Nicholas estaba metido en sus pensamientos, no dejaba de preguntarse si realmente el vínculo se había establecido con esta preciosa chica que no dejaba de observar la conexión fue tan grande que no se percató de que era una humana, pero que destetaba desde hace bastante tiempo, su voz era como la melodía más dulce que nunca escuchó y lo más importante se convertiría en su esposa. Sin embargo no podría enamorarse de ella.
— ¡Oye! Ya me estas mirando raro, yo voy a entrar con permiso –Lena intentó hacerlo a un lado, pero Nicholas se lo impidió tocó el dorso de su brazo y todo su interior se removió, la electricidad que recorrió todo su cuerpo cargó de energía cada fibra de su ser, definitivamente Lena era su mate.
— Lo siento, ¿Cómo sabes que tu prometido no ha llegado? Has estado aquí sola –Ella se encogió de hombros.
— Nadie ha venido a avisarme, asumo que no vendrá, no querrá casarse conmigo –Bajó la mirada y expresó con tristeza.
Nicholas, pensó que ciertamente no era su deseo atarse a un matrimonio con una mujer que estaría por encima de él, la vida siempre ha sido difícil para él y ahora se complica más, con una conexión del alfa y una humana.— A nadie le gusta ser obligado y menos a compartir su vida con alguien que no conoce, deberías entenderlo –Recordando su enojo al tener un destino ya trazado sin que él pudiera hacer o decir lo contrario.
— Lo acabo de comprender, ahora si me disculpas debo entrar y acabar con este circo –Lo miró fijamente a los ojos, sintió como aquellos espectaculares ojos verdes se filtraran en su interior desarmando por completo su alma.
Lena. –
— ¿Lena dónde has estado? Los reyes han estado preguntando por ti y yo ya no sé qué excusas dar –Elin le preguntó esperándola en la entrada preocupada y llamándole la atención.
— Caminaba por los jardines, oye acabo de conocer a un chico –Confesó ignorando el reclamo de su amiga.
— ¿Un chico? ¿Qué chico? –Elin agudizó su vista detrás de Lena pero sin ver a nadie más que saliera de los jardines.
— Luego te comento de él, ¿Mi prometido? –Lena preguntó sintiéndose esperanzada, pero la expresión de lastima de su amiga le dio la respuesta.
— ¡Genial! Ahora seré la princesa plantada –Pasó por el lado de Elin como alma que lleva el diablo dejando a su amiga sin palabras.
Lena se mezcló entre los empleados, hasta el salón, seguía recibiendo felicitaciones de los asistentes, pero ella solo respondía con una media sonrisa, fue a encontrarse con sus padres cuando a lo lejos lo vio a él… el chico alto, espalda ancha, de tez blanca y unos bellos ojos color ámbar adornados con unas hermosas y perfectas pestanas y cejas su imagen era tan varonil que observó como las mujeres murmuraban sin dejar de verlo.
— Pero ¿Cómo llegó aquí tan rápido? –Se preguntó en un susurro.
Ese chico que hace unos momentos la hizo sentir tan bien, el hombre más apuesto que ha visto estaba a un lado junto a sus padres, de su pecho casi se le sale el corazón, con cada paso que daba las mariposas que pronto aparecieron en la boca de su estómago revoloteaban sin parar.— Madre, padre –Su mirada de inmediato se posó sobre los hermosos color ámbar.
— Hija, queremos presentarte a Nicholas Ottum tu prometido –Lena abrió los ojos sorprendida, acababa de demostrarle sus miedos y frustraciones a su… prometido, Nicholas la observaba con una sonrisa seductora, que la desarmó, pero todo esa sensación se fue cuando recordó su comentario sobre los matrimonios arreglados.
— Me parece que es una falta de respeto hacia mis padres y hacia mi llegar tarde –Escupió con enojo sorprendiendo no solo a sus padres, sino a su prometido y a su tío.
— Le pido mil disculpas –Dijo Nicholas haciendo una reverencia y tomando su mano dándole un dulce beso que ocasionó que las piernas de Lena se volvieran gelatina. –Demoré porque quería darte un regalo único igual que tu belleza. –Sacó de su bolsillo una pequeña caja adornada con detalles en oro, había un hermoso y singular anillo de oro rosado con un zafiro azul intenso en forma de corazón. – ¿Uniría su vida y compartirla conmigo?
