El capitán de seguridad asintió con respeto y dijo: —Señor Rodríguez, tenga usted un buen regreso a su villa. Tras observar cómo Miguel se alejaba, el capitán se giró hacia Ana y su hijo. —¿Quiénes son ustedes dos? No recuerdo haberlos visto antes en bahía Celestial —Ana desconcertada, no supo qué
—No tengo nada particularmente urgente —respondió Miguel. Ante esta respuesta, el maestro de la Puerta Sagrada sonrió ampliamente: —En ese caso, ¿qué tal si Miguel nos visita? Me gustaría que echaras un vistazo al estado de salud de mi señor padre.Miguel recordó entonces que había prometido hacerl
Miguel habló con calma:—No es para tanto, Maestro. Déjeme tomarle el pulso a su padre.—Gracias.Miguel se acercó al anciano, colocando sus dedos sobre su muñeca para sentir su pulso detenidamente. Durante el proceso, fruncía y distendía las cejas.Después de un rato, Raúl Navarro no pudo conteners
Miguel recorrió el Pabellón con la mirada y no pudo evitar expresar su sorpresa s por la gran cantidad de tesoros que se encontraban allí. Desde armas antiguas hasta obras clásicas de artes marciales, hierbas preciosas y píldoras... Sin embargo, no todas eran de buena calidad y lo que podría servi
—¡Papá! —gritó Raúl, sobresaltado, como si su corazón saltara de su garganta. Los sirvientes de la familia Navarro también estaban atónitos, pero solo Miguel se mantuvo impasible. Raúl se volteó hacia él con el rostro desfigurado. —Muchacho, ¿qué le has hecho a mi padre? ¿Por qué ha escupido sangr
El anciano realizó un ejercicio de expansión del pecho y exclamó:—Sí, me siento mejor. Ahora tengo mucha energía.—Miguel, tu elixir ha sido muy eficaz —elogió el anciano.—¡Ja, ja, ja! Ya he dicho que Miguel es el primer médico en Ríomar —sonrió el Maestro.Se volvió hacia su hermano y criticó:—E
Si el elixir dorado estuviera disponible para la venta, sin duda habría una gran demanda por él.Los Navarro estaban interesados en invertir en este elixir, incluso si solo pudieran adquirir un diez por ciento de las acciones.—Pues, ahora entiendo por qué has venido —sonrió Miguel.—Lo siento mucho
Mucho después, Alicia finalmente pudo reaccionar y dijo:—¿Victoria? ¿No deberías estar en el extranjero?Esta prima suya debería estar estudiando en el extranjero y regresaría al país el próximo año.—He regresado para iniciar negocios en Ríomar. Recientemente, he establecido una empresa con mis co