Como lo prometió, Vladimir llegó al día siguiente para la cena. Por instrucciones de Gunila, Ivanna se puso un vestido sencillo juvenil y unas ballerinas que combinaban. Su ropa llegó al mediodía por lo que tuvo de donde escoger. Una vez vestida, cepilló su cabello y solo usó un poco de brillo labial y el perfume con olor a vainilla que le encantaba.
Gunila quería que Vladimir viera a Ivanna fuera del lujoso vestido, que se diera cuenta de que era una chiquilla que no sabría ocupar el lugar de la esposa que él necesitaba. Sin embargo, no pudo ocultar la belleza de Ivanna a pesar de que lo intentó.
Cuando la joven entró al salón acompañada de su inseparable nana, Iván la miró apreciando la belleza y lozanía de la joven y pensó que era afortunado al recoger el fruto antes de que cayera, quería verla madurar y convertirse en la hermosa mujer que sería. Por eso se la trajo no podía correr el riesgo de que se enamorara de un hombre más joven y perderla. ¡No! Ella
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, te invito a seguir leyendo mi historia y espero que te guste y la disfrutes tanto como lo he hecho yo al escribirla
El día de su partida, Vladimir hizo acto de presencia, llegó con un guardarropa nuevo para ella, alegando que su prometida debía estar siempre elegante. La ropa aunque hermosa era para una persona de más edad de la que Ivanna tenía, resignada a usarla, la joven agradeció el regalo.Cuando fue a despedirse de ella, rozó su mejilla con las yemas de sus dedos largos y huesudos.―Recuerda siempre, Ivanna, que eres mía, ve, aprende y vuelve hecha una mujer refinada, estoy ansioso que pasen estos tres años para poder tenerte, mientras tanto piensa mucho en mí, yo pensaré constantemente en el día de tu regreso, preciosa mía.La repulsión de su toque la hizo temblar, él sonrió pensando que era timidez.Partió de Rusia en un avión privado que se dirigía a Suiza acompañada de Gunila y Nana. Aunque había viajado en otras
Ivanna caminó hasta el coche que la esperaba, su padre se encontraba sentado detrás del volante. La chica arrastró sus pesadas maletas hasta el maletero del vehículo, esperando que este le ayudara a subirlas. Iván no se movió de su asiento, por lo que la joven entendió que debía arréglaselas como pudiera. En otro momento su padre la habría ayudado, lo que le indicó lo enfadado que estaba.Como pudo se las arregló y después de cerrar el maletero se dirigió al asiento del copiloto, abrió la puerta, se subió al coche y ajustó el cinturón de seguridad. Iván arrancó el vehículo sin decir una palabra. Ivanna se quedó callada mirando su regazo, estaba asustada por el silencio de su padre. Algunos kilómetros después cuando pensó que no podía aguantar más la tensión, Iván detuvo el coc
Iván caminaba inquieto por el despacho de la casa, todo su futuro dependía de Ivanna.Hasta ese momento, Vladimir había sido un yerno modelo, con su apoyo había logrado contratos millonarios que incrementaron considerablemente su fortuna. Tenía su sueño en la punta de los dedos. Esperaba que todo saliera bien porque el hombre estaba furioso.Un toque en la puerta detuvo su inquieto caminar, la matrona entró en el despacho.―La chica sigue siendo virgen ―anunció la mujer.―Lo imaginaba, Ivanna es una buena chica. Vamos a llamar a Vladimir para darle la buena noticia.Iván llamó a su yerno y puso el teléfono en altavoz para que la matrona le confirmara la noticia. Al tercer repique contestó.―Iván ―respondió Vladimir con voz fría ―¿Cuáles son las noticias?―Ivanna sigue siendo pura, aquí la matrona que enviaste t