Lena se sonrojo notó como todos los presentes los observaba, no era la pedida de mano que ella soñaba en el fondo sabía que su matrimonio no era por amor, era más un compromiso pactado por dos familias, aun así ella estaba dispuesta a entregar su corazón y su alma a su futuro esposo, reaccionó asintiendo con una delgada línea entre sus labios.
— Sí, acepto –Todos los presentes comenzaron a aplaudir emocionados, las miradas de Lena y Nicholas se cruzaron un por un breve momento toda la algarabía de la celebración para ellos se detuvo.
TRES MESES DESPUES. -
Nicholas.-
Los preparativos de la boda real estaban viento en popa, todos anhelaban asistir al gran evento, personas entraban y salían ofreciendo sus servicios para el matrimonio de la princesa.
Después del compromiso, Nicholas no había vuelto por el palacio, estaba muy confundido, por una parte, deseaba ver a su compañera a cada momento por el otro no aceptaba su vínculo. Por lo que rápidamente volvió a sus andanzas, se revolcaba con cuanta mujer lobo se encontraba en su camino y calmar el deseo que le era inevitable sentir por ella, pero ninguna lo satisfacía por completo.
Mientras había bloqueado sus pensamientos, como alfa era el único de la manada que podía hacerlo, el único que podía tener privacidad, todos en su manada comentaban su compromiso, las mujeres en su manada sufrían por su futuro casamiento, lo que le impedía dejar de pensar en Lena cuando todo el mundo conversaba de ella.
La noche cayó en Brasov y esta vez frente al palacio se encontraba Nicholas en su forma de lobo, rugía frente al balcón de su luna, con agilidad rápidamente se coló dentro de su habitación, se detuvo frente a la enorme cama observándola como dormía, como su pecho subía y bajaba, sus pezones se hacían visibles debajo de la delicada tela de seda azul clara, se acercó a ella lentamente acercando su mano a su rostro acariciando su suave piel y aspiró su aroma , todo su interior tembló, sintió la necesidad de acariciarla de nuevo pero esta vez delicadamente sus dedos se deslizaron por su cuello bajando hasta llegar a su pecho, su entrepierna comenzaba a agitarse, la deseaba con locura, el contacto con su piel tuvo reacción en Lena que dormida soltó un pequeño gemido, Nicholas acercó sus labios a los suyos y dejo un tierno beso para luego desaparecer en la oscura noche.
— ¡Acéptalo! No podemos permitir que Ivar cumpla con los planes que tiene con ella, debes confesárselo, no podemos permitir que le haga daño.
Nicholas sacudía su cabeza gruñendo, sabía que su lobo tenía razón, no podía permitirle a su tío que le hiciera daño a Lena.
(…)
— ¿Dónde estabas? –Al encender la luz de su habitación su tío lo esperaba sentado.
— Solo patrullaba ¿Ahora vigilas lo que hago tío?
— Nicholas ¿Me ocultas algo?
— ¿Por qué habría de ocultarte algo Ivar?
— Has estado extraño desde el anuncio de tu compromiso, estas distante, callado, siento que me evitas.
— Pareces una mujer casada –Sonrió con sarcasmo. –No debo darte explicaciones sobre lo que pienso o lo que hago, no te preocupes estoy bien –Lo miró fijamente, mientras que Ivar los observaba con atención buscando alguna alteración en su expresión algún gesto, pero pudo evitarlo una vez más.
— Tienes razón, solo espero que no te hayas enamorado de la princesa, ella tiene las horas contadas.
— Yo decidiré cuando eso va a pasar, mientras tanto voy a divertirme con ella tanto como me sea posible, tenías razón es una preciosidad y solo va a ser mía además está dispuesta complacerme en todo –Avisó sin darle la cara intentando ocultar la ira que hacía hervir su sangre ante las palabras de su tío.
— Entiendo… tarde o temprano su destino seguirá siendo el mismo –Expresó Ivar sin importancia.
— Voy a descansar, déjame solo –Le ordenó, Ivar asintió y se retiró, no sin antes observarlo nuevamente con detenimiento, él sabía que Nicholas le ocultaba algo, pero en su condición no podría descubrirlo si le ocultaba sus pensamientos, Nicholas podía leer los pensamientos de su tío lo estaba vigilando con atención, pero era imposible que se diera cuenta de que ya había encontrado a su luna.
