—¿Qué tonterías estás diciendo? —respondió Sofía, abrazando estrecha y amorosamente a Arturo.—No quiero que desaparezcas de mi mundo. Esta fiesta es solo un formalismo. Mi padre no podrá hacer nada si no encuentro a alguien que me guste. ¡Soy su hija!—Lo sé, sé que siempre me tratas bien —Arturo a
—No puedo hacer nada en esta fiesta, ¿verdad? —Alicia le devolvió la pregunta.Aunque no tenía muchas ganas de asistir a una fiesta tan aburrida, de igual manera, no quería ofender a la familia Martínez. Cuando llegara la fecha de la fiesta, pensaba llevar un regalo.Al escuchar las crudas palabras
En ese momento, Victoria apareció con muchos equipajes en las manos.—¡Victoria! ¿Qué haces con tantos equipajes? —preguntó Ana y le dirigió una mirada muy sutil.—Hola, tía. ¿Cómo te va? He hecho algunas compras. Me alegro verte, pero estoy muy ocupada y no puedo quedarme mucho tiempo aquí. Cuando
—Daniel, puedes tratarme de manera más casual. Si quieres, puedes llamarme directamente Miguel —dijo Miguel, tratando de mantener una actitud más sutil y amigable.Sin embargo, cuanto más amable se mostraba, más coaccionado se sentía Daniel, quien pensaba que Miguel solo quería aprovecharse de él. E
El hombre corpulento no podía imaginar lo asustadizo que estaba Daniel.—¿Quieres resolver las cosas solo con un "lo siento"? —el hombre rodó con ironía los ojos.—¿Y qué más quieres que haga? —preguntó muy desconcertado Daniel.—Compénsame con 500 dólares para arreglar el parachoques —exclamó el ho
Sin embargo, la vida cruel lo abrumó. Si realmente llegara a golpear a alguien, ¿quién resolvería la situación por él? Tenía una madre de edad muy avanzada y una hermana joven que aún estaba estudiando.Si lo metieran en la cárcel, nadie podría cuidar de su familia en su lugar. Miguel miró fijamente
—Mi prima es la presidenta de la compañía Salamanca… No me golpee más, por favor... —Victoria se puso pálida y apenas si podía respirar.Al escuchar sus palabras, Sofía no logró calmar su enorme ira, sino que pisoteó sus piernas furiosamente con sus tacones.—¡Pum! —Victoria cayó estrepitosamente al
Alicia no podía creer que la señorita Martínez la hubiera golpeado.—¡Tonterías! Este collar me lo regaló mi padre. Obviamente, me lo has robado. ¡Ladrona! —se quejó Sofía, furiosamente apretando los dientes.Este era el collar que le había regalado a Arturo. ¿Cómo podía estar ahora en manos de Alic