Arturo comenzó a presentarles las bellas características de los jardines, los cuales le daban el nombre a bahía Celestial. —Señora Ana, los jardines de este lugar fueron construidos por los mejores jardineros del país, muchas de las flores y las figuras hechas con estas valen mucho y son muy preciad
—Conozco a todos los residentes de esta bahía, ¿cómo es entonces que no te he visto antes? —Esta afirmación no era para nada exagerada, ya que en la bahía apenas vivían cien familias, todas pertenecientes a las familias más distinguidas de Riomar y de las ciudades cercanas. Arturo conocía exactament
El capitán de seguridad asintió con respeto y dijo: —Señor Rodríguez, tenga usted un buen regreso a su villa. Tras observar cómo Miguel se alejaba, el capitán se giró hacia Ana y su hijo. —¿Quiénes son ustedes dos? No recuerdo haberlos visto antes en bahía Celestial —Ana desconcertada, no supo qué
—No tengo nada particularmente urgente —respondió Miguel. Ante esta respuesta, el maestro de la Puerta Sagrada sonrió ampliamente: —En ese caso, ¿qué tal si Miguel nos visita? Me gustaría que echaras un vistazo al estado de salud de mi señor padre.Miguel recordó entonces que había prometido hacerl
Miguel habló con calma:—No es para tanto, Maestro. Déjeme tomarle el pulso a su padre.—Gracias.Miguel se acercó al anciano, colocando sus dedos sobre su muñeca para sentir su pulso detenidamente. Durante el proceso, fruncía y distendía las cejas.Después de un rato, Raúl Navarro no pudo conteners
Miguel recorrió el Pabellón con la mirada y no pudo evitar expresar su sorpresa s por la gran cantidad de tesoros que se encontraban allí. Desde armas antiguas hasta obras clásicas de artes marciales, hierbas preciosas y píldoras... Sin embargo, no todas eran de buena calidad y lo que podría servi
—¡Papá! —gritó Raúl, sobresaltado, como si su corazón saltara de su garganta. Los sirvientes de la familia Navarro también estaban atónitos, pero solo Miguel se mantuvo impasible. Raúl se volteó hacia él con el rostro desfigurado. —Muchacho, ¿qué le has hecho a mi padre? ¿Por qué ha escupido sangr
El anciano realizó un ejercicio de expansión del pecho y exclamó:—Sí, me siento mejor. Ahora tengo mucha energía.—Miguel, tu elixir ha sido muy eficaz —elogió el anciano.—¡Ja, ja, ja! Ya he dicho que Miguel es el primer médico en Ríomar —sonrió el Maestro.Se volvió hacia su hermano y criticó:—E