Ana solo pensaba en la situación de su hija en ese momento y preguntó con prisa: —Arturo, ¿dónde está mi hija Alicia?Arturo respondió: —Alicia no ha sufrido nada grave, solo ha sido internada en el hospital. El doctor dijo que sufrió una leve conmoción cerebral, pero con suficiente descanso estará
Pero en aquel entonces, la mente de Alicia estaba solo para los estudios y no mostro mucho interés en el romance y amor con los otros chicos.—Alicia, ¡de veras que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos! —dijo Arturo Castillo con una sonrisa cálida, con una mirada apasionada hacia
Ana se sorprendió gratamente. La bahía Celestial era un lugar exclusivo al que solo podían acceder los más adinerados. Era un proyecto inmobiliario desarrollado por el hijo mayor de la familia Blanco. Solo las grandes familias de todo el país y aquellos con influencia política tenían la oportunidad
Al contemplar desde lo alto el vasto conjunto de villas, Ana no pudo ocultar su envidia. Inmediatamente sacó su teléfono y se apresuró a publicar en su estado de WhatsApp. Juan hizo lo mismo, tomando fotos de las villas. Al observar sus acciones el ego de Arturo se llenó de gran satisfacción. Este,
Arturo comenzó a presentarles las bellas características de los jardines, los cuales le daban el nombre a bahía Celestial. —Señora Ana, los jardines de este lugar fueron construidos por los mejores jardineros del país, muchas de las flores y las figuras hechas con estas valen mucho y son muy preciad
—Conozco a todos los residentes de esta bahía, ¿cómo es entonces que no te he visto antes? —Esta afirmación no era para nada exagerada, ya que en la bahía apenas vivían cien familias, todas pertenecientes a las familias más distinguidas de Riomar y de las ciudades cercanas. Arturo conocía exactament
El capitán de seguridad asintió con respeto y dijo: —Señor Rodríguez, tenga usted un buen regreso a su villa. Tras observar cómo Miguel se alejaba, el capitán se giró hacia Ana y su hijo. —¿Quiénes son ustedes dos? No recuerdo haberlos visto antes en bahía Celestial —Ana desconcertada, no supo qué
—No tengo nada particularmente urgente —respondió Miguel. Ante esta respuesta, el maestro de la Puerta Sagrada sonrió ampliamente: —En ese caso, ¿qué tal si Miguel nos visita? Me gustaría que echaras un vistazo al estado de salud de mi señor padre.Miguel recordó entonces que había prometido hacerl