Konstantin, salió del hospital agotado, tuvo guardia de veinticuatro horas y llevaba casi cuarenta y ocho horas sin dormir. Entre la pelea con Sophie, la emergencia de su paciente, la boda de su hermana y la guardia se sentía como si lo hubiera pisado un elefante. Sonrió con tristeza, se le estaba pegando las frases de sus pacientes, ninguno de sus chiquillos los había pisado un elefante, pero tenían mucha imaginación, Se preguntó que habría ocurrido con Sophie que no se presentó a la guardia, el jefe de residencia comentó que había tenido un problema familiar y tomó dos días de los que le debían de vacaciones. Entró a su apartamento sin ganas de verla, ni de pelear de nuevo con ella. Las luces estaban apagadas lo que le extrañó porque ya había anochecido. ¿Habría salido Sophie? Encendió la luz de la sala. Fue directo a la nevera, sacó una cerveza de las que ella tomaba, la destapó y le dio un trago largo. Arrugó la cara, pero se la tragó. No acostumbraba a beber cerveza, le gustaban
―¿Qué quieres ir a dónde? ―preguntó Gema sorprendida.―A un club de estriptis ―respondió Claudia con mirada divertida.―Hay tipos buenorros allí, pero ¿no te da un poco de repelús? ―indagó Gema fingiendo un estremecimiento.―No quiero ir a ligar a un club de estriptis para mujeres, quiero ir a uno para hombres ―afirmó categóricamente Claudia, aunque su sonrisa tenía un poco de picardía.―¿Y para qué demonios quieres ir a un club de estríper a ver a un grupo de guarras restregarse contra los hombres? ¿O acaso te has vuelto lesbiana? ―preguntó Gema con el ceño fruncido. Ante la pregunta de su amiga Claudia soltó una carcajada, negando con la cabeza.―No, no me he vuelto homosexual, voy a clases de Pole Dance[1]. Es un excelente ejercicio y me gusta ir a ver las rutinas y descubrir nuevos movimientos ―alegó su amiga cuando pudo hablar de la risa.―¿En serio? ¿Vas sola a esos antros? ―curioseó Gema con una sonrisa pícara ―No voy sola, casi siempre Thom me acompaña.Gema abrió la boca
Konstantin no se sentía cómodo en aquel sitio, no era que no hubiese ido anteriormente cuando era un joven y cachondo estudiante de primer año, pero sus colegas japoneses le pidieron ir y no tuvo forma de negarse. Los hombres estarían poco tiempo en el país, se irían en cuanto acabase el congreso. Debido a la fluidez del lenguaje, había sido a él a quien le tocó buscar una sala y una chica para un baile privado. Avisó a los japoneses que todo estaba preparado y se dirigieron hacia allá.Gema estaba furiosa, se había reconciliado consigo misma y decidido darle la oportunidad a Konstantin de demostrar que era la clase de hombre que ella necesitaba en su vida. Ambos habían tenido una semana bien ocupada, él con un congreso, ella con la compra de una compañía, pero habían hablado todas las noches. Largas llamadas nocturnas con palabras susurradas cuando ambos estaban en la cama. La noche anterior lo llamó pasada las doce y hablaron casi una hora, quedaron en verse el fin de semana cuando
Las chicas habían decidido regresar al apartamento de Gema, la noche ya estaba arruinada, en el camino pararon en una tienda de licores para comprar una botella de tequila, mezcla de margaritas y limones. Iban a hacer una fiesta de despecho, aunque les faltaban personas, pero las mejores amigas de Gema, aparte de Claudia, eran Mary que no estaba en la ciudad; Alexa a la que no podía llamar para destripar a su hermano y Jelena a la que, si podía llamar para destripar a un Kuznetsov, pero estaba en la universidad en Durham.Horas más tarde y media docena de margaritas después, Gema reconoció ante Claudia lo que nunca se había atrevido a confesarle a nadie y es que desde que era una niña, estaba total y absolutamente enamorada de Konstantin.Gema habló del día que lo conoció, de cómo se quedó mirándola, de lo atractivo que siempre le pareció desde que era un adolescente, de su fiesta de doce años cuando Konstantin no se separó de ella en toda la noche. También le habló de las mariposas q