A horas del tan esperado evento Nicholas se sentía estresado, por lo que se desahogaba con una de las tantas mujeres que se ofrecía para saciar sus ganas. Deseaba proteger con todo su ser a su luna, pero su Ivar tenía razón, con él dentro del reino su manada tendría más oportunidades, en el pacto se establecía que la manada tendría los mismos privilegios que los habitantes de Brasov, pero todo quedó en el papel, la manada y sus familias han estado hacinados a una parte de territorio de la nación la realeza los ha tratado solo como los defensores del reino pero nada más, atrás muy atrás quedaron los derechos que podía tener su gente, un Brasoviano tenía más derecho que un miembro de la manada y eso acabaría con la llegada de Nicholas al reino. Sabía que manipulando a Lena podía hacer que él y su manada pertenecieran al reino como iguales, era el momento de una visita a su compañera.Se alistaba para salir cuando fue interrumpido por la mujer que seguía desnuda en su cama.— ¿Seguirem
Sus ojos se encontraron en medio de la penumbra, cargados de un deseo incontrolable y sus manos se deslizaron suavemente por las curvas de sus cuerpos, explorando cada centímetro con una delicadeza exquisita, los susurros de placer llenaron la habitación, mientras sus labios se unían en un beso hambriento. La habitación estaba impregnada de un ambiente de seducción y misterio, las sombras bailaban en las paredes, revelando solo destellos fugaces de su piel desnuda, cada contacto era un destello de electricidad, cada roce una promesa de placer y sus cuerpos se movían al ritmo de un deseo compartido, una sinfonía de suspiros y gemidos. El juego de miradas entre los amantes era tan intenso como el fuego que ardía en sus cuerpos, con movimientos sincronizados, se entregaron al placer mutuo, explorando cada rincón prohibido con una pasión desbordante y cada gemido era una melodía en el aire, cada contacto un destello de éxtasis. Nicholas descubrió sus colmillos era el momento de marcar
Nicholas había decidido que era importante que Lena se enterara de la verdad, de lo que él era cuanto antes, porque cuando ella dé a luz a un heredero este no solo será un príncipe y posteriormente el rey Brasov también será el alfa de la manada Ottum, por lo que era imperativo que ella descubriera la procedencia de su esposo. Pese a las objeciones de Ivar, Nicholas confesaría su verdadera identidad.— ¿Nicholas que hacemos aquí? ¿Por qué nos trajiste a este lugar y de madrugada? –Preguntaba la joven observando la oscuridad de la noche mezclándose con el sonido de las olas rompiéndose en la orilla.— Lena, tú has llevado una vida alejada de la realidad, en el mundo existen cosas, seres que… no te podrías imaginar –Nicholas expresó con inseguridad y temor.— Mi madre hace unos días me dijo algo parecido, no le entendí, pero ahora que lo repites ya me está dando un poco de miedo –Lo miró confundida.— No voy a decirte que no temas, porque necesitas estar alerta siempre, pero… Dudó era
Lena comenzó a cumplir con los deberes reales, de acuerdo a lo pactado Nicholas debía formar parte de la corte real en representación de la manada de lobos, algo que Lena en parte no soportaba, se mantenía alejada de él lo más que podía aunque frente a todos simulaba tener un matrimonio feliz. Cada día se sentía más sola no podía contarle a Elin nada de lo que sucedía, la frustración y la amargura se estaban apoderando de ella.— Debemos hablar sobre los viajes diplomáticos que debemos hacer, los demás no pueden darse cuenta de que tú y yo no parecemos un matrimonio Lena –Mencionó Nicholas interrumpiendo sus pensamientos. — No soy una persona hipócrita Nicholas, simplemente no confío en el… hombre que tengo a mi lado, fíjate ya comenzaste a exigir puestos claves para los miembros de tu manada dentro de la corte real. –Escupió con enojo.— ¡Ya basta Lena, yo solo estoy cumpliendo! –Nicholas tensó sus músculos intentando ocultar su enfado.— Me imagino que cumples con las exigencias de
