—Álvaro… tal vez ya se regeneró… —¿Regenerarse? Alguien así solo sale de la cárcel para volver a delinquir. —Sí quisiera hacernos daño, hubiera mentido sobre su nombre… o ya hubiera robado algo. Tal vez… —Tal vez a ti te falta malicia. No tuviste que dejar entrar a cualquier desconocido a la cas
Johan colgó de inmediato y vio su arma mientras las palabras de Lorena se repetían en su cabeza. Era la primera vez que alguien lo veía con piedad. Siempre fue un rechazado y las mujeres solo lo veían con miedo o lujuria, pero nunca con esa ternura tan dulce que Lorena dedicó. Apretó los dientes, m
—No es nada personal, solo es trabajo. Si no lo hago yo, mandarán a alguien más y no te aseguro que esa persona te deje vivir.Lorena dejó que su mirada vagara en el vacío, recordando el día que él llegó a la casa.—Por eso estás aquí… No querías cambiar tu vida, solo acercarte a tu objetivo… —Se si
Frida tomó su celular que descansaba sobre la mesita de noche y lo sujetó como si fuera un puñal, algo podría hacer si tenía que enfrentarse a ese espectro. —No quise despertarte… El alma se le escapó del cuerpo a Frida, sus piernas temblaron y soltó el teléfono que impactó contra el suelo. La som
De pronto Román volteó hacia ella, sintiendo su presencia, y le ofreció una sonrisa tierna, extendió su mano invitándola a acompañarlo, no quería desperdiciar cada minuto valioso a su lado. Frida dejó caer la sábana que cubría su cuerpo y tomó la mano de su esposo, acercándose sin miedo y llena de c
Román estrechó con gentileza a Lorena y sacudió su cabello, recordando cuando la acogió como una sirvienta más. Siendo tan joven y torpe, toleró sus errores que a veces no parecían tener corrección. Había días que no se sentía solo si podía pronunciar su nombre y la veía llegar corriendo para recibi
—Yo me encargo de todo —respondió Martina y levantó el teléfono. —Entonces… Regresarás… —dijo Frida cabizbaja, tomando la mano de Román entre las suyas. —Esa fue la condición del director… Regresar hoy mismo… —¿Quién eres? —preguntó con media sonrisa mientras aguantaba el llanto por tener q
Frida escuchaba con paciencia y la mirada perdida en su taza de café, mientras Marco explicaba lo que había hecho y como Martina logró su cometido. Una lágrima solitaria resbaló de su mejilla, pero su gesto permaneció apacible. —Nunca quise que esto te afectara tanto… —dijo Marco apenado. —Esto so