El pensamiento asustó a Ivanna no quería volver a enamorarse, no quería volver a sentir el dolor que experimentó la vez anterior. Una parte de su mente le decía que lo que había sentido por Gael en el pasado no fue tan intenso como lo recordaba, que su dolor tenía mucho que ver con su situación, con los malos tratos de su padre, la falta de su mamá y Katerina en su vida y el hecho de tener que enfrentar un futuro sola. Sabía por haberlo vivido en carne propia que el sentirse solo e indefenso eran de las emociones humanas más tristes que pueden existir. Se decía que si Gael la quería que aprovechara esa segunda oportunidad que le daba la vida de ser feliz. La otra parte de su mente le decía que se protegiera que no le diera el poder a nadie de volver a herirla, que Gael se había ido esa noche sin ella, que él se pudo haber quedado cerca o llamar a la policía y que el
Al siguiente día después de la cena y de que Gema se marchara a dormir, Gael esperó impaciente fuera de la habitación de Ivanna mientas la enfermera la cambiaba. Poco después la mujer le anunció que estaba lista para recibirlo, y se dispuso a salir para darles un poco de intimidad. Como siempre la enfermera se sentó en el pasillo a esperar que Gael saliera y quedarse con Ivanna por el resto de la noche para atenderla en todas sus necesidades. Gael miró a la mujer que le esperaba sentada en la cama, recostadas sobre el mullido cabecero y rodeada de almohadas. No pudo dejar de pensar en lo hermosa que se veía bajo la tenue iluminación de la alcoba. La sonrisa que le dedicó hablaba de lo bien que se sentía en su compañía. Como había hecho en las últimas noches se sentó en la cama para charlar con ella. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó dos cartas que se le hicieron conocidas a Ivanna. ―Quiero abrirlas las cartas contigo, ¿te importaría? ―No, no me importa, me da un po
El día tan esperado y temido para Ivanna llegó. El día anterior le quitaron el yeso del brazo y el médico le dijo que ya su cadera soportaría la terapia. Bertha, la enfermera diurna, la vistió con un sencillo pantalón negro de yoga y una camiseta manga larga de un suave rosa que era cómoda y ligera. Gael la ayudó a sentarse en la silla de rueda y la enfermera la empujó hasta la habitación que habían equipado como gimnasio y que serviría para hacer los ejercicios necesarios para que la joven recuperara por completo su movilidad.Gema evaluaba con detenimiento a la mujer que inspeccionaba los aparatos cuando sus padres entraron. La niña vio como sus ojos recorrieron primero a Gael y después a su madre. No le gustó nada de lo que vio: la mujer tenía un cuerpo muy bien definido y tonificado, estaba vestida con un bonito traje deportivo de color aguamarina que res
Media hora después el jefe de seguridad de Gael llegó a la habitación del pánico buscando a Gema. La niña y él se llevaban muy bien por lo que le preocupó un poco el modo en que le pidió reunirse con ella en ese lugar que era secreto para el personal que trabajaba en la casa. Además de que para llegar hasta allí debía subir a las habitaciones privadas de la familia, lo que le incomodaba un poco porque sentía que esos espacios eran muy íntimos.―¿Qué sucede, pequeña? ―preguntó al entrar.―Blake, tenemos que hablar.Durante los siguientes minutos Gema le contó lo mismo que le había dicho a su padre más algunos de sus deseos y preocupaciones. Blake estuvo de acuerdo en armar un plan de vigilancia. Si no había nada más que los recelos de la niña no pasaría nada, pero si la fisioterapeuta estaba trabaj
