Al quedarse solos, Ivanna prefirió ser ella la que comenzase a hablar.
―Gael. ¿Cómo nos encontraste?
La joven se preparó para escuchar una amarga verdad, porque quizás él siempre supo dónde estaban y solo apareció cuando Gema quedó sola.
―Yo no las encontré, no sabía que estabas en Londres, ni que teníamos una hija, Gema llegó ayer a mi oficina exigiendo verme.
―¡Oh! Con lo inteligente que es seguro revisó mis cosas y encontró tu dirección, ¿Pero cómo llegó hasta tu oficina? Es bastante lejos de donde vivimos.
―Tuvo una muy buena motivación para buscarme, al parecer los servicios sociales consideraron que la señora Petrov era muy mayor para cuidarla y querían enviarla a un hogar de acogida.
Ivanna emitió un jadeo sorprendido.
―Gema, tomó las cartas que me hab&iacu
La zona donde estaba ubicado el edificio de apartamentos, donde vivían Ivanna y Gema era bastante humilde. Al ver las calles deterioradas y los chicos que rondaban las esquinas vendiendo droga pusieron a Gael de muy mal humor. El edificio tenía grafitis en sus paredes y la puerta de entrada estaba abierta lo que dejaba mucho que desear en materia de seguridad. El ascensor no funcionaba por lo que debieron subir los tres pisos por las escaleras. Gema sacó la llave de su cuello y abrió la puerta. Al entrar al minúsculo apartamento Gael estaba que echaba humo. Aunque estaba limpio y era muy colorido, era muy pequeño. ¿Cómo había soportado Ivanna vivir allí, después de haber vivido en una mansión? Y Gema, su hija había tenido que crecer en ese ambiente. Su rabia y desprecio hacia Iván Smirnov se incrementó. Al igual que hacia Madeleine, cada vez que recordaba que era la culpable de haberse perdido la infancia de su hija sentía que la odiaba. Su madre empezó a hacerle la maleta t
El lunes Gael llegó a la oficina muy temprano. La rabia que sentía no había remitido desde el viernes cuando descubrió la existencia de Gema, es más se había agravado con la visita hecha al apartamento donde vivían Ivanna y su hija. Lo que quería hacer y lo que debía eran cosas muy diferentes, así que decidió actuar cuanto antes para no caer en la tentación de estrangular a la culpable. La noche anterior había llamado a Ian para pedirle que enviara a Madeleine a su despacho en cuanto llegara, también había llamado a Blake para informarle que necesitaba a una persona de seguridad en su oficina a primera hora de la mañana. Eran las nueve en punto cuando su antigua secretaria entró a la oficina con una mirada aprensiva, se había corrido el rumor de la aparición de la hija del jefe y la mujer sabía por qué era llamada.― ¿Por qu
A finales de esa semana encontraron una hermosa casa amueblada en el centro de Clerkenwell. William y Gema le dieron el visto bueno y Gael no puso objeción alguna.Tenía una hermosa fachada georgiana, pero por dentro estaba remodelada con arquitectura interna contemporánea, las partes originales habían sido muy cuidadosamente renovadas. Contaba de cinco pisos y tres ventanas frontales. Seis habitaciones con sus baños, una terraza en la azotea, patio interno, jardín privado, piscina, sauna y spa, cocina, comedor, cuatro salas de recepción y varias bodegas. También disponía de un apartamento independiente en la planta baja, con dos habitaciones, un baño y salón―cocina y que estaba vinculado a la casa principal por medio de una puerta que se encontraba debajo de la escalera principal de esta, perfecto para la señora Petrov y Claire.De su nuevo hogar, lo que más impresion&o
El día en que Ivanna llegó a la nueva casa decidieron cenar temprano, esa noche ella se fue a dormir pronto porque estaba agotada por el traslado, aún no había recuperado todas sus fuerzas. Gema había pasado el día revoloteando alrededor de su madre hablando y contándole cosas, Gael miró la cara de cansancio de Ivanna y para entretener a la niña y bajarle un poco la energía la invitó a ver una película de ciencia ficción. La joven pensó que hacía muy bien su papel de padre ocupándose de Gema para que ella pudiera descansar, en el trascurso del día había demostrado una paciencia infinita para responder todas las preguntas que su hija era capaz de soltar, que eran muchas. Agradecida se durmió en cuanto puso la cabeza en la almohada, una sonrisa acompañaba su rostro, algo que no ocurría con mucha frecuencia a la hora de dormir.La seg