Desde su habitación Lena observaba el bello paisaje, cerró sus ojos recordando la excitante noche de pasión que tuvo con Nicholas, con cada pensamiento los latidos de su corazón se aceleraban, nunca pensó que un hombre podría hacerla sentir tanto.Esa noche Nicholas le confesó también que Elin era una mujer lobo, la dejó anonadada, pero al escuchar la historia comprendió, ella amaba a su amiga, nunca tuvo ningún secreto con ella, pero esto tenía que ocultárselo, ya que según Nicholas la transformación de los lobos debe ser natural espontanea en el caso de Elin no sabían que sucedería si se le lanzaba una noticia como esa, pues era una hibrida y había pasado mucho tiempo entre los humanos.— Lena necesito hablar contigo no te quitaré mucho tiempo –Elin entró en la habitación. –Voy a irme –Soltó con seriedad.— ¿Qué? Pero ¿Por qué? –Lena se sobresaltó y al girar su cabeza miró a su mejor amiga de inmediato recordó la confesión de Nicholas sobre ella.— Porque siento que ya soy un estorb
Nicholas.-Aun adormilado Nicholas despertó con el vaivén del ataúd, cuando intentó moverse sintió el fuerte dolor en su espalda, observo el espacio reducido donde se encontrabaGritó desesperado al sentir el dolor en su espalda, su respiración comenzó a agitarse. — ¿Qué mierda? ¿Dónde estoy? –Agudizó su oído y escuchó las olas del mar, al intentar transformarse sintió más dolor en su pierna izquierda, había una cadena de plata pura que le impedía transformarse, comenzó a desesperarse el dolor en la espalda y el pequeño espacio le impedía moverse. – ¡MALDITO IVAR! Juro por la luna que voy a hacerte pedazos cuando te tenga en frente. Un pensamiento apareció en su mente ¡LENA! sabía que estaba en peligro en manos de Ivar, volvió a hacer un esfuerzo, pero el dolor no lo dejaba pensar claramente, le nubló la mirada cuando una fuerte ola sacudió el ataúd y haciéndolo desmayarse, no tenía la fuerza suficiente para escapar.Lena.-La situación en Brasov se complicaba día tras día, después
Nicholas.- Nicholas fue arrastrado por la marea hasta una hermosa isla, llena de una hermosa flora, en esta isla habitaban hadas, gnomos, ninfas y brujas blancas, fue encontrado en la orilla inconsciente, el trozo de plata incrustado en su espalda junto a las cadenas lo habían herido de gravedad.Astra la reina de las brujas estuvo cuidándolo por meses, Nicholas había llegado en muy mal estado, su espalda estaba hecha añicos, la cadena de plata lo debilitó, duró días y noches sin comer o beber, transformarse en lo que los fortalece y al no poder hacerlo y gracias a sus heridas Nicholas estaba al borde de la muerte. Ella estaba maravillada por la belleza de aquel hombre, ella estaba al tanto de la existencia de los hombres lobos, la isla estaba protegida de ellos no entendía cómo es que él pudo atravesar el muro invisible de protección. Sin embargo, Nicholas le gustaba, le gustaba mucho, lo cuido, curó sus heridas, pero él seguía sin despertar. Astra se sentó a su lado observó su do
Ivar había encerrado a Goran y a Elin en las mazmorras de la mansión de Nicholas, los mantenía sedados para que no pudieran transformarse, pero con el nacimiento de Daven, Ivar olvidó dar la orden y Goran el beta despertó. Observó en la celda de enfrente a Elin dormida y tirada en el piso su corazón se partió en dos, nunca pensó que no podría proteger a su mate, estaba convencido de que Elin era su otra mitad, su lobo interno se lo gritaba. — Elin, Elin, despierta –Susurró para no llamar la atención de los guardias que vigilaban, Elin despertó de un sobresalto. — ¿Qué? ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? –Se giró confundida y observó frente a ella a Goran. – ¿Goran? — Sí ¿Cómo te sientes? — Confundida –Respondió llevando sus manos sobre su cabeza. – ¿Que estoy haciendo aquí? ¿Por qué estamos encerrados? Lena… –Iba pegar un grito cuando Goran la detuvo.— Si, gritas vendrán otra vez y nos pondrán a dormir— Explícame de una maldita vez, ¿Qué hacemos aquí? ¿Y dónde está Lena? –Preguntó con