- Amanda-Todo fue demasiado rápido. Ni siquiera estuve consciente de lo que pasó a continuación. Sentí un empujón que me mandó directo al pasto. Respiré la adrenalina que corría en el aire. Un peso hacia presión con mi pecho dificultando que logrará respirar. Me tardé un poco en darle cuenta de lo que estaba pasando. Él me había empujado, él me había salvado la vida de un auto que acababa de estrellarse a unos cuantos metros. Él estaba sobre mi cuerpo. No puede estar pasando. Esto es una locura. Apenas logro estabilizarme. —¡Pero qué carajos!— Maldice entre dientes. Jadeó cuando sus orbes azules inspeccionan mi mirada. —¿Estás herida?— Suelta en un gruñido. Yo no soy capaz de decir nada ni siquiera de articular palabra. Acto seguido siento sus brazos envolverse en mi espalda y jalar de mí para ponernos de pie ambos. Mantiene su agarre con fuerza. —¿Estás herida? Llamaré a una Ambulancia— abro los ojos sorprendida. Niego frenéticamente. —¡No! No llames a nadie. Estoy bien, es
Sera.Me sentía somnolienta, parecido a cuando recién había despertado está mañana. La única cuestión es que, ya había despertado está mañana. Abrí mis ojos con rapidez incorporándome, una mano se metió en mi campo de visión tratando de recostarme nuevamente.— Tranquila. Estás en la habitación. ¿Cómo te sientes Ragazza? — Giovanny me miraba con preocupación.— Estoy bien pero qué, ¿Qué fue lo qué pasó?—Te desmayaste, tu presión bajó demasiado. El médico dice que estarás bien.Y entonces todos los recuerdos de los últimos acontecimientos llegaron a mi cabeza como un golpe efímero.La visita del señor Desword.Las pruebas sobre la mesa.Mis fotografías.Imágenes.Acta de nacimiento.Acta de defunción.Yo…Yo…Soy su hija.— ¿Sera?— No es verdad— vacilo. —Él no puede ser mi padre, es, es absurdo. No lo entiendo. ¿Por qué está pasando esto?— Yo tampoco lo puedo creer. Pero, la mayor fuente de veracidad es el segundo examen de ADN que se hizo. Si estás de acuerdo podemos hacer un terce
Leinad Grossver.Nueva York- 2019Sentí como el líquido frío recorría y quemaba mi garganta. Cerré los ojos haciendo una pequeña mueca de desagrado.—¿Quiere otro tragoSeñor?—Pregunta el barman. Respiro profundo negando con la cabeza. La poca conciencia que aún tengo tendría que usarla para conducir a mi departamento sin riesgos.—Dame la cuenta—. Suelto arrastrando las palabras.Me pongo de pie sacando mi billetera. Pago antes de darme la vuelta y salir del bar. Me siento confundido y hasta cierto punto la idea de tomar un taxi punza en mi cabeza, al igual que los recuerdos de Samantha. Duele, se siente sofocante, como si una corriente de aire helado se encerrará en mi cabeza.Al salir, noto como pequeñas, grandes y heladas gotas de agua bajan de los cielos. Me detengo un segundo, escucho la lluvia y con ello las risas de aquellos buenos momentos que compartimos durante casi un año. Elevo mi cabeza con intenciones de mojarme el rostro. Una vez más respiro profundo tratando de concen
Leinad Grossver.Suite- Clinton Sentía el cuerpo pesado y hasta cierto punto entumido. Abrí los ojos tratando de recordar los acontecimientos de la noche anterior.Giré mi cabeza a un lado, el espacio antes ocupado por una sexy rubia de ojos verdes ahora se encontraba vacío. Fruncí el ceño incorporándome sobre la cama.—¿Hola?— Dije, pero no hubo respuesta. Suspiré quitándome las sábanas que cubrían mi desnudes. Caminé hacia la ducha pero me detuve abruptamente al ver algunas cosas fuera de su lugar. Levanté mi pantalón del piso.—Maravilloso—. Gruñí. Me habían vuelto a robar. En este caso mi billetera y un par de relojes.Cogí el móvil que amablemente la chica no había tenido intención de llevarse y llamé a Sara. La secretaria de mi hermana. Claro que también me servía a mí.—Buenos días señor Grossver, ¿en qué puedo ayudarlo?—Necesito que canceles mis tarjetas de crédito y me envíes unas nuevas. Me robaron anoche—. Aprieto el puente de mi nariz frustrado.—Ya se le está haciendo c
Empresas Dankworth.-Cleo Doorian Empleada de Kendrick-CEO de la empresa.Noviembre 2019.«Su dama de compañía» no dejaba de repetirme la palabra en mi cabeza. Esto era completamente inesperado.No sabía exactamente que responder, o si quiera qué preguntar.—Veo que la he dejado sin palabras— Se impulsa hacia atrás de su silla cruzándose de brazos. Asiento con la cabeza mordiéndome el labio, nerviosa, indecisa.—Entiendo lo de ser su asistente personal, que de hecho es algo muy extraño dado mi casi nula experiencia, y por otro lado, ¿A qué se refiere con dama de compañía?—Se lo explicaré— imito su acción al ponerse de pie y acercarse al enorme ventanal que hay en su oficina. Tanta es la adrenalina que tengo en la sangre, que sin esperarlo me doblo el pie, por suerte el magnate no se da cuenta y regreso a su lado a una distancia un tanto prudente.-El edificio Roshäm-. Apunta hacía la izquierda señalando por sobre la ventana-. Perteneciente a una empresa musulmana con sede en Dubai.