Gema abrió los ojos lentamente, la cabeza le iba a estallar. Aún llevaba puesto el vestido de la noche anterior, sentía la lengua reseca, las náuseas la invadieron y corrió al baño. Vomitó la pizza de la noche anterior, se sentía morir. Como pudo se quitó el vestido, vio su torso enrojecido con las marcas que la tela había dejado en su piel, se puso un albornoz y se arrastró hasta su cama acurrucándose en posición fetal.Thomas entró en la habitación con una bebida energética y dos aspirinas.―Buenos días, nena ―saludó con demasiada alegría para opinión de la chica.―Vete antes de que te asesine ―gruño Gema.―¡Oh, vamos! Vengo a socorrerte. Claudia ya revivió gracias a mis cuidados ―expresó Thomas.La obligó a incorporarse y le pasó la bebida y dos aspirinas que Gema ingirió con desesperación.―En media hora tendré café y magdalenas listas para el desayuno, hoy tienes que resolver la situación con tu casi novio, no dejes que se enquiste. Además, recuerda que estaremos aquí menos de un
Gema no tuvo más que mirar la cara de Konstantin para notar lo cansado que estaba por lo que tomó su móvil y llamó a su restaurante italiano favorito para que le llevaran la comida a su casa. Él levantó una ceja a modo de broma, estaba feliz de que tácitamente lo hubiese invitado tácitamente a conocer su hogar. Estarían solos y podrían hablar y si tenía mucha suerte, Gema le permitiría besarla. Moría por hacerlo, los besos que le dio en su consultorio le parecieron pocos, quería más, mucho más, tenía tanto tiempo esperando por ella que no podía contener la emoción ni la impaciencia.El edifico donde vivía Gema quedaba cerca del hospital y era muy céntrico. También era muy seguro.―Hola, Henry ―saludó la chica ―¿Cómo sigue tu nieta?―Mejorando, señorita Gema, pronto saldrá del hospital.―Son muy buenas noticias, Henry. Este es mi amigo, Konstantin, él es médico pediatra y trabaja en el Great Ormond Street Hospital, por si necesitas ayuda ―Ofreció Gema.Konstantin sonrió y se acercó al
La cara de sorpresa de Konstantin le confirmó a Gema que él no sabía nada de lo que en realidad sucedió.―Alexander y Dimitri nos dijeron que papá había muerto en un secuestro, que habían intentado secuestrarlo y como la policía dio con él los secuestradores lo ejecutaron, dijeron que todos habían muerto en el enfrentamiento con la policía ―explicó él con la confusión reflejada en el rostro.―Te contaré todo desde el principio, ―dijo Gema, rezando para que él la escuchara ―cuando mi mamá fue desterrada por mi abuelo, este le dijo a tu padre que mi madre había muerto en un accidente de tráfico y le ofreció a Katerina como esposa sustituta. Después de muchos años, pocos meses antes de conocerte, tu padre se enteró de que mi mamá estaba viva, enfurecido, trató de secuestrarnos a ambas, pero solo se pudo llevar a mi mamá. Mi papá con su equipo de seguridad y varias personas más fueron detrás de ellos. Hubo un tiroteo en el avión y tu padre fue alcanzado por una bala, así que fue en el res
Claudia y Thomas se habían marchado la noche anterior. Le costó mucho despedirse de nuevo de sus amigos, no estaba segura de cuando se volverían a ver. Aunque hablaba con ellos con bastante regularidad no era lo mismo. Las ocupaciones diarias, la falta de tiempo y la distancia siempre alejaban a las personas. Sonrió cuando recordó uno de los dichos de Claudia: Amor de lejos, amor de pendejos. Y es que su amiga dejó un novio en su país y cuando regresó ya tenía otra. Hasta Thomas, Claudia estaba enfocada en su carrera, al igual que ella, con la diferencia de que su amiga se había quemado y Gema no se arriesgó a hacerlo. Pensó en como cambiaban las cosas. Claudia estaba arriesgando de nuevo su corazón al amar a Thomas, y ella no sintió que lo arriesgaba si no que lo entregaba. Se sentía liberada.Le había encantado la visita de sus amigos y le pareció que les faltó tiempo para tantas cosas. Gema le hubiese encantado llevarlos a la finca de sus abuelos y mostrarle lo bonito de la campiñ