Claudia y Thomas se habían marchado la noche anterior. Le costó mucho despedirse de nuevo de sus amigos, no estaba segura de cuando se volverían a ver. Aunque hablaba con ellos con bastante regularidad no era lo mismo. Las ocupaciones diarias, la falta de tiempo y la distancia siempre alejaban a las personas. Sonrió cuando recordó uno de los dichos de Claudia: Amor de lejos, amor de pendejos. Y es que su amiga dejó un novio en su país y cuando regresó ya tenía otra. Hasta Thomas, Claudia estaba enfocada en su carrera, al igual que ella, con la diferencia de que su amiga se había quemado y Gema no se arriesgó a hacerlo. Pensó en como cambiaban las cosas. Claudia estaba arriesgando de nuevo su corazón al amar a Thomas, y ella no sintió que lo arriesgaba si no que lo entregaba. Se sentía liberada.Le había encantado la visita de sus amigos y le pareció que les faltó tiempo para tantas cosas. Gema le hubiese encantado llevarlos a la finca de sus abuelos y mostrarle lo bonito de la campiñ
A la mañana siguiente, Gema despertó rodeaba de calidez y sin abrir los ojos pensó que amanecer en los brazos de Konstantin era una de las cosas más bonitas que le había sucedido en la vida. Estaba acostada de lado, dándole la espalda a él, sus ojos permanecían cerrados disfrutando de la sensación de tener uno de los brazos masculinos rodeándole la su cintura. Pegándola a su cuerpo como si no quisiera que se le escapara mientras dormía. Sus nalgas reposaban encima de su miembro viril que al parecer estaba bastante entusiasmado de tenerla cobijándolo. Aspiró aire en profundidad y el olor que expedía su cuerpo era el de Konstantin. En ese momento y lugar no pudo más que admitir ante sí misma que estaba total y absurdamente enamorada. Sonrió cuando sintió un beso entre su cuello y su hombro le informó de que él estaba despierto, se giró en sus brazos para mirarlo de frente, la leve barba le hizo cosquillas en la mano cuando la deslizó por su mejilla.―Buenos días ―dijo Gema levantando un
Gema quería que se abriera un agujero en el suelo y se la tragara. Tenía muchísimas ganas de llorar, pero su orgullo vino al rescate y sostuvo esas lágrimas a punta de esfuerzo. Pensó en despedirse, pero Alexa la conocía y se daría cuenta de lo afectada que estaba.Se había rendido ante Konstantin, había aceptado lo que sentía por él, y justo cuando tenía la felicidad tocando la punta de sus dedos, aparecía Sophie a derrumbar su castillo de naipes de una sola patada. Miró a su alrededor, las especulaciones pululaban entre Alexa y sus hermanos, se levantó y caminó por el jardín simulando examinar las flores.Se sentía devastada. Por primera vez había aceptado lo que sentía por Konstantin, pensó en darse la oportunidad de una vida juntos y ocurría aquello. Si no hubiese corrido tanto para que él no la alcanzara…Quizás era una tonta, pero se retiraría totalmente de la escena. Nunca se metería entre una pareja que esperaba un hijo, ella había vivido sin su papá hasta los once años y habí
Konstantin había pasado la noche despierto recordando a Gema, cada momento que había vivido y experimentado a su lado, atormentado por los sollozos que escuchó a través de la puerta. Quería llamarla para saber cómo estaba, pero ella le había pedido que no lo hiciera. Estaba preocupado porque sabía que Gema, igual que él, guardaría todo dentro de sí. Además de reservada, no tenía con quien hablar sobre lo que sentía. Su amiga Claudia vivía muy lejos, y otra de sus mejores amigas era Alexa, su hermana, y sabía de sobra que jamás les diría nada de él, era demasiado honorable para hacerlo.A primera hora de la mañana, llamó a Sophie para avisarle de que iba por ella para llevarla al médico y hacerle los exámenes. Ella le contestó que se sentía mal, que saldría más tarde a hacerse los exámenes cuando las náuseas que sentía remitieran. Preocupado, Konstantin fue hasta su apartamento. La compañera de piso de Sophie le informó de que ella había salido temprano al hospital. Konstantin comenzó
