(Nota) ¿Quién es Daniela? ¿Qué relación tendrá con Sera y sobre todo Giovanny? .... Nunca había estado tan aliviada de llegar a las cuatro paredes de está residencial. Me dolía la cabeza y ni hablar de mi cadera. La casa era de una sola pieza, lo suficientemente espaciosa para andar sin problemas, agradecía el que ya no tuviesen que bajarme a cuestas por las escaleras.Mañana a primera hora tendría la cita médica en la nueva clínica, a este punto, los nervios, el miedo y la inseguridad se abrían paso en cada fragmento de mi ser.No sabía si esto funcionaría, no tenía ni la más mínima idea de que esperaría el día de mañana. Tan solo estaba consciente de que sea lo que sea que pase, en una semana empezaría mi primer año en la universidad. Mis planes, mis deseos por ir a la misma institución que mis amigos en Nueva York, se esfumaron tal cuál humo.—Daniela ¿quieres que ordene pizza para cenar?, ¿O prefieres sushi?— Preguntó mi madre recargada en el marco de la puerta.—La pizza suena
Abrí los ojos con sorpresa ¡Que imbécil! Empecé a buscar el aula. Mis padres habían informado mi situación con el director, de está forma me tocarían aulas en la parte baja y no tendría que subir escalones.—Por fin— encontré el salón. El pelinegro tenía razón, la profesora aún no llegaba. La puerta fue abierta por una chica bajita un poco regordeta. —Oh déjame ayudarte— antes de poder decirle que no hacía falta, ya estaba empujando mi silla. Una vez más fui el centro de atención.—¿Dónde quieres sentarte?—me preguntó.—Bueno aún no...—Siéntate conmigo, bueno, claro si tú quieres— rió nerviosa. Asentí con la cabeza, tener tan rápido a una compañera sería bueno para mí. Nos sentamos en medio de la primer fila, retiró la silla a un lado para poder acomodarme. Sin embargo mi silla de ruedas era un poco más grande y tuvo que pedirle a los chicos de adelante que se recorrieran un poco.—Mi nombre es Ireka, ¿cuál es el tuyo?—Daniela, me llamo Daniela. Tienes un lindo nombre por cierto—
—Y bien, ¿Cómo estuvo tu primerDía?— Preguntó papá mientras comíamos en la mesa.En las últimas horas no había podido dejar de pensar en él. Quería simplemente deshacer el recuerdo de ese mal momento, me era imposible quitar de mi mente sus ojos, su mirada, incluso su jodida voz la tenía más que incrustada en mi cerebro.—¿Daniela?— reiteró en esta ocasión mi madre. Levanté la cabeza tragando saliva.—Todo estuvo bien, bastante aburrido a decir verdad.—Oh bueno, es porque es el primer día ¿Y los chicos que te acompañaron en la salida?— se refería a Ireka y Sasha.—Son dos compañeros de mi clase— comenté tomando una rebanada de pastel.—Es bueno que hagas amigos, el chico rubio es algo, hum, lindo— fruncí el ceño al notar el tomo en qué mencionó eso mamá.—Si bastante lindo, en especial para los chicos— espeté con una sonrisa. Papá se medio carcajeó, claro que volvió a su postura firme al ver cómo lo miraba su querida esposa.—Me retiro, tengo tarea que hacer— impulsé la silla de rue
No logré encontrar a Sasha, decidí entrar a la siguiente clase, estaba por acabarse el tiempo del receso.Me senté a lado de Ireka, está parecía un tanto pensativa, seguramente se arrepentía por haber tratado a su amigo como lo hizo. Cuándo el rubio decidió entrar me sonrió en señal de que todo estaba bien. Pero cambió su expresión a una de seriedad cuando su mirada se cruzó con la castaña.Cuando las clases por fin terminaron estaba bastante cansada y tenía náuseas. Pero debía sobrevivir a otras dos horas en la biblioteca. Tendría que hablar con la doctora sobre la dosis que estaba llevando. Esto molestaba en gran nivel.Me pareció sencillo elaborar el ensayo, incluso me dio tiempo de ayudar a mi compañera en algunos puntos que se le dificultaban. Dado que todos terminamos en un mínimo de una hora, la profesora nos dejó irnos. Volví a tomar el celular llamado a mi madre para avisarle que había salido. Sin embargo no contestó. Seguramente estaría ocupada. De igual manera no me costaba
