Katerina pensó que sus temblorosas piernas no la dejarían acercare a la caseta del jardín, pero de alguna manera se las arregló para llegar hasta el umbral de la entrada. Alexander hizo el resto del camino, se acercó poco a poco con la mirada anclada a la suya. Cuando estuvo frente a ella, sacó del bolsillo de su chaqueta un estuche de joyería, lo abrió, se arrodilló frente a Katerina y le dijo:―Hoy, delante de nuestra familia y con su consentimiento, yo, Alexander Kuznetsov te pido en matrimonio, Katerina ¿Quieres hacerme el hombre más feliz del mundo y casarte conmigo? Porque de nada vale, mi riqueza, mi vida y mi libertad si tú no me amas, porque puedo asegurarte de que yo te amo por encima de todas esas cosas. Te amo tanto, que he renunciado a todo para ser libre de pedirte que seas mi esposa.Conmovida, Katerina se dejó caer de rodillas frente a Alexander y tomó su cara entre sus manos hasta unir su frente con la suya―¿Qué has hecho, amor mío? ―preguntó emocionada.―Renuncié a
La noche sorprendió a los invitados bailando en la improvisada pista de baile. La música era lenta. Alexander y Katerina habían cumplido con todo el protocolo de la boda y habían partido el pastel, en ese momento se movían con suavidad en la pista de baile. Él sin la chaqueta del esmoquin y sin la corbata de lazo, ella sin sus tacones, en sus pies cargaba sus zapatillas de pijama. ―Creo que llegó la hora de irnos ―le susurró Alexander en su oreja. ―Déjame despedirme de… ―No, amor, los novios se fugan, el equipaje está en la maleta del coche. ―Pero, Alexander, debo darles instrucciones a las niñeras... ―Amor, los niños estarán bien, además, mis tías se quedarán hasta que volvamos de la luna de miel, si pudieron criarnos a nosotros que éramos unos demonios de seguro podrán con nuestros niños. ―Sé que tienes razón, es la costumbre de estar pendiente, pero está bien, será divertido fugarnos. Los chicos también ayudarían, los mayores se ocuparían de los más pequeños. La familia era g
Primer Epílogo Gael desayunaba en su habitación, Ivanna aún estaba dormida. Había pasado una noche agitada, su vientre voluminoso no la había dejado dormir bien, se levantó muchas veces para ir al baño, después la posición acostada le resultó incomoda, se ahogaba y le dolía la espalda. Él, pacientemente buscó almohadas y cojines para aliviarla, hasta que su mujer encontró una postura cómoda semisentada. Cerca del amanecer el agotamiento había ganado la batalla y se encontraba en el más profundo de los sueños. Un quejido hizo que levantara la cabeza de la tableta donde leía las noticias, Ivanna se removía en la cama, miró un rato a su esposa hasta que vio que seguía profundamente dormida. Sin hacer ningún ruido salió de la habitación pasó primero por la habitación de Billy y vio que estaba despierto, su niñera Anna intentaba vestirlo mientras el inquieto niño saltaba en la cama. ―¡Papá! ―gritó el chiquillo lanzándose de la cama para ir a su encuentro. Gael lo levantó en sus brazos ri
Segundo epílogo Katerina estaba recostada en su cama, en la única posición en la que podía acostarse con su voluminoso vientre: de lado. Se había sentido muy mal desde el principio del embarazo, por lo que pensó que tendría un niño. Su sorpresa fue mayúscula cuando se enteró de que esperaba otra niña. Al principio no podía creer que estaba embarazada, durante mucho tiempo evitó tener otro niño porque había demasiados que cuidar. A su edad pensaba que era imposible salir embarazada por lo que se descuidó. Impaciente miró el reloj, Alexa no había llegado aún. La había extrañado muchísimo durante todos los meses que estuvo fuera. Con una sonrisa pícara pensó en la cara que pondría cuando la viera embarazada. No tuvo que esperar mucho, su hija subió corriendo las escaleras y se precipitó hacía su habitación, sin detenerse a tocar abrió la puerta. ―¿Mamá? ¿Qué es eso? ―Eso, es tu hermanita. ―¡Oh, mi Dios! Pero… ¿Cómo paso? ―Alexa, cariño, eres médica, ¿acaso debo explicártelo? ―¡Mam
