Cuando se vio solo con Helena comenzó a soltarla de a poco, sintió que la tensión iba desapareciendo y finalmente ella era libre. Damián dio unos pasos y se situó frente a ella.—¿Estás mas tranquila?Gran error, eso nunca debió preguntarlo, si Marissa despertó a la fiera, Damián la provocó mas.—¡Tranquila mis putas narices! —le gritó furiosa al tiempo que le dio una patada a la silla a su lado —te dije que no quería a esa tipa aquí, te lo dije desde que estaba en la casa que no la soportaba —le reclamó con enojo y Damián la miraba sin poder creer su actitud.Comenzó a lanzar todo lo que encontró a su paso, el cenicero de cristal que estaba sobre el escritorio lo lanzó con fuerza a un cuadro que colgaba de la pared, ocasionando que trozos de cristal cayeran escandalosamente al suelo y parecía no alcanzar a desquitar su enojo. Damián la dejó hacer cuanto quiso, no le iba a privar de sacar su coraje.Al escuchar aquel escándalo, dos hombres de seguridad irrumpieron en la oficina pensan
Helena estaba terminando de preparar su maleta cuando Benjamín tocó su puerta.—Pasa —le sonrió al verlo asomar por la pequeña rendija que abrió. —¿Lista? —Le preguntó su hermano al momento de dejarle un beso sobre la frente.—Casi, no quiero llevar gran cosa porque espero no tardar demasiado.—Esperemos que así sea y termines todos los trámites pronto.—Llevo la ventaja que allá no nos hacen cansado nada, acá es una de trámites interminables para todo y los tiempos tan extendidos —se quejó con conocimiento de causa y Benjamín afirmó. —¿Tienes tiempo para hablar un poco? —Preguntó cauteloso y con algo de temor también. Helena dejó sobre la maleta su neceser con maquillajes y demás cosméticos y se sentó junto a Benjamín, le tomó las manos con ligera fuerza y lo miró a los ojos.—Por supuesto que sí, siempre tendré tiempo para mi hermano. Dime ¿qué pasa?Benjamín dejó salir un suspiro y agachó la mirada, un poco de temor y vergüenza se asomaba por su rostro y Helena le levantó con su
Apenas y lo perdió de vista y se sintió vacía, su mirada ya no la recorría y no pudo evitar que unas rebeldes lágrimas surcaran sus mejillas.Tomó su lugar y solo se limitó a mirar a través de la ventanilla, eso hizo durante rato hasta que se quedó dormida y solo despertó cuando estaban por aterrizar. Recogió su maleta de la banda y salió a tomar su taxi, le dio la dirección de un departamento que había alquilado por una semana, que era el tiempo que consideraba iba a estar ahí y un auto de alquiler también, el cual ya la esperaba en el lugar.—Muchas gracias —le dijo al chofer cuando el viaje terminó y le dió tres billetes de cien en pago.—Esto es demasiado, señorita —expresó con sorpresa el hombre al recibirlos.—Es suficiente, muchas gracias —le reiteró y sacó su maleta.El departamento se sintió frío, a pesar de la calefacción y de lo hogareño que se apreciaba, era la ausencia lo que le causaba esa sensación. Sacó su teléfono y llamó a Damián. —¿Cómo estás? —Respondió apenas al
Damián esperaba a orilla de la carretera a que vinieran por él. Media hora después llegaba uno de los trabajadores de la Hacienda en otra camioneta para llevarlo a la oficina.—Llévese este mientras —le dijo el empleado entregándole las llaves de otro carro —aprovecho para llevarlo al servicio de una vez.—Perfecto.Damián subió al auto y llegó hasta su trabajo, esa día tenía una reunión importante, por lo que se metió de lleno en el trabajo. Por su parte, Helena estaba metida de lleno en analizar las opciones de paquetes que le había mostrado la publicista que había visto hacía un rato. Estaba sentada en un café en el centro viendo el cielo oscurecerse aún mas y disfrutando un café. Hizo sus anotaciones respecto a una y otra y posterior a ello le envió un correo diciendo qué le gustaba de cada uno para si había la posibilidad de que le armara un paquete a sus necesidades. En cuanto se confirmó el envío, pidió la cuenta y luego se fue a su departamento. Un viaje lento y caótico, el
