Ana se sorprendió gratamente. La bahía Celestial era un lugar exclusivo al que solo podían acceder los más adinerados. Era un proyecto inmobiliario desarrollado por el hijo mayor de la familia Blanco. Solo las grandes familias de todo el país y aquellos con influencia política tenían la oportunidad
Al contemplar desde lo alto el vasto conjunto de villas, Ana no pudo ocultar su envidia. Inmediatamente sacó su teléfono y se apresuró a publicar en su estado de WhatsApp. Juan hizo lo mismo, tomando fotos de las villas. Al observar sus acciones el ego de Arturo se llenó de gran satisfacción. Este,
Arturo comenzó a presentarles las bellas características de los jardines, los cuales le daban el nombre a bahía Celestial. —Señora Ana, los jardines de este lugar fueron construidos por los mejores jardineros del país, muchas de las flores y las figuras hechas con estas valen mucho y son muy preciad
—Conozco a todos los residentes de esta bahía, ¿cómo es entonces que no te he visto antes? —Esta afirmación no era para nada exagerada, ya que en la bahía apenas vivían cien familias, todas pertenecientes a las familias más distinguidas de Riomar y de las ciudades cercanas. Arturo conocía exactament
El capitán de seguridad asintió con respeto y dijo: —Señor Rodríguez, tenga usted un buen regreso a su villa. Tras observar cómo Miguel se alejaba, el capitán se giró hacia Ana y su hijo. —¿Quiénes son ustedes dos? No recuerdo haberlos visto antes en bahía Celestial —Ana desconcertada, no supo qué
—No tengo nada particularmente urgente —respondió Miguel. Ante esta respuesta, el maestro de la Puerta Sagrada sonrió ampliamente: —En ese caso, ¿qué tal si Miguel nos visita? Me gustaría que echaras un vistazo al estado de salud de mi señor padre.Miguel recordó entonces que había prometido hacerl
Miguel habló con calma:—No es para tanto, Maestro. Déjeme tomarle el pulso a su padre.—Gracias.Miguel se acercó al anciano, colocando sus dedos sobre su muñeca para sentir su pulso detenidamente. Durante el proceso, fruncía y distendía las cejas.Después de un rato, Raúl Navarro no pudo conteners
Miguel recorrió el Pabellón con la mirada y no pudo evitar expresar su sorpresa s por la gran cantidad de tesoros que se encontraban allí. Desde armas antiguas hasta obras clásicas de artes marciales, hierbas preciosas y píldoras... Sin embargo, no todas eran de buena calidad y lo que podría servi