El rugido de rabia de Iván se escuchó en toda la casa. Como un poseso su padre entró a la habitación de Gael.Ivanna se quedó paralizada del miedo.―Puta ―le gritó Iván en un tono de voz aterrador.Su cuerpo desnudo se estremeció con el insulto, cerró los ojos cuando vio venir el primer golpe, la bofetada le giró la cara. La joven estaba tan aterrada que su mente se escapó de esa realidad y lo vivió como si lo que le estaba ocurriendo le pasase a otra persona. Pensó en Vladimir y se encogió aún más dentro de sí. Pensó que esa noche moriría.Sintió como Gael le puso la bata, pero cuando trató de abrazarla para consolarla se revolvió en sus brazos. «¡Por Dios!» pensó, estaba frente a su padre, era inconcebible dejar que la tocara. Cuando Iván levantó el puño pa
Ivanna miró la puerta cerrarse en su cara, no le gustaba esa mansión, sin embargo, durante los últimos tres años pasó gran parte de su tiempo en ese lugar, y representaba seguridad. Tenía miedo, estaba sola ante la desierta y oscura calle, y su futuro era incierto. Lo último que vio fue a Nana llorando al lado de su padre, dispuesta a irse con ella, pero él no lo permitió, la haló por un brazo y la metió en la casa.El frío la hizo moverse, el caminar los pocos pasos hasta el arbusto cercano para buscar sus cosas representó un gran esfuerzo. Separó unas ramas y vio que Olenka las había escondido dentro. Sacó su abrigo, lo abrió con cuidado y tomó los guantes y el gorro, se caló este último hasta las orejas y puso los guantes encima de la maleta. Gimió de dolor cuando movió los brazos para meterlos dentro de las mangas,
Ivanna palideció al escuchar las palabras, se giró con la frente perlada de sudor. Un hombre abrazaba a una mujer. Las tiernas palabras pronunciadas en ruso la volvieron a la realidad, nadie la perseguía. Con piernas temblorosas se dirigió a la salida del mercado, unas calles más adelante no pudo aguantarse más y se metió en un callejón donde vomitó hasta cansarse. Sacó de su bolso una botella da gua y se enjuagó la cara y la boca. Avergonzada por el desastre que hizo huyó del lugar.A lo lejos se vislumbró una iglesia católica, le dio las gracias a Dios por ponerla en su camino. Apresuró el paso hasta llegar a las puertas, las abrió y una especie de paz la envolvió. Metió los dedos en agua bendita y ser persignó. Su mirada recorrió el lugar buscando el confesionario, quizás necesitaba reencontrarse con sus orígenes, se conf
Gael, sus padres y Gema llegaron al hospital. La niña estaba impaciente porque su mamá ya estaba despierta, preguntaron en recepción el nuevo número de habitación y se dirigieron hacia allá. Gael no quería analizar el motivo por el cual estaba nervioso de ver de nuevo a Ivnna, ella era un dulce recuerdo del pasado. Durante los meses posteriores a su encuentro pensó mucho en ella, se encontraba recordándola sin motivo alguno. Con el pasar del tiempo su recuerdo fue desvaneciéndose, ahora solo pensaba en ella cuando olía la vainilla, escuchaba alguna mujer con acento ruso o durante las noches frías de invierno.Habían pasado muchos años, no sabía cómo sería recibido, debía estar muy enfadada y dolida pensando que él no había querido leer sus cartas, sentía pesar al pensar por todo lo que debió pasar siendo tan joven, estando t
Al quedarse solos, Ivanna prefirió ser ella la que comenzase a hablar.―Gael. ¿Cómo nos encontraste?La joven se preparó para escuchar una amarga verdad, porque quizás él siempre supo dónde estaban y solo apareció cuando Gema quedó sola.―Yo no las encontré, no sabía que estabas en Londres, ni que teníamos una hija, Gema llegó ayer a mi oficina exigiendo verme.―¡Oh! Con lo inteligente que es seguro revisó mis cosas y encontró tu dirección, ¿Pero cómo llegó hasta tu oficina? Es bastante lejos de donde vivimos.―Tuvo una muy buena motivación para buscarme, al parecer los servicios sociales consideraron que la señora Petrov era muy mayor para cuidarla y querían enviarla a un hogar de acogida.Ivanna emitió un jadeo sorprendido.―Gema, tomó las cartas que me hab&iacu