Gael llegó a casa después del trabajo, había sido un día duro y necesitaba la paz que le proporcionaba hablar con Ivanna y Gema en la cena. Subió a las escaleras, se dio una ducha rápida y se vistió con comodidad antes de bajar para ir a la habitación de Ivanna para proponerle una cena íntima, solos los tres en la habitación de ella. La enfermera salió de la habitación y se detuvo al verlo.―Buenas tardes, señor Evans.―Buenas tarde, Bertha, ¿cómo ha pasado el día Ivanna?―Ha sido un día duro para ella, está agotada, le di un calmante y logré que tomara un poco de sopa, se acaba de dormir.―Me hubiese gustado poder cenar con ella, estoy loco que termine su rehabilitación, Sam me dijo que como se duerme tan temprano se despierta a medianoche por lo que tiene descontrolado su horario de sueño ―dijo Gael.―
Ivanna sintió que su mundo se compuso cuando Gael entró a la sala de fisioterapia y encaró a Charlotte. Recordó las palabras de Olivia y todas las piezas cayeron en su lugar porque escuchando a Gael fue que entendió que había sido objeto de la manipulación de una mujer que había sido contratada para ayudarla. Analizó la situación y se dio cuenta de que los comentarios comenzaron pareciendo inocentes, primero se ganó su confianza para poco a poco ir avanzando hasta envolverla en su juego.Cuando Gael la tomó en brazo y la miró a los ojos, se asustó porque pudo ver en su mirada la rabia que sentía. En ese momento no supo lo que estaba pasando, pero si sintió el alivio de que él interrumpiera la tortura que suponía los ejercicios de rehabilitación y la voz de Charlotte obligándola a continuar. Él se había sentado con ella en su
Al día siguiente muy temprano en la mañana Gael llamó a su médico para pedirle que le recomendase una nueva terapeuta para Ivanna. Después de explicarle el caso, el doctor le pidió que le diera ese día para localizarle al mejor. Ivanna disfrutó de un maravilloso día de descanso antes de comenzar para lo que para ella era una tortura.Estaban terminando de desayunar cuando Bertha tocó a la puerta de la habitación para anunciarles la llegada del fisioterapeuta.Gael ayudó a Ivanna a sentarse en la silla de ruedas y empujó esta fuera de la habitación, seguidos por Gema y Sasha. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a un hombre de piel oscura esperando en una de las salas.―Buenos días ―dijo Gael estudiando al hombre.―Buenos días, usted debe ser el señor Evans.Gael asintió.―Mi nombre es Malik y soy el terapeuta d
Blake esperaba impaciente a Gael bajara a desayunar, aunque la noche anterior se habían retirado a dormir más tarde por ser el cumpleaños de Ivanna, estaba seguro de que bajaría de un momento a otro. La primera en bajar fue Gema, estaba lista para ir a la escuela.―Buenos días, Gema.―Hola, Blake, buenos días para ti también. ¿Esperas a papá?―SíGema lo miró con sospecha.―¿Por qué cuando hablas conmigo le dices papá y a él le dices Gael? ―preguntó en voz alta para distraerla.―¡Chist! Te va a oír ―dijo ella en un susurro ―Es una sorpresa, mejor me voy con mamá.Blake sonrió mientras la veía alejarse.En ese momento Gael comenzó a bajar por las escaleras, al verlo parado al pie esperándolo frunció el ceño, no era habitual que Blake interrumpiera su rutina
La Navidad estaba a solo unos días e Ivanna no había hecho sus compras navideñas, por lo que le pidió a Miranda que la acompañase a buscar los regalos para la familia y los trabajadores de la casa. Pensó en que ese año debía dar muchos más obsequios que en años anteriores porque su círculo personal y el de Gema había crecido, peocupada pensó en que esa situación consumirían los pocos ahorros que había logrado reunir con mucho esfuerzo. Se dijo a sí misma que a pesar de que tendría que medirse mucho para poder darle a cada uno de ellos un detalle, pensaba que la Navidad era una época de alegría y lo que en verdad importaba era sentir la emoción del nacimiento del niño Dios. Miró su bastón y suspiró, se sentía una inútil, había pasado meses desde su accidente y aún no estaba bien, tenía limitaciones físicas. Desde que su padre la echó de la familia, por necesidad se había tenido que volver una persona independiente, había salido adelante con trabajo duro para que a Gema y a el