Abrí mis ojos, y cuando me miré al espejo, ya no era yo, si no todo lo opuesto a lo que una vez intenté ser.Una melodía se extendía por mis oídos, era cálida embriagadora. Separé mis párpados y lo primero que observé fue uno de los ventanales de la habitación, el sol ya había salido. Respiré el fino olor de un nuevo día, me incorporé en la cama con cuidado.- Buenos días- Chille de la impresión y me llevé las manos al pecho, Esteban estaba ahí, sentado en una silla en la esquina de la habitación.-¿Qu- que haces aquí?- titubee.- Esperaba a que despertarás, lamento lo de ayer Ana- cierro mis ojos y un murmullo sin razón sale de mis labios, los recuerdos de la conversación pasada llegan de forma abrupta a mi mente.- Yo no lo maté Ana- abro los ojos con sorpresa y lo miró confundida.- Parece ser que ese maldito tenía más de un enemigo, lo atropellaron saliendo de un bar.- No lo puedo creer.- Ahora la casa está vacía, es completamente tuya- Fruncí el ceño cuando se puso de pie y cam
- Necesito una compañera , asistente y sobre todo mujer hermosa que me acompañe a un viaje. Será muy importante para mí. Salimos en unas semanas. Es hacía una isla. Se mía por un tiempo y olvídate de mi deuda.Y realmente fue como si el peso del exterior cayera de lleno en mí.Repetía esa frase una y otra vez en mi mente.¿Debía aceptar?. ¿Debía atarme realmente a una persona para poder librarme de un problema?. Está era una oportunidad de saldar no solo lo de la casa, también todo lo que hizo por mí y para mí. Porque después de todo lo que pasó no me atreví a ir a la tumba de ese tipo, de quién por mucho llegó a sacarle sonrisas y lágrimas de dolor a mi madre.- ¿Solo te acompañaré a eventos cierto?.- Cuídare de ti Ana.- Acepto- Dije, y estaba consciente de que me estaba entregando a la cúspide del peligro, porqué ser la acompañante de Esteban James era un peligro. Sin embargo por alguna razón mi cuerpo reaccionaba con su toque,
|Erradicación| Aguanté la respiración nuevamente. Tenía al objetivo en la vista, el frío de la noche calaba un poco en mi rostro. Llevaba poco más de dos horas en la misma posición, justo en el techo del edificio 夜の月 De Japón. Relambí mis labios tragando saliva. No era la típica asesina que prefería el anonimato de las sombras y la lejanía. No claro que no, yo prefería entrar, atacar cuerpo a cuerpo. Sin heridas de pelea no sabe tan bien la victoria. El señor Mishkei ya le debía bastante a al imperio. Unestro único deber era asesinar a quienes no cumplían con los negocios, y por su puesto, quién no podía pagar la protección. Miré el reloj de mi muñeca una última vez. Doce veintitrés de la madrugada. Frente a mí se encontraba uno de los hombres más importantes de toda asia. Lástima que a veces el poder no significa nada. A su lado algunos de sus inversionistas, reconocí a Calo un mercenario ex militar en la base de Israel. A su costado y fumando un cigarrillo estaba Lorenzo Cincina
| En la lista |Terminé de colocarme mi peluca negra. La usaba para viajes. Volvería a Seattle para tomar el té con mi padre. Me puse un abrigo blanco y cogí mi bolso. Cuando usaba está personalidad falsa, me hacía llamar Polet, Polet Harrister. Salí de mi departamento. Contaba con uno en cada cuidad a la que era enviada, cada uno estaba lleno de armas y circuitos de seguridad ocultos. Eran mi nido especial.Tomé un taxi en la esquina de un café. Apenas estaba amaneciendo, los pequeños rayos del sol se colaban por la ventanilla. —Al aeropuerto—. Pedí en Japonés.—Colman. ¿Cómo nos fue anoche?—Pregunté por el auricular.—Enviaron agentes de seguridad para revisar la explosión. La policía quiere seguir investigando sin embargo mandamos a nuestro agente. Todo quedó como una fuga de gas que ocasionó el accidente— Sonreí complacida.—Perfecto, estaré allá al amanecer. Odio estos cambios de horarios que tiene cada País. ¿Quién sigue en la lista?— Pregunté cubriendo de labial rojo mis lab
