—¿Me ayudarás a sacarlo de la cárcel o no? Jimena torció los ojos y se cruzó de brazos. En verdad quería mantener distancia, pero recordaba a Frida llorando desconsolada, y se arrepentía. —Lo haré… —Se sentó frente al escritorio lleno de papeles—, pero no de buena gana. —¿Frida? —preguntó Lo
—En verdad gracias por quedarte y ayudarnos con el jardín. Te prometo que pronto las cosas mejorarán —dijo Frida meciendo al pequeño Mateo en sus brazos, apenada por lo poco que le ofrecía a Johan. —Señora, no se preocupe… —Dime Frida, con confianza… ¿Tienes hambre? Lorena preparó un pollo delici
—Álvaro… tal vez ya se regeneró… —¿Regenerarse? Alguien así solo sale de la cárcel para volver a delinquir. —Sí quisiera hacernos daño, hubiera mentido sobre su nombre… o ya hubiera robado algo. Tal vez… —Tal vez a ti te falta malicia. No tuviste que dejar entrar a cualquier desconocido a la cas
Johan colgó de inmediato y vio su arma mientras las palabras de Lorena se repetían en su cabeza. Era la primera vez que alguien lo veía con piedad. Siempre fue un rechazado y las mujeres solo lo veían con miedo o lujuria, pero nunca con esa ternura tan dulce que Lorena dedicó. Apretó los dientes, m
—No es nada personal, solo es trabajo. Si no lo hago yo, mandarán a alguien más y no te aseguro que esa persona te deje vivir.Lorena dejó que su mirada vagara en el vacío, recordando el día que él llegó a la casa.—Por eso estás aquí… No querías cambiar tu vida, solo acercarte a tu objetivo… —Se si
Frida tomó su celular que descansaba sobre la mesita de noche y lo sujetó como si fuera un puñal, algo podría hacer si tenía que enfrentarse a ese espectro. —No quise despertarte… El alma se le escapó del cuerpo a Frida, sus piernas temblaron y soltó el teléfono que impactó contra el suelo. La som
De pronto Román volteó hacia ella, sintiendo su presencia, y le ofreció una sonrisa tierna, extendió su mano invitándola a acompañarlo, no quería desperdiciar cada minuto valioso a su lado. Frida dejó caer la sábana que cubría su cuerpo y tomó la mano de su esposo, acercándose sin miedo y llena de c
Román estrechó con gentileza a Lorena y sacudió su cabello, recordando cuando la acogió como una sirvienta más. Siendo tan joven y torpe, toleró sus errores que a veces no parecían tener corrección. Había días que no se sentía solo si podía pronunciar su nombre y la veía llegar corriendo para recibi