—¿Se ha saciado tu antojo? —Le preguntó al verlo comer y que su gesto era de absoluto placer. —Sí, esto es la gloria —le respondió sonriente —y a ti ¿te ha gustado? —Le devolvió la pregunta, Helena nunca había comido eso y quería saber su opinión al respecto. —Sí, es extraño comer masa dentro de mas masa, pero sabe bien. Es suave y eso me gusta.Luego de un rato fueron el médico y una enfermera para tomar sus signos y revisarlo.—Se encuentra mejor, va evolucionando muy bien y de seguir así es poco el tiempo que pasará aquí —le dijo con entusiasmo el doctor.—¿Seguirá algún tratamiento? —Preguntó Helena y el doctor le sonrió. —Sí, recuerden que aún hay coágulos y alguna inflamación, aunque leve pero debe vigilarse.—Bien. Yo me ocuparé de todo —le dijo ella con una gran sonrisa y Damián correspondió a ese gesto de la misma manera.Helena salió de la habitación porque Olivia quería pasar también tiempo con su hijo y la dejó estar con él. —Creo que el cansancio está pasando factura
El pitido que les avisó que llegaron a su piso los sacó de su momento de lujuria y a prisa abrió la puerta, tomó aire para controlarse y casi de golpe bajó aquella sensación de desespero.—Ven aquí —le tendió la mano y ella se acercó con calma —quiero verte —le tomó su delicado rostro en sus manos y la besó con suavidad —quiero verte completa, saborearte y luego hacerte mía. Helena bajó sin prisa el cierre del vestido situado en un costado y fue Damián quien se encargó de sacarlo por encima de ella y cuando la vio en aquel coordinado que él mismo escogió hizo una mueca de placer y absoluta aprobación, se tocó con descaro el bulto que crecía mas y mas en su entrepierna —perfecta, como siempre.Helena sonrió y él llevó nuevamente sus dedos a la boca de ella —te dije que se me antojaba tu boca ¿Sabes para qué?Helena solo afirmó y enseguida se puso de rodillas ante él, con una calma que lo ahogaba fue soltando primero el cinturón y posteriormente el botón de su pantalón, acariciaba con
—¿Qué tal, nena? ¿Cómo estás? —Fue lo primero que preguntó apenas y le respondió la llamada.—Hola, bien —le devolvió Helena con la voz apagada.—Bien, pero… —le dijo a manera de pregunta y la escuchó suspirar —¿Damián? ¿Está bien o…?—No, no él está bien —le aclaró a prisa —dentro de lo que cabe, se va recuperando. —Menos mal, pensé que algo malo había pasado.El silencio se hizo presente y solo un leve sollozo se alcanzó a escuchar del otro lado de la línea. —¿Qué pasa, Helena? Puedo escucharte y casi ver que muerdes tu labio para no romper en llanto, dime.—Me siento fatal, Jason —le confesó entre lágrimas y su amigo se alteró, le pasaron por la mente mil cosas y ninguna era buena, comenzó a andar desesperado de lado a lado de la sala hasta que la escuchó hablar —estoy embarazada. —¡Dios! Pensé que sería algo muy grave, no juegues de esa manera conmigo. —No estoy jugando, Jason —replicó molesta —estaba en control y pasa esto y además de todo Damián no me recuerda, no sabe ni qu
A las once con cuarenta y cinco el avión de Jason estaba aterrizando y ya Helena lo esperaba con su maleta lista para de ahí tomar un vuelo a Chiapas. Apenas y se sentaron a platicar cuando ya anunciaban su salida. —Quiero pensar que este arranque es porque andas muy hormonal y no porque estás loca de atar.Helena volteó a mirarlo como si se lo quisiera comer con los ojos y Jason hizo como si no se diera cuenta.—No estoy loca, no aún —le aclaró con ironía —pero estoy por volverme y no quiero, prefiero estar tranquila y preocuparme solo por trabajo y no por nada, ni nadie más.—Ven aquí —le dijo deteniendo su paso y le abrió los brazos —necesitas un abrazo cariñoso y comprensivo. Sin dudarlo aceptó y en segundos estaba llorando sin remedio.—¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Cuidarme toda la vida de no enamorarme y vengo a caer con un imbécil que ni siquiera sabe quién soy, embarazada de ese mismo imbécil y que encima su familia me quiere quitar del camino.—Shhhhh, tranquila
