Ivanna miró la puerta cerrarse en su cara, no le gustaba esa mansión, sin embargo, durante los últimos tres años pasó gran parte de su tiempo en ese lugar, y representaba seguridad. Tenía miedo, estaba sola ante la desierta y oscura calle, y su futuro era incierto. Lo último que vio fue a Nana llorando al lado de su padre, dispuesta a irse con ella, pero él no lo permitió, la haló por un brazo y la metió en la casa.
El frío la hizo moverse, el caminar los pocos pasos hasta el arbusto cercano para buscar sus cosas representó un gran esfuerzo. Separó unas ramas y vio que Olenka las había escondido dentro. Sacó su abrigo, lo abrió con cuidado y tomó los guantes y el gorro, se caló este último hasta las orejas y puso los guantes encima de la maleta. Gimió de dolor cuando movió los brazos para meterlos dentro de las mangas,
Ivanna palideció al escuchar las palabras, se giró con la frente perlada de sudor. Un hombre abrazaba a una mujer. Las tiernas palabras pronunciadas en ruso la volvieron a la realidad, nadie la perseguía. Con piernas temblorosas se dirigió a la salida del mercado, unas calles más adelante no pudo aguantarse más y se metió en un callejón donde vomitó hasta cansarse. Sacó de su bolso una botella da gua y se enjuagó la cara y la boca. Avergonzada por el desastre que hizo huyó del lugar.A lo lejos se vislumbró una iglesia católica, le dio las gracias a Dios por ponerla en su camino. Apresuró el paso hasta llegar a las puertas, las abrió y una especie de paz la envolvió. Metió los dedos en agua bendita y ser persignó. Su mirada recorrió el lugar buscando el confesionario, quizás necesitaba reencontrarse con sus orígenes, se conf
Gael, sus padres y Gema llegaron al hospital. La niña estaba impaciente porque su mamá ya estaba despierta, preguntaron en recepción el nuevo número de habitación y se dirigieron hacia allá. Gael no quería analizar el motivo por el cual estaba nervioso de ver de nuevo a Ivnna, ella era un dulce recuerdo del pasado. Durante los meses posteriores a su encuentro pensó mucho en ella, se encontraba recordándola sin motivo alguno. Con el pasar del tiempo su recuerdo fue desvaneciéndose, ahora solo pensaba en ella cuando olía la vainilla, escuchaba alguna mujer con acento ruso o durante las noches frías de invierno.Habían pasado muchos años, no sabía cómo sería recibido, debía estar muy enfadada y dolida pensando que él no había querido leer sus cartas, sentía pesar al pensar por todo lo que debió pasar siendo tan joven, estando t
Al quedarse solos, Ivanna prefirió ser ella la que comenzase a hablar.―Gael. ¿Cómo nos encontraste?La joven se preparó para escuchar una amarga verdad, porque quizás él siempre supo dónde estaban y solo apareció cuando Gema quedó sola.―Yo no las encontré, no sabía que estabas en Londres, ni que teníamos una hija, Gema llegó ayer a mi oficina exigiendo verme.―¡Oh! Con lo inteligente que es seguro revisó mis cosas y encontró tu dirección, ¿Pero cómo llegó hasta tu oficina? Es bastante lejos de donde vivimos.―Tuvo una muy buena motivación para buscarme, al parecer los servicios sociales consideraron que la señora Petrov era muy mayor para cuidarla y querían enviarla a un hogar de acogida.Ivanna emitió un jadeo sorprendido.―Gema, tomó las cartas que me hab&iacu
La zona donde estaba ubicado el edificio de apartamentos, donde vivían Ivanna y Gema era bastante humilde. Al ver las calles deterioradas y los chicos que rondaban las esquinas vendiendo droga pusieron a Gael de muy mal humor. El edificio tenía grafitis en sus paredes y la puerta de entrada estaba abierta lo que dejaba mucho que desear en materia de seguridad. El ascensor no funcionaba por lo que debieron subir los tres pisos por las escaleras. Gema sacó la llave de su cuello y abrió la puerta. Al entrar al minúsculo apartamento Gael estaba que echaba humo. Aunque estaba limpio y era muy colorido, era muy pequeño. ¿Cómo había soportado Ivanna vivir allí, después de haber vivido en una mansión? Y Gema, su hija había tenido que crecer en ese ambiente. Su rabia y desprecio hacia Iván Smirnov se incrementó. Al igual que hacia Madeleine, cada vez que recordaba que era la culpable de haberse perdido la infancia de su hija sentía que la odiaba. Su madre empezó a hacerle la maleta t
