Hola de nuevo, a petición de ustedes, les dejo un segundo epílogo. Espero que les guste Bella
Tercera parte: Gema Dicen que la curiosidad mató al gato, pero Gema creía que en su caso la salvaría de cometer un grave error en su muy planificada vida. Todo comenzó cuando tenía quince años y estaba en el último año de la escuela secundaria. Según los patrones educativos era muy chica para graduarse y entrar a la universidad y lo hubiese logrado antes, pero su madre, trató por todos los medios de que tuviera una infancia normal. Algo completa y absolutamente incompatible con su elevado coeficiente intelectual. Ese día en particular estaba en uno de sus lugares favoritas de la casa donde vivía: La habitación del pánico. Desde ese lugar se podía vigilar toda la casa porque tenía acceso a todas las cámaras de seguridad e incluso se podía activar el sonido y escuchar las conversaciones. Lo mejor de todo era que el acceso a esta habitación se hacía desde su armario por lo que la consideraba parte de su recámara. Tenía que resolver unos ejercicios de matemáticas así que agarró a Sasha
Dos años después.Para celebrar su décimo octavo cumpleaños de Gema, sus padres planearon una gran fiesta.Ese día comenzaba la primera parte de su plan anticortejo.Había pensado mucho en la situación y no quería casarse. Con nadie, por lo menos no en ese momento, y mucho menos con Konstantin. Si bien era cierto que le atraía como ningún hombre era capaz de hacerlo, también era cierto que era una chica orgullosa y no caería con un hombre que era tan arrogante que pensaba que podría conquistarla con rapidez. No quería casarse con un hombre ruso, la imagen que tenía de ellos era de dominantes, machistas y retrógrados y por nada del mundo dejaría que un hombre le quitara su libertad. Razones por las cuales sus planes se mantuvieron y como primer paso, ese día, Gema regresó a casa para la celebración acompañada de Brian, su amigo, que se haría pasar por su novio.Cuando sus padres fueron a buscarla a la estación de trenes, la cara de Gael no tenía precio, su niña venía acompañada de un
Al día siguiente Gema pensó que su fiesta de cumpleaños había sido un éxito. Se divirtió mucho y logró su objetivo: Presentar a Brian como su novio para que Konstantin lo viera.La noche anterior bailó con su amigo y con todo el que la sacó a bailar hasta que le dolieron los pies. Konstantin no la invitó a bailar, no se acercó a ella en toda la noche y no bailó con nadie. Parecía una estatua de piedra recostado en uno de los pilares del salón. Podía sentir sus ojos siguiéndola por la pista mientras se meneaba y movía las caderas provocadoramente en su beneficio.Gema se sentía victoriosa, casi le quería gritar: «¿Esto era lo que querías?, ¿a mí? ¡Pues no me tendrás!» La primera batalla de esa guerra no declarada la había ganado ella, pensó con satisfacción. Se sentía eufórica porque había momentos en los que no estaba segura de poder detener la estúpida atracción que Konstantin ejercía sobre ella. Si lo veía a lo lejos, instintivamente comenzaba a caminar hacia él sonriendo, hasta que
Gema comenzó a ponerse nerviosa, pareciera que cada vez que giraba Konstantin estaba allí. ¡Demonios! No entendía como podían encontrárselo tan seguido. ¿No se había graduado el año anterior y estaba haciendo la residencia en un hospital? ¿Acaso no era cierto que los residentes casi no tenían tiempo libre? Debería andar atendiendo pacientes y no tentándola con su presencia. Lo peor de todo, era que en cada oportunidad en la que se encontraban por “casualidad” él se detenía a hablar con Brian. Gema temía que en cualquier momento le sacara una confesión a su “novio”. ―Hola, Brian, ¿cómo has estado? ―preguntó Konstantin ―¡Oh! Hola, Konstantin, muy bien, ¿y tú? ―respondió Brian con más entusiasmo del que Gema podía soportar. ―Gema ―dijo Konstantin a modo de saludo con una sonrisa arrogante. Ella apretó los labios y lo ignoró. ―Te estaba buscando, Brian, tengo dos entradas para el juego Liverpool y Oxford United en el Kassam Stadium de esta noche ¿Quieres ir conmigo? ―Me encantaría
