Con la ayuda de Gael, Alexander pudo inscribir a sus hermanos en una prestigiosa escuela privada que quedaba bastante cerca de donde vivían. En ese lugar había estudiado Gael y conservaba buenos recuerdos y muchas amistades, por lo que el director aceptó a los nuevos chicos. Al día siguiente, salieron de comprar lo necesario para el inicio del nuevo año escolar. Katerina, acompañada de todos los chicos Kuznetsov, acordó encontrarse con Catherine Ivanna y Gema en Harrod´s. Estaban sentados en un café que se encontraba dentro del gran almacén cuando llegó Ivanna con Gema y su abuela. Los chicos que estaban charlando y riendo callaron al ver a la jovencita. El silencio producto del asombro era cómico, mientras alternaban la mirada entre Gema y Alexa. Damien rompió a reír, los demás sonrieron apenados por quedarse mirando a la chica. Konstantin no podía despegar los ojos de ella, se ruborizó, tosió, perdiendo la compostura, sus hermanos se rieron de él, viendo su torpeza ante la chica. Se
Alexander separó su mano de la suya sacando a Katerina de sus pensamientos, se giró para mirarla de frente antes de decir:―¿Sabes quién te puede ayudar con el proyecto de rescate de chicas rusas? ―preguntó de repente.―No, ¿quién? ―respondió Katerina.―Ágata, ella trabaja en una organización que ayuda a mujeres maltratadas o en situación de calle.―¿En serio?, no lo sabía ―dijo con el asombro reflejado en su voz.La esposa de Dimitri despertaba su admiración, ahora más aun sabiendo que a pesar de su posición social tan privilegiada se ocupaba de ayudar a las menos favorecidas.―En nuestra casa no se hablaba de eso porque papá no estaba de acuerdo en muchas de las cosas que Ágata hace, pero al mismo tiempo no se atrevía a cuestionarla para no ofender a su padre.―La llamaré en cuanto pueda, siempre ha sido amable conmigo, aunque no he hablado mucho con ella.―Hazlo, estará feliz de poder ayudarte ―ratificó Alexander―. El otro día conversábamos y sé que tiene algunos casos de chicas q
Ivanna estaba feliz, Katerina y ella iban al refugio de la hermana María. Como estaba en último trimestre de embarazo cada día le era más difícil cumplir con el trabajo voluntario que realizaba en ese lugar. Y no era que la hermana le exigiera que cumpliera, era su naturaleza compasiva la que la impulsaba a ir cada a ir al refugio.La hermana María recibió a Katerina con los brazos abiertos, Ivanna le había contado parte de la vida de su hermana y su corazón se condolió por el infierno vivido por la joven viuda.―Llegas a tiempo, jovencita, tu hermana ya no puede con esa barriga, así que harás tu trabajo y el de ella.―Vine a ayudar ―respondió Katerina ―lo que usted me pida de seguro estará bien.―No hay mejor cura para un corazón roto que el trabajo.―No amaba a mi esposo… ―dijo Katerina sin pensar.―¿Y quien hablaba de tu esposo, niña?Katerina sonrió, la hermana era más perspicaz de lo que pensó.Una vez más ocupó el lugar de Ivanna, pero esa vez no le importó, le encantaba estar a
Como si no fuera poco con el trabajo que le había asignado la hermana María en el refugio, Ivanna le pidió ayuda para organizar el cumpleaños de Gema.―Por favor, hermana, no puedo más con esta barriga y si dejó a Miranda y Gema solas con la organizadora de eventos se matarán. Miranda quiere un baile de debutantes y Gema una fiesta informal de vaqueros y zapatillas deportivas. Hasta ahora no las había escuchado discutir por ningún motivo.Ivanna queriendo integrar a Katerina a su familia, así como para mantenerla ocupada, fingió que quería estar al tanto de todo, pero que por su “barriga de globo terraqueo” como ella la llamaba no podía, por lo debía apoyarse en Katerina para hacerlo. Así fue como la joven viuda se vio inmersa en los preparativos de la fiesta de su sobrina.Katerina se reunió con la organizadora, una chica llamada Gabrielle Durán, Miranda y Gema. La relación con su sobrina avanzaba rápidamente, esa chica era muy madura e inteligente para su edad. En ocasiones cuando