Tercera parte: Gema Dicen que la curiosidad mató al gato, pero Gema creía que en su caso la salvaría de cometer un grave error en su muy planificada vida. Todo comenzó cuando tenía quince años y estaba en el último año de la escuela secundaria. Según los patrones educativos era muy chica para graduarse y entrar a la universidad y lo hubiese logrado antes, pero su madre, trató por todos los medios de que tuviera una infancia normal. Algo completa y absolutamente incompatible con su elevado coeficiente intelectual. Ese día en particular estaba en uno de sus lugares favoritas de la casa donde vivía: La habitación del pánico. Desde ese lugar se podía vigilar toda la casa porque tenía acceso a todas las cámaras de seguridad e incluso se podía activar el sonido y escuchar las conversaciones. Lo mejor de todo era que el acceso a esta habitación se hacía desde su armario por lo que la consideraba parte de su recámara. Tenía que resolver unos ejercicios de matemáticas así que agarró a Sasha
Dos años después.Para celebrar su décimo octavo cumpleaños de Gema, sus padres planearon una gran fiesta.Ese día comenzaba la primera parte de su plan anticortejo.Había pensado mucho en la situación y no quería casarse. Con nadie, por lo menos no en ese momento, y mucho menos con Konstantin. Si bien era cierto que le atraía como ningún hombre era capaz de hacerlo, también era cierto que era una chica orgullosa y no caería con un hombre que era tan arrogante que pensaba que podría conquistarla con rapidez. No quería casarse con un hombre ruso, la imagen que tenía de ellos era de dominantes, machistas y retrógrados y por nada del mundo dejaría que un hombre le quitara su libertad. Razones por las cuales sus planes se mantuvieron y como primer paso, ese día, Gema regresó a casa para la celebración acompañada de Brian, su amigo, que se haría pasar por su novio.Cuando sus padres fueron a buscarla a la estación de trenes, la cara de Gael no tenía precio, su niña venía acompañada de un
Al día siguiente Gema pensó que su fiesta de cumpleaños había sido un éxito. Se divirtió mucho y logró su objetivo: Presentar a Brian como su novio para que Konstantin lo viera.La noche anterior bailó con su amigo y con todo el que la sacó a bailar hasta que le dolieron los pies. Konstantin no la invitó a bailar, no se acercó a ella en toda la noche y no bailó con nadie. Parecía una estatua de piedra recostado en uno de los pilares del salón. Podía sentir sus ojos siguiéndola por la pista mientras se meneaba y movía las caderas provocadoramente en su beneficio.Gema se sentía victoriosa, casi le quería gritar: «¿Esto era lo que querías?, ¿a mí? ¡Pues no me tendrás!» La primera batalla de esa guerra no declarada la había ganado ella, pensó con satisfacción. Se sentía eufórica porque había momentos en los que no estaba segura de poder detener la estúpida atracción que Konstantin ejercía sobre ella. Si lo veía a lo lejos, instintivamente comenzaba a caminar hacia él sonriendo, hasta que
Gema comenzó a ponerse nerviosa, pareciera que cada vez que giraba Konstantin estaba allí. ¡Demonios! No entendía como podían encontrárselo tan seguido. ¿No se había graduado el año anterior y estaba haciendo la residencia en un hospital? ¿Acaso no era cierto que los residentes casi no tenían tiempo libre? Debería andar atendiendo pacientes y no tentándola con su presencia. Lo peor de todo, era que en cada oportunidad en la que se encontraban por “casualidad” él se detenía a hablar con Brian. Gema temía que en cualquier momento le sacara una confesión a su “novio”. ―Hola, Brian, ¿cómo has estado? ―preguntó Konstantin ―¡Oh! Hola, Konstantin, muy bien, ¿y tú? ―respondió Brian con más entusiasmo del que Gema podía soportar. ―Gema ―dijo Konstantin a modo de saludo con una sonrisa arrogante. Ella apretó los labios y lo ignoró. ―Te estaba buscando, Brian, tengo dos entradas para el juego Liverpool y Oxford United en el Kassam Stadium de esta noche ¿Quieres ir conmigo? ―Me encantaría