— Camille –Susurró Daven, al ver alejarse a Camille al lado de ese vampiro. –Padre ¡Por favor! –Nicholas giró observando la mirada triste de Daven.

— No puedo hacer nada, tú tomaste tu decisión igual ella

(...)

— ¿Y ahora qué? ¿A dónde iremos? –Preguntó la joven con la mirada hacia adelante.

— Te convertirás en mi esposa y prepararemos tu ritual de conversión –Ella giró con la mirada confundida.

— ¿Conversión?

— No, podrás ser mi esposa siendo una humana –Camille trago grueso, comenzaba a arrepentirse de su decisión, entre sus planes no estaba convertirse en un vampiro. –No pienses huir, puedo leer tu mente y ni si no quieres que maté a ese estúpido lobo, más vale que te comportes –Advirtió con un tono de voz que helaba la sangre de cualquier persona que lo escuchara, por lo que decidió asentir en silencio.

Con lo que no contaba Jonell era que la chaman le había enseñado a Camille como controlar otro de sus dones uno que ni el mismo Nicholas conocía, solo pensaron que los poderes