El lunes Gael llegó a la oficina muy temprano. La rabia que sentía no había remitido desde el viernes cuando descubrió la existencia de Gema, es más se había agravado con la visita hecha al apartamento donde vivían Ivanna y su hija. Lo que quería hacer y lo que debía eran cosas muy diferentes, así que decidió actuar cuanto antes para no caer en la tentación de estrangular a la culpable. La noche anterior había llamado a Ian para pedirle que enviara a Madeleine a su despacho en cuanto llegara, también había llamado a Blake para informarle que necesitaba a una persona de seguridad en su oficina a primera hora de la mañana. Eran las nueve en punto cuando su antigua secretaria entró a la oficina con una mirada aprensiva, se había corrido el rumor de la aparición de la hija del jefe y la mujer sabía por qué era llamada.― ¿Por qu
A finales de esa semana encontraron una hermosa casa amueblada en el centro de Clerkenwell. William y Gema le dieron el visto bueno y Gael no puso objeción alguna.Tenía una hermosa fachada georgiana, pero por dentro estaba remodelada con arquitectura interna contemporánea, las partes originales habían sido muy cuidadosamente renovadas. Contaba de cinco pisos y tres ventanas frontales. Seis habitaciones con sus baños, una terraza en la azotea, patio interno, jardín privado, piscina, sauna y spa, cocina, comedor, cuatro salas de recepción y varias bodegas. También disponía de un apartamento independiente en la planta baja, con dos habitaciones, un baño y salón―cocina y que estaba vinculado a la casa principal por medio de una puerta que se encontraba debajo de la escalera principal de esta, perfecto para la señora Petrov y Claire.De su nuevo hogar, lo que más impresion&o
El día en que Ivanna llegó a la nueva casa decidieron cenar temprano, esa noche ella se fue a dormir pronto porque estaba agotada por el traslado, aún no había recuperado todas sus fuerzas. Gema había pasado el día revoloteando alrededor de su madre hablando y contándole cosas, Gael miró la cara de cansancio de Ivanna y para entretener a la niña y bajarle un poco la energía la invitó a ver una película de ciencia ficción. La joven pensó que hacía muy bien su papel de padre ocupándose de Gema para que ella pudiera descansar, en el trascurso del día había demostrado una paciencia infinita para responder todas las preguntas que su hija era capaz de soltar, que eran muchas. Agradecida se durmió en cuanto puso la cabeza en la almohada, una sonrisa acompañaba su rostro, algo que no ocurría con mucha frecuencia a la hora de dormir.La seg
Al día siguiente durante la cena, Gema estaba muy locuaz, contando cosas del colegio y sus amigos. Ivanna observó como su hija estaba involucrando a Gael en su vida. Notó en su forma de hablarle que estaba encariñada con él, aunque por su terquedad característica aún se negaba a llamarlo papá. Iban a comenzar a cenar cuando Sasha hizo su aparición, saltó encima de la mesa y se plantó frente a Gael mirándolo fijamente como solo los gatos saben hacer. Nervioso, el hombre se echó hacia atrás en el asiento esperando un ataque por parte de Sasha.―Gema, baja al gato de la mesa ―pidió Gael con voz suave.No confiaba en que Sasha no se lanzara encima de él para morderlo o arañarlo ya había recibido varias muestras de su ira.Gema se levantó para obedecer a su padre, en ese momento Sasha saltó a las piernas de Gael y se acurruc&oacu