El rizado llegó a mi vida una noche de tormenta. Había sido herida luego de un trabajo— que obviamente no elaboré correctamente— puesto que el objetivo se cumplió. Pero una apuñalada en mi hombro no estaba en mis planes.El chiquillo tenía apenas trece años, me ayudó a llegar a su casa. Su madre una completa alcohólica, y su padre cumpliendo una condena en prisión. No eran para nada el pilar que un niño necesitaba. Me identifique con él.Pagué sus estudios y lo sigo haciendo hasta el día de hoy. Supe que era un experto en computadoras al siguiente día, cuando desperté sobre un pequeño sofá. Al frente se encontraban varios aparatos eléctricos, los había sacado de la basura y vuelto a reconstruir. Astuto de su parte. Le dí las herramientas para que fuese mi compañero, necesitaba de alguien en quien confiar, y él era el candidato perfecto.Actualmente su madre vive en una casa decente que yo misma adquirí para ellos. Estuvo un año en un centro de rehabilitación. La ve una vez cada quince
Aparco el auto que alquilé a una cuadra del que alguna vez fue mi hogar. Mi única y cuerda razón es que deseo prolongar este momento lo más posible. Hace más de seis años que me fui del país, cada año lograba inventar una escusa para no acudir a cualquier fecha importante; cumpleaños, navidad, año nuevo. Lo cierto es que está vez, no intenté pensar en una nueva.El viento fresco de enero rosa mi rostro de manera furiosa provocándome un pequeño escalofrío, meto mis manos cubiertas por unos guantes de cuero al abrigo que porto.Observo la calle antes de cruzar, no a cambiado mucho, el viejo café de Simón Kisgler sigue usando la misma carpa de publicidad. Del otro lado a unos metros logro apreciar la florería de Lena Jhonson, aunque por lo que me contó mi madre hace unos meses está falleció. Ahora su hija Cecilia se hace cargo del lugar. Debo remarcar que las decoraciones en la fachada no son las mejores. Por alguna razón mi pulso aumenta al estar a unos cuantos pasos del hogar Wright. N
Llegué al consultorio de mi padre, bajé del auto abriendo la puerta del copiloto. Quité su cinturón de seguridad. La tomé en brazos y corrí con la misma euforia que me caracterizaba en las carreras de atletismo en preparatoria.—¡Espere no puede entrar!— Reconocí la voz de Margaret la vieja secretaria de mi padre. Ignoré su pedido, no sabía que era yo, abrí con una patada la puerta sobresaltado a mi padre.—¿Marco?—Necesito que la ayudes— señalé a la joven en mis brazos y la dejé sobre la camilla en medio de la habitación.—Sin querer choque con ella cuerpo a cuerpo, se golpeó la cabeza duro.—No puedo creerlo, no llevas ni un día aquí y ya causaste un accidente, ¿porqué no llamaste a una ambulancia— aprieto el puente de mi nariz con mis dedos, esto es frustrante.—No accedió, a parte mencionó que no tenía seguro médico— Me mira confundido y regresa la mirada a la chica.—Doctor lamento la intromisión, el joven se a colado de…repente— calla abruptamente.—¿Marco? Eres tú— sus ojos se
•Rosas blancas•-Te ves hermosa Adriana- Murmuró mi hermana entrando a mi habitación. Suspiré, me sentía hermosa, era hermosa, pero justo hoy, la poca o mucha belleza que otros dijeran que tenía, no venía para nada bien.«¿De qué sirve ser linda sí el nunca se fijó en mí?»Mordí mi labio inferior dándome la vuelta. Ya no quería verme en el espejo. Y no es que el vestido color lila fuese feo, o mucho menos mi recogido extravagante que había costado más que la prenda que lucía. Era simplemente que hoy me arreglaba para ver ser feliz a la persona que amaba con otra que no era yo.-El tío Jack nos está esperando. Te veo afuera. Vaya que calor hace. Estamos justo en otoño y casi treinta grados. ¡El invierno será una locura!- Bárbara salió de la habitación colocándose las arracadas que mamá usó en su boda con papá.Recogí mi cartera triste, bajé por las escaleras hasta cruzar la sala de estar. El reloj de cucú que la abuela Evangeline le había regalado a mi padre seguía en la pared después