Su abuelo la miró con el ceño fruncido y sin siquiera caminar siguió su camino. Gema se lo quedó mirando hasta que se subió al ascensor que ella había dejado abierto.―Pasa, Gema, llegaste temprano ―afirmó Jelena.―¿Qué quería ese hombre? ―preguntó Gema con preocupación―¿Mi padre? ―dijo Jelena rehuyendo su mirada.―Sí, ¿qué demonios quería después de haberte ignorado todos estos años? ―preguntó fijando en su mente las facciones de su “abuelo”.―No quiero hablar de él, estoy preocupada por ti. ¿Qué pasó que tienes los ojos hinchados?Gema abrió la boca para contarle a Jelena, pero no pudo hablar, las lágrimas comenzaron a rodar de nuevo por sus mejillas y llorando abrazó a su tía. Un maullido las separó, estaba aplastando a su nuevo gato.―Algo acaba de maullar en tu bolso.Gema metió la mano y sacó a su nuevo amigo.―Lo encontré esta mañana en la basura, como comprenderás no podía dejarlo allí así que lo traje conmigo ―respondió hipando ―Lo llamé Herbie.―Hola, Herbie ―saludo Jelena
Konstantin no sabía cómo presentarse ante Gema y decirle que la boda había sido cancelada y que no tendría un hijo, que todo había sido una treta de Sophie para atraparlo. Se sentía un tonto por haberle creído, debió de llevarla al médico desde el primer día, pero estaba tan abatido que la dejó salirse con la suya. ¿Acaso pensó que podría engañarlo para siempre? Menos mal que su deseo por ella estaba muerto y que no accedió a tener relaciones si no su paternidad pudo haberse convertido en real. Y por mucho que la odiara por haberlo engañado de esa manera, se hubiese quedado por su hijo. Y por haber sido tan idiota de volverse a acostar con ella.Estaba asustado porque cada vez que pensaba que podía tener una relación con Gema, algo sucedía y la perdía. Necesitaba tener todos los cabos atados antes de volver a ella.Necesitaba un plan.Eran las siete de la tarde cuando tocó la puerta de la casa, le preocupó un poco llegar si anunciarse, pero tenía la esperanza de ser bien recibido o al
Gema estaba aburrida, o quizás impaciente, lo cierto es que sabía que tenía que salir de su casa esa noche porque si no la tentación de ir por Konstantin y darle un tortazo en la cabeza no se le pasaría. La invitación de sus padres de acompañarlos a ver una obra teatral en Picadilly Circus le vino como anillo al dedo, de seguro había sido idea de su madre. Había hablado con ella el día en que se descubrió el engaño de Sophie y todos los días desde entonces. Su mamá la conocía mejor que nadie y sabía que la paciencia no era una de sus virtudes por lo que la invitó a salir. Quedaron en pasar a buscarla a las siete de la tarde. Estaba lista dando vueltas en su apartamento como león enjaulado o mejor dicho como leona, esperando que llegaran sus padres por ella, tenía ganas de meterse entre ambos y dejarse consentir. Por otra parte, había visto la cara de preocupación de su padre toda la semana y quiso salir con ellos para calmarlo.Aún estaba furiosa por los escuetos mensajes de Konstant
Después de la cena, Konstantin llevó a Gema a su apartamento. Habían estado acompañados toda la noche y no habían tenido oportunidad de hablar. En cuanto la puerta se cerró su prometido, que no era su prometido, la abrazó.―Te extrañé muchísimo ―dijo emocionado.―No lo parecía. Te tardaste cuatro días en venir por mí ―refunfuñó Gema.―Pensaba retrasarlo un mes, hasta que la prensa se calmara o estallara otro escándalo que opacara el mío. No quería que fueras acosada por ella, que dijeran de ti que le robaste el novio a otra mujer, pero tu mamá me dijo que ni se me ocurriera hacer eso, que tú no tenías mucha paciencia y me lo harías pagar.―Konstantin, soy fanática de la prensa amarillista, me parece muy divertida y mamá tenía razón, te quedaban tres días de plazo para buscarme, si no lo pagarías.―Ahora lo sé, tu mamá me dijo lo de la prensa, así que me dije que si iban a hablar que fuera a lo grande ―sonrió Konstantin ―. Puedo saber… ¿qué tenías planeado para mí?―¿Viste la película