Dos horas después estaban llegando al hospital Olivia, Prudencia y Marissa. De Santiago nada se sabía, le llamaron en distintas ocasiones y nunca atendió el teléfono, así que Benjamín le escribió un mensaje y lo envió con la esperanza de que lo viera. 《Estamos en el hospital en CDMX con Damián, nuestro hermano tuvo un accidente automovilístico y está muy mal. Sería bueno que vinieras.》Lo envió y vio que de inmediato se entregó, pero no fue leído. —Tu hijo no se digna a aparecerse, mamá. No responde, no lee los mensajes, nada.—Lo último que me importa en este momento es Santiago —respondió con indiferencia Olivia —tampoco es que tu hermano vaya a mejorar con su presencia, lo que sí es que va a venir a alterarnos a todos, ya lo conocemos muy bien.Aunque Benjamín sabía que su mamá tenía razón no daba crédito a sus palabras, pero no sería él quien hiciera de todo eso algo mas grande así que eligió guardar silencio. Fue de madrugada cuando por fin salieron a darles información de Dam
Luego de unos minutos con Damián, Helena salió. Además de que no quería cansarlo era consciente que los demás también querrían verlo. Al despedirse de ella le pidió que llamara a Benjamín y al salir Helena lo hizo.—Quiere verte —le dijo mientras se secaba unas rebeldes lágrimas que aún vagaban sin ya mucho sentido. —¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Le preguntó Benjamín y Helena negó con la cabeza. —Son las emociones, pero está bien y se que se va a recuperar. —Así es, hermana. Todo estará bien. Deja voy a verlo y después tú y yo iremos a comer algo ¿de acuerdo?—Sí, te espero —dijo Helena y se retiró para ir a la sala de espera.Benjamín entró y se emocionó al ver a su hermano, no lo encontró en su mejor momento, eso sí. Tenía cantidad de golpes por todas partes que ya eran moretones, pero estaba a salvo y eso era lo importante. —Nos has dado un gran susto —fue lo único que pudo decirle y Damián le mostró el puño para que lo chocara.—Lo se, yo sigo igual. Creí que no la libraría —le
—¿Se ha saciado tu antojo? —Le preguntó al verlo comer y que su gesto era de absoluto placer. —Sí, esto es la gloria —le respondió sonriente —y a ti ¿te ha gustado? —Le devolvió la pregunta, Helena nunca había comido eso y quería saber su opinión al respecto. —Sí, es extraño comer masa dentro de mas masa, pero sabe bien. Es suave y eso me gusta.Luego de un rato fueron el médico y una enfermera para tomar sus signos y revisarlo.—Se encuentra mejor, va evolucionando muy bien y de seguir así es poco el tiempo que pasará aquí —le dijo con entusiasmo el doctor.—¿Seguirá algún tratamiento? —Preguntó Helena y el doctor le sonrió. —Sí, recuerden que aún hay coágulos y alguna inflamación, aunque leve pero debe vigilarse.—Bien. Yo me ocuparé de todo —le dijo ella con una gran sonrisa y Damián correspondió a ese gesto de la misma manera.Helena salió de la habitación porque Olivia quería pasar también tiempo con su hijo y la dejó estar con él. —Creo que el cansancio está pasando factura
El pitido que les avisó que llegaron a su piso los sacó de su momento de lujuria y a prisa abrió la puerta, tomó aire para controlarse y casi de golpe bajó aquella sensación de desespero.—Ven aquí —le tendió la mano y ella se acercó con calma —quiero verte —le tomó su delicado rostro en sus manos y la besó con suavidad —quiero verte completa, saborearte y luego hacerte mía. Helena bajó sin prisa el cierre del vestido situado en un costado y fue Damián quien se encargó de sacarlo por encima de ella y cuando la vio en aquel coordinado que él mismo escogió hizo una mueca de placer y absoluta aprobación, se tocó con descaro el bulto que crecía mas y mas en su entrepierna —perfecta, como siempre.Helena sonrió y él llevó nuevamente sus dedos a la boca de ella —te dije que se me antojaba tu boca ¿Sabes para qué?Helena solo afirmó y enseguida se puso de rodillas ante él, con una calma que lo ahogaba fue soltando primero el cinturón y posteriormente el botón de su pantalón, acariciaba con