Alicia dijo con una expresión sumamente seria:—Lo siento mucho, no me acostumbro a dormir con otra persona.—Ay, ay, ay…—Eres bastante conservada. Estuviste casada con Miguel durante tres años, ¿acaso no dormiste con él? —frunció los labios Mía. De repente, se le venía a la mente algo.—Entonces
Miguel rodeó los ojos y dijo:—No he hecho nada con tu hija.—Te lo advierto, si mi hija tiene algún problema, te denunciaré —se quejó Ana señalando a Miguel.—Mamá, ya basta. No estuve con Miguel en la misma habitación anoche —se sintió un poco enojada Alicia.De hecho, quería preguntarle a Miguel
A ella le preocupaba que entre ellos dos hubiera algún tipo de relación que no debería de haber ocurrido.Mateo era suyo, así que había aprendido todo sobre el poder de Miguel a través de él. Pero no se esperaba que ese mequetrefe, que a simple vista parecía muy normal, tuviera esas habilidades.—En
—Esta vez soy yo quien debe pedirte perdón —dijo Mía con sinceridad—. Espero que no te importe, pero, dentro de un año, pase lo que pase, te transferiré todas las acciones de la compañía farmacéutica Riomar.Miguel se sorprendió un poco al ver un aire de confusión e impotencia en la mirada de Mía.—
—Así que es usted Luis González, disculpe, no le había reconocido —dijo Francisco, que tragó saliva de la sorpresa.—Te he buscado porque me gustaría hacerte algunas preguntitas sin importancia —Luis jugueteaba con una navaja mariposa en su mano.—Si tiene cualquier pregunta, le contestaré a todo lo
—Francisco, explícanos ahora mismo qué está pasando. ¿Qué tenemos nosotros que ver con la muerte de Pascual? —se apresuró Ana a preguntar mirando a Francisco—. ¿No fuiste tú quien lo mató?—Eso digo yo, Francisco. ¿No conocías a la gente del gobernador? ¿A quién temen ellos?—Jajaja… —Llegados a est
Alicia soltó un grito de dolor que resonó en toda la oficina. Ana no podía soportar más ver aquello y giró la cabeza hacia otro lado. Alicia sudaba a mares y respiraba con gran dificultad. Sus ojos, antes tan claros como el agua, ahora estaban empañados por una capa de niebla. El rostro del que esta
La puerta de la habitación se abrió sin hacer ni un solo ruido. Dos hombres vestidos de negro entraron de forma totalmente sigilosa. La oscuridad de la habitación hizo que entrecerraran ligeramente los ojos. ¡Pam! Justo en ese momento, escucharon un fuerte estruendo.Miguel le había dado una patada