Al día siguiente durante la cena, Gema estaba muy locuaz, contando cosas del colegio y sus amigos. Ivanna observó como su hija estaba involucrando a Gael en su vida. Notó en su forma de hablarle que estaba encariñada con él, aunque por su terquedad característica aún se negaba a llamarlo papá. Iban a comenzar a cenar cuando Sasha hizo su aparición, saltó encima de la mesa y se plantó frente a Gael mirándolo fijamente como solo los gatos saben hacer. Nervioso, el hombre se echó hacia atrás en el asiento esperando un ataque por parte de Sasha.―Gema, baja al gato de la mesa ―pidió Gael con voz suave.No confiaba en que Sasha no se lanzara encima de él para morderlo o arañarlo ya había recibido varias muestras de su ira.Gema se levantó para obedecer a su padre, en ese momento Sasha saltó a las piernas de Gael y se acurruc&oacu
El pensamiento asustó a Ivanna no quería volver a enamorarse, no quería volver a sentir el dolor que experimentó la vez anterior. Una parte de su mente le decía que lo que había sentido por Gael en el pasado no fue tan intenso como lo recordaba, que su dolor tenía mucho que ver con su situación, con los malos tratos de su padre, la falta de su mamá y Katerina en su vida y el hecho de tener que enfrentar un futuro sola. Sabía por haberlo vivido en carne propia que el sentirse solo e indefenso eran de las emociones humanas más tristes que pueden existir. Se decía que si Gael la quería que aprovechara esa segunda oportunidad que le daba la vida de ser feliz. La otra parte de su mente le decía que se protegiera que no le diera el poder a nadie de volver a herirla, que Gael se había ido esa noche sin ella, que él se pudo haber quedado cerca o llamar a la policía y que el
Al siguiente día después de la cena y de que Gema se marchara a dormir, Gael esperó impaciente fuera de la habitación de Ivanna mientas la enfermera la cambiaba. Poco después la mujer le anunció que estaba lista para recibirlo, y se dispuso a salir para darles un poco de intimidad. Como siempre la enfermera se sentó en el pasillo a esperar que Gael saliera y quedarse con Ivanna por el resto de la noche para atenderla en todas sus necesidades. Gael miró a la mujer que le esperaba sentada en la cama, recostadas sobre el mullido cabecero y rodeada de almohadas. No pudo dejar de pensar en lo hermosa que se veía bajo la tenue iluminación de la alcoba. La sonrisa que le dedicó hablaba de lo bien que se sentía en su compañía. Como había hecho en las últimas noches se sentó en la cama para charlar con ella. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó dos cartas que se le hicieron conocidas a Ivanna. ―Quiero abrirlas las cartas contigo, ¿te importaría? ―No, no me importa, me da un po
El día tan esperado y temido para Ivanna llegó. El día anterior le quitaron el yeso del brazo y el médico le dijo que ya su cadera soportaría la terapia. Bertha, la enfermera diurna, la vistió con un sencillo pantalón negro de yoga y una camiseta manga larga de un suave rosa que era cómoda y ligera. Gael la ayudó a sentarse en la silla de rueda y la enfermera la empujó hasta la habitación que habían equipado como gimnasio y que serviría para hacer los ejercicios necesarios para que la joven recuperara por completo su movilidad.Gema evaluaba con detenimiento a la mujer que inspeccionaba los aparatos cuando sus padres entraron. La niña vio como sus ojos recorrieron primero a Gael y después a su madre. No le gustó nada de lo que vio: la mujer tenía un cuerpo muy bien definido y tonificado, estaba vestida con un bonito traje deportivo de color aguamarina que res