—Voy a extrañarte papá— este me da un fuerte abrazo antes de despedirse de mamá.La semana había terminado. Desde el accidente que tuve donde vomité en el gorro de Sartori, no he vuelto a verlo. Por lo que decían los demás, no vendría en toda la semana, y ciertamente no debía importarme.Hoy desgraciadamente mi padre tenía que regresar a Nueva York, al parecer lo necesitaban con urgencia en un nuevo caso, del cual no podía negarse a participar. Aunque estaría de vuelta en cuanto el juez lo autorizara.—Cuídate mucho Reynald— le pidió mamá. Lo echaría de menos, ahora solo seríamos ella y yo por unas semanas.El camino a casa fue bastante silencioso, tranquilo. Pasamos por un parque, varios niños y niñas jugaban acompañados de sus hermanos, acompañados de sus amigos, de sus papás. Me recordó mi infancia, una infancia bastante amorosa a decir verdad. En gran parte se lo agradecida a mis padres, nunca fui una hija rebelde, mucho menos problemática.Cuando tenía quince años Evangeline me c
Sin decir nada más, entré al baño para cepillarme los dientes, la pijama ya la traía puesta. Salí de vuelta hacía el escritorio, el me recorría con la mirada, cada movimiento que hacía, cada mueca o gesto. Abrí el cajón sacando las pastillas que debía tomar antes de dormir. Me había pasado de la hora, he igual tenía que ingerirlas.La llevé a mi boca pasándola con algo de agua.—¿Vas a irte al amanecer?— le pregunté de espaldas.—En un par de horas me iréDaniela— levanté la cabeza cuando dijo mi nombre. Sonó tan diferente, tan, irreal.—Bueno, yo dormiré, no pienso desvelarme, y se que no harás nada malo.Sin saber porque había usado ese tono de voz tan, melancólico, me acomodé para subirme a la cama, impulsé mi cuerpo rápidamente con mis manos, una vez arriba acomodé mis piernas con mis manos, iba a tomar la manta para cubrirme, sin embargo, y sin darme cuenta, Jordan ya lo estaba haciendo por mí.Suspiré volteándome de lado, no quería verlo. Cerré mis ojos aspirando su perfume, el
Voy a extrañarte papá— este me da un fuerte abrazo antes de despedirse de mamá.La semana había terminado. Desde el accidente que tuve donde vomité en el gorro de Sartori, no he vuelto a verlo. Por lo que decían los demás, no vendría en toda la semana, y ciertamente no debía importarme.Hoy desgraciadamente mi padre tenía que regresar a Nueva York, al parecer lo necesitaban con urgencia en un nuevo caso, del cual no podía negarse a participar. Aunque estaría de vuelta en cuanto el juez lo autorizara.—Cuídate mucho Reynald— le pidió mamá. Lo echaría de menos, ahora solo seríamos ella y yo por unas semanas.El camino a casa fue bastante silencioso, tranquilo. Pasamos por un parque, varios niños y niñas jugaban acompañados de sus hermanos, acompañados de sus amigos, de sus papás. Me recordó mi infancia, una infancia bastante amorosa a decir verdad. En gran parte se lo agradecida a mis padres, nunca fui una hija rebelde, mucho menos problemática.Cuando tenía quince años Evangeline me co
Esto es lo que quiero. Hoy, mañana, y siempre…—Para la próxima clase no olviden traer sus folletos. Y por cierto también recuerden el baile de otoño que se estará efectuando el próximo mes— terminó de hablar la profesora de informática.Tomé mis cosas guardándolas en la mochila. Los días iban pasando rápidamente, a casi seis semanas de mi llegada la universidad no parecía ser tan horrible, en todos los aspectos.—Este semestre es el más emocionante de todos— Comentó Emma, la mejor amiga de Hanna. Últimamente la hermana de Sasha y su inseparable compañera pasaban más tiempo con nosotros.No me quejaba, tener a un par de amigas de último año era en efecto divertido. Puesto que nos habían ayudado en varias materias. A lado de ello, las “Divas” como eran normalmente llamadas en la universidad, tenían información de todos y de todo. Algunos chicos incluso les pagaban para saber ciertas cosas de otros. Aunque, eran estrictas con sus reglas. Una de ellas era nunca pasar información que perj