El parto de Ivanna se presentó casi un mes después de la fiesta, por enésima vez se encontraba acomodando la habitación del bebé, acompañada de Catherine y Gema.―Ivanna, hija, has revisado cada pequeño detalle de esta habitación cientos de veces, esta limpia, desinfectada, has comprado todo lo necesario, hasta la maleta para ir al hospital está lista, ¿no te parece que deberías descansar?―Abuela, mi mamá sufre del síndrome del nido, no dejara de limpiar y acomodar hasta que nazca el bebé ―dijo Gema.―Me siento bien, mamá y me encanta estar aquí. Te prometo que descansaré más tarde.Ivanna se sentó en la mecedora, enseguida Gema le acercó un banco para que subiera los pies.―Soy tan feliz de vivir este momento contigo y Katerina, el saber que ustedes estarán conmigo en el nacimiento de Williams lo hace más especial aún.―Sí y a mi me dejaron por fuera.―Gema, deja de hacerme sentir culpable para manipular la situación, tienes doce años y no quiero que estes presente en el parto porqu
El cambio en el tono de voz desconcertó a Katerina, no sabiendo que responder huyó de él, regresando a la habitación para volver en poco tiempo con su madre y la monja. Catherine saludó a Alexander y lo presentó a la hermana María, como el hijo del difundo esposo de Katerina. ―Mucho gusto de conocerlo señor Kuznetsov ―saludó la hermana María.―El gusto es mío, hermana, he escuchado mucho de usted ―respondió con amabilidad.Mientras caminaban hacia la sala de espera, Catherine emocionadísima iba relatándole a Katerina todos los pormenores del parto y de su nuevo nieto, como si ella no hubiese estado allí, pensó Katerina sonriendo, pero entendía su felicidad. Ella como madre debió acompañarlas en el nacimiento de Gema y de Alexa, pero no pudo, también se había perdido sus primeros años por lo que ahora tendría la oportunidad de tener un nuevo bebé en sus brazos, de ayudar a criarlo, entendía que Catherine estuviera con Ivanna en estos momentos, estaba feliz con eso. En la sala de espe
Katerina, Ignati y Garald, llegaron al asilo de la hermana María en la mañana, emocionados por ver a sus chicas, como los niños las llamaban, se bajaron del coche, Ignati el más impulsivo corrió lejos del vehículo sin darse cuenta de que la furgoneta de uno de los proveedores de alimentos salía de la parte trasera del edificio. El conductor al ver el chico corriendo frenó, venía a baja velocidad, en realidad el niño nunca estuvo en peligro, pero Katerina se asustó. ―¡Ignati Alexander Kuznetsov, ven acá de inmediato! ―gritó Katerina. El niño asustado volvió al lado de Katerina, ella rara vez lo regañaba fuerte y esa vez uso su voz de “mamá esta brava”, en realidad, no estaba brava sino que el miedo la descontroló, su cuerpo en especial las piernas le temblaban. Pensó que la furgoneta lo atropellaría. Cuando tuvo al niño al alcance de sus manos, lo abrazó con fuerza. ―No vuelvas a salir de un coche corriendo, te puedes lastimar, me asustaste mucho ―regañó Katerina con voz temblorosa.
Katerina se apasionó con la fotografía, había tantos lugares interesantes que plasmar en imágenes, tantas emociones reflejadas en los rostros de las personas que transitaban a su lado, que pasaba el día entero tomando fotos. Pensaba que las cámaras digitales eran un invento fabuloso, ya tenía cientos de fotografías archivadas en su computador.Una tarde, estaba sentada con Ivanna viendo unas fotos que había tomado al pequeño Billy, cuando Gael entró a la sala acompañado de Ian McDonald. Gael saludó a su esposa con un beso intenso que hizo ruborizar a Ivanna y a ella por igual. Ian sonrió ante su timidez, cuando le preguntó que hacían, ella se explayó en contarle lo de su curso de fotografía y de las fotos que le había tomado a su sobrino, su timidez se evaporó al contarle sobre su nueva pasión.Ian acercó su cabeza a la de Katerina para observar las fotos del bebé, turbada ante su cercanía, le pasó la cámara para separarse de él. Sin querer rozó sus dedos y se ruborizó de nuevo avergo