Konstantin encontró a Gema en un dormitorio mirando a un borracho Brian que roncaba a todo pulmón encima de la alfombra. La alcoba era grande, con una inmensa cama matrimonial, un tocador antiguo con su espejo y dos ventanales que daban al jardín posterior. Konstantin entró y cerró la puerta, sacando a Gema de su ensimismamiento. ―¿Qué haces aquí? ―preguntó ansiosa la chica.Konstantin miro largamente a Gema sin pronunciar una palabra, sabía que estaba nerviosa, pero eso no suavizó su rabia. Había estado en peligro, si él no hubiese estado vigilándola podrían haberla drogado y violado, esos chicos estudiaban con ella, Gema se habría confiado, era hora de que entendiera que debía ser más cuidadosa.―Te estaba buscando ―dijo muy serio.―Pues aquí estoy, con mi novio ―respondió Gema a la defensiva.―Tu supuesto novio está borracho y tú estás arriba en una habitación, sola con un hombre que posiblemente pudiera haber bebido o haberse drogado, la fiesta es ruidosa nadie escuchará tus gri
Konstantin estaba muy avergonzado de su comportamiento, en su furia se había olvidado de que Gema lo estaba observando. Solo cuando escuchó el estrépito del enrejado al caer, se dio cuenta de que se había marchado y no por la puerta precisamente. Corrió a la ventana, vio la reja en el suelo y a una apurada Gema entrar en la casa, bajó corriendo la escalera a tiempo de ver como ella y Mary huían a toda carrera. La policía lo detuvo, pero como estaba sobrio lo iban a dejar marchar, hasta que sus nudillos rotos lo acusaron de haber golpeado a los idiotas que estaban desmayados en el piso superior. Mientras lo interrogaban confesó que había sido él quien los había golpeado, le contó al policía lo que había ocurrido con los dos hombres: la bebida a la que había visto agregar la droga y lo que él pensaba que le iba a ocurrir a la chica. Se lo llevaron preso y por lo que tuvo que llamar a Alexander para que fuera por él a la comisaría. Durante el interrogatorio mantuvo para sí que era Gema
La segunda parte de su plan anticortejo era la huida.Meses antes de graduarse Gema había empezado los trámites para comenzar un postgrado en MBA. Su destino era Harvard, en los Estados Unidos de Norteamérica.Tal vez era una cobarde, pero no veía otra forma de poner distancia entre ella y Konstantin, y no es que pensara que él fuera un acosador. Estaba segura de que si ella le decía con firmeza que no le interesaba como novio él la dejaría en paz. El problema era que las palabras nunca salían de su boca, y no quería admitir antes sí misma que, de lo que huía era de sus propios sentimientos. Sin tomar en cuenta de que por más que se intente uno no puede huir de sí mismo.Sabía que Konstantin no la seguiría tan lejos, sería abandonar su futuro profesional, le faltaba un año para terminar la residencia y dos años para culminar su postgrado en pediatría. Ella estaría fuera dos años y eso eran mucho tiempo, él la olvidaría y ella lograría su propósito de sacarlo de su mente.Konstantin le
La primera Navidad que Gema voló a casa, se extrañó al no ver a la señora Petrov esperándola. Ivanna adivinando la pregunta silenciosa que brillaba en sus ojos, le dijo que esta no se sentía bien y estaba descansando. De inmediato fue a verla para saludarla y le sorprendió lo envejecida que la encontró, según le comentó su mamá, su corazón estaba dando problemas.Esa Navidad por primera vez en muchos años no vio a Konstantin, él estaba en Oxford, tenía guardias muy seguidas, la residencia para un joven médico era muy exigentes por lo que rara vez iba a Londres. Respiró aliviada, sentía un poco de culpa por haberse marchado sin hablar con él, sin ni siquiera un adiós. Cuando le preguntó a Alexa si él había preguntado por ella, su prima le comentó que, aunque nunca había dicho nada, al parecer estaba resentido con ella por no contarle que se iba.―Yo pensaba que eran amigos, me extrañó que nos pidieras que no le contáramos nada de tu viaje.―No lo éramos tanto, y yo no quería contar nad