Frida tomó su celular que descansaba sobre la mesita de noche y lo sujetó como si fuera un puñal, algo podría hacer si tenía que enfrentarse a ese espectro. —No quise despertarte… El alma se le escapó del cuerpo a Frida, sus piernas temblaron y soltó el teléfono que impactó contra el suelo. La som
De pronto Román volteó hacia ella, sintiendo su presencia, y le ofreció una sonrisa tierna, extendió su mano invitándola a acompañarlo, no quería desperdiciar cada minuto valioso a su lado. Frida dejó caer la sábana que cubría su cuerpo y tomó la mano de su esposo, acercándose sin miedo y llena de c
Román estrechó con gentileza a Lorena y sacudió su cabello, recordando cuando la acogió como una sirvienta más. Siendo tan joven y torpe, toleró sus errores que a veces no parecían tener corrección. Había días que no se sentía solo si podía pronunciar su nombre y la veía llegar corriendo para recibi
—Yo me encargo de todo —respondió Martina y levantó el teléfono. —Entonces… Regresarás… —dijo Frida cabizbaja, tomando la mano de Román entre las suyas. —Esa fue la condición del director… Regresar hoy mismo… —¿Quién eres? —preguntó con media sonrisa mientras aguantaba el llanto por tener q
Frida escuchaba con paciencia y la mirada perdida en su taza de café, mientras Marco explicaba lo que había hecho y como Martina logró su cometido. Una lágrima solitaria resbaló de su mejilla, pero su gesto permaneció apacible. —Nunca quise que esto te afectara tanto… —dijo Marco apenado. —Esto so
—…Pensé que no me tenías miedo. —Paseó su mirada por cada rasgo en el rostro de Lorena. Era una chica joven de ojos grandes y rasgos finos. Con la ropa indicada no parecería sirvienta. —No te tengo miedo… solo precaución —respondió retorciéndose, queriendo zafarse. —Dime, Lorena… ¿por qué no hay n
Edward Harper entró prepotente y arrogante al despacho, paseando la mirada por cada pared, criticando y maldiciendo en su mente. Había visitado a Frida por mera cortesía y curiosidad, pero estaba seguro de que esa mujer no tendría nada que ofrecerle. —Licenciado, por favor, tome asiento —invitó con
Frida se quedó pasmada, ¿en verdad le estaba pidiendo a Emma a cambio de liberar a Román? Álvaro tenía razón, invitar a ese hombre fue un grave error. —No estoy de acuerdo con lo que está diciendo… —dijo Frida aún sorprendida. —Creo que el caso de su esposo es bastante fácil de resolver si tuviera