-Sera-—¡Pero estamos en tu oficina! Alguien podría vernos. — Mataría a quien se atreviera a verte— Gimo cuando su mano se cuela por debajo de mi falda ajustada.— La junta empieza en poco tiempo— Giovanny me sube a su escritorio. Botando todo lo que hay sobre él. — Entonces hay que darnos prisa. Abro mis ojos con desespero. Intento incorporarme pero es más rápido y coloca la palma de su mano sobre mi pecho volviendo a mi posición anterior. El frío de la madera cala en la piel desnuda de mi nuca. Un escalofrío me recorre el cuerpo. Giovanny levanta mi falda hasta mi cintura. Para cuando intento pensar, rompe mi ropa interior. Un jadeo sale de mi garganta. Quiero gritarle que es una bestia. —Aunque muy bella— bastante molesta. Cierro los ojos con fuerza, entra de una manera un tanto repentina. Me gusta tanto que duele. —Gime para mí. —Nos van a escuchar— susurro sin aliento. —Me vale una mierda. Quiero escucharte. Sale de mi regresando con profundidad, llenando las paredes d
-Leinad Grossver - Expulsé el humo de mi cigarrillo dejando este a un lado. Aún me dolía la cabeza del coraje y la impotencia que sentí hace unos días, cuando miré a ese imbécil ponerle la mano encima. Había terminado todos mis pendientes, creí que realizando mi trabajo eliminaría de mi mente esos pensamientos negativos. Pero no fue así. «Joder es solo una niña adolescente» ¿Por qué me importaba tanto? Me levanté de mi escritorio yendo hacia la sala. Antes de salir cogí el computador, me senté sobre el sofá tecleando. Entré al chat desde la pantalla. Me arrepentiría de esto estaba segura. De reojo observé la hora. La una con doce minutos. Seguramente estaría dormida. Abrí su chat, la última conversación que tuvimos fue hace un poco más de un año. —Ni siquiera me dí cuenta que jamás le respondí los últimos mensajes. Suspiré frustrado. «Hola» Le envié. Había una gran posibilidad de que no estuviera despierta. Estaba por cerrar el computador cuando recibí un emoticón de confusi
-Leinad Grossver- Respiré profundo. Nuevamente no podía dormir. Ella estaba metida en mi cabeza, su rostro, sus ojos. «Estas mal Leinad» Tomé mi celular buscando solamente embriagarme más. Vi sus publicaciones, algunas eran frases, llegué hasta una fotografía reciente de ella. Se mostraba algo triste, editada de una manera melancólica. Su rostro aparecía de perfil, la mirada baja. Escribí un saludo. «Hola» Para mí sorpresa respondió. «¿Se le ofrece algo señor Grossver?» Sonreí de lado. «¿Cómo estás?» envié. Dejó de responder por un momento. Pensé que ya no lo haría. En la pantalla apareció su llamada. Me quedé estático por unos segundos. Deslicé la pantalla con mi celular recibiendo la llamada. —¿Cuál es tu propósito?— Preguntó. — Saludarte — respondí tajante. — Ajam, saludarme. Ay Leinad, tu fuiste quien decidió romper la amistad— negué con la cabeza tomando el puente de mi nariz. — Él último mensaje que yo te envié fue donde te decía que debíamos tener una amistad más