lo daba para acercarse a mí, provocando que yo quedara contra la pared y su cuerpo. Dios, ¿Por qué siento que estoy delante de un depredador demasiado peligroso para mi corazón? Siento que está latiendo demasiado rápido. — digo mentalmente.— Bueno, creo que dejaré que sigas en tus cosas.— Podemos hacerlo juntos. Me sirve que estes aquí, para que me digas que estoy haciendo mal. — dice Curthwulf y algo me dice que no está hablando de los dibujos.— No soy una experta en los dibujos. Así que, lo mejor es que no haga parte de lo que desconozco.— Quédate, por favor. Te aseguro que no te haré algo. — promete y en mi mente me quejo.¿Cómo es posible que no quiera hacerme algo? Yo quiero siquiera un poco de toques excitantes. Pero, no puedo empezar yo. Si lo hago, no serán solo toques. — Por favor, aléjate un poco de mí. Estas invadiendo mi espacio personal. — dig
El beso era ardiente, incluso más de los besos ardientes que he soñado antes y eso, solo me hace gemir. Estaba feliz, estaba en mi lugar favorito; debajo de él. Como en sueños anteriores, él siguió mi beso y lo profundizo de una forma que no pude evitar gemir.Ese hombre me enloquecía y por eso, siempre soñaba con él y nunca me cansaba. Sin embargo, no podía fingir que también me había decepcionado. En pocas palabras, era adicta al sexo que me daba, aunque en su forma de ser, no me satisfacía con la misma intensidad. Sus manos viajaron a mi cintura, la cual, apretó con fuerzas, mientras dejaba caer su cuerpo sobre el mío. Su dureza, se sentía magníficamente y eso, me hacía enloquecer. Era como si su pelvis presionara un botón oculto que me calentaba, mientras sus labios amaestrados, me domaban y me hacían sumisa. Era jodidamente excitante este sueño y lo mejor es que no iba a tener remordimientos porque solo estaba en mi mente. Con deseo, lo besé mientras acariciaba sus brazos y esp
Era evidente que lo había molestado, se sentía en el beso que había empezado a darme y como sus toques eran bruscos. Algo que me enojaba. Me molestaba que él sabiendo que no era un sueño, me mintiera.Me enojaba que dejara que me besará y yo le confesara que tenía sueños húmedos con él, solo por no diferenciar el sueño de la realidad. Me molesta la brusquedad con la que me toca y besa, pero mi molestia mayor es conmigo.Porque incluso cuando me ha engañado y yo he caído en su engaño, sus toques violentos, me enloquecen. Me calientan de una manera, que me hace perder la fuerza para intentar empujarlo y solo hace que yo quiera seguir el ritmo violento de su placentero ataque.— Eres un malnacido. ¡Aléjate de mí! — grito cuando nos separamos para recuperar el oxígeno que hemos perdido.— No lo haré. Eres mía, Charlotte y hoy voy a recordártelo — dice Curthwulf firme y de inmediato, intenta besarme, pero, yo giro mi rostro a un lado para impedirlo.— Si que has caído demasiado bajo. No so
No había marcha atrás. No había forma que retrocediera o impidiera sentir más placer. Porque con el simple contacto de nuestra intimidad, comprobé que era lo que más extrañaba de él; lo bien que nos vemos y sentimos al estar juntos.Los gemidos comenzaron a escucharse cada vez más fuertes, mientras nos tocábamos con brusquedad y besábamos con intensidad. El tiempo fuera que habíamos acordado, no nos iba a dar el reposo después de un partido, sino, el agotamiento de una buena jugada.Él se sentía en casa y yo también, sus gemidos, era la música orgásmica que tanto había extrañado, sus besos, era el toque que tanto anhelaba y las sensaciones que experimentaba, eran más placenteras que todo lo que en mis sueños había creado. Estaba en la gloria y sus expresiones y gruñidos, me decían que él también.— Dios…— susurro mientras me aferro a su espalda. Justo cuando creo que un orgasmo estaba por invadirme, él me toma las manos y las coloca a cada costado de mi cuerpo, sin detener su ataque
Los besos suaves, hacen que recuerde nuestros momentos siendo felices. Esos donde no había tantos problemas que se robaran nuestro tiempo juntos. En esos donde las distancias eran mínimas y el amor estaba al máximo.Los besos siguieron subiendo su intensidad y como si lo hubiese planeado, termino dejando a un lado mis preocupaciones y subiendo a su cuerpo, tomo el control de la situación, donde el calor de nuestros cuerpos aumenta.Apenas nuestros cuerpos habían llegado al límite, pero, nuestras bocas estaban protestando porque no habían tenido suficiente. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, mi pecho e incluso mi vientre, mientras yo disfrutaba del toque de cada musculo de su torso, espalda y brazos. A cada paso, despertaba un calor por la zona y su miembro que no había perdido su dureza, acariciaba mi pelvis mientras con caricias, demostrábamos que necesitábamos más que orgasmos, necesitábamos tener un contacto que demostrara cuanto nos queríamos y lo estábamos teniendo just
Las horas pasan y salgo del dormitorio en busca de comida, porque después de ducharme, me acosté en la cama. Pero, el olor de nosotros impregnados en toda la habitación me impide dormir. Sentía que en cualquier momento recibiría un ataque.Caminando por la casa, me doy cuenta de que es fácil perderse. Sin embargo, las risas de los niños me dirigen a lo que es la cocina de la casa. Una cocina tradicional que muestra cómo eran las cocinas en Venecia hace más de un siglo y como se adecuan para el tiempo actual.Es un golpe de antiguo con nuevo, algo que veía bastante en las propiedades de Seok Min. De inmediato, mi mente piensa en lo mal que puede estar pasándolo. Pero, al confirmar que es lo mejor, avanzó al punto de que los tres hombres que conforman mi familia, noten mi presencia.— Mamá, no debías salir del dormitorio. Estamos preparando una cena para que comas en la cama. — dice Zaid y yo sonrío al ver la emoción en su mirada.— Me sentía sola, así que, Sali en busca de un poco de c