El primer sitio al que llegaron fue a la aseguradora. Helena dio su nombre y enseguida la hicieron pasar a una sala de espera.—El agente está con un cliente, en cuanto termine los atenderá ¿gustan un café mientras esperan?Ambos negaron con la cabeza y le agradecieron a la chica, se quedaron esperando y luego de quince minutos salió la persona que estaba dentro con el agente y enseguida fueron llamados.—Señorita Lazcano ¿cierto?—Así es —le tomó la mano Helena para saludarle —Helena Lazcano, a sus órdenes. Jason también se presentó y tomaron asiento.El hombre sacó de su cajón una carpeta y comenzó a hojear una tras otra hasta dar con la que buscaba.—Hemos intentado localizarla a usted o al señor Damián sin éxito. Nos imformaron que él sigue en el hospital y que usted estaba fuera y era urgente que hablemos.Helena lo miró intrigada, en el rostro del hombre no se podía leer mucho, pero por sus palabras ella se sintió inquieta.—En efecto, Damián aún está hospitalizado y yo apenas
Jason no se separó de Helena en ningún momento. Aunque Prudencia estuviera lejos no confiaba en ella.—¡Señorita Helena! —Le saludó Lulú de manera efusiva y fue a abrazarla, a lo que Helena respondió con el mismo gesto y una enorme sonrisa —¿Cómo está el señor?—Mejor. Va mejorando poco a poco —respondió con gesto serio y buscó cambiar de tema al momento. —Necesito que me pongas al día, pero primero llama a mi oficina a quien se haya encargado del contrato de Marissa —le guiñó un ojo y Lulú sonrió complacida ante lo que evidentemente pretendía hacer su jefa.—Claro que sí, ya me ocupo de todo y enseguida paso a su oficina. Helena caminó con Jason a su lado y él le iba haciendo todo tipo de bromas sobre la acción que iba a tomar sobre Marissa y ella solo le siguió el juego de risas y bromas.A los pocos minutos de que ellos entraron tocaron a la puerta y Helena le dio el acceso.—Buen día, señorita. Me mandó llamar —le dijo con una gentil sonrisa aquel hombre de unos treinta y cinco a
Helena pasó la tarde en aquella habitación con Damián, contestaba las preguntas que él de manera curiosa hacía y las respuestas le generaban más y más inquietudes. —¿Cómo terminamos juntos? —Le preguntó con curiosidad. —Nos conocimos por mera casualidad en Los Ángeles —le dice Helena al recordar aquella noche —esa noche no te di mi número ni nada y luego volvimos a coincidir, pasamos la noche juntos y la siguiente vez que te vi fue aquí, y creí que éramos hermanos.—Pero no lo somos —dijo convencido y Helena agachó la mirada, recordó que solo dijeron que se harían la prueba de ADN y no lo hicieron, la duda seguía latente y peor aún, ahora había un bebé en camino.—Tu madre afirma que sí lo somos —le dijo Helena entre risas nerviosas. —Te aseguro que no —respondió él seguro de sus palabras —no somos hermanos y me gustaría no sabes cuánto, probar tus labios.El corazón de Helena se agitó con violencia al escuchar aquellas palabras. Ella también lo deseaba, era una necesidad de su ser
Tocó la habitación de Jason y él de inmediato abrió, la vio llorando y supo que algo había pasado, así que la recibió en sus brazos y trató de darle un poco de calma. -¿Qué tienes? Algo te hicieron ¿verdad?Helena le dio rienda suelta al llanto y no pudo responder, solo gimoteaba entre los brazos de Jason. Después de unos minutos finalmente habló de lo sucedido. -Pasó justo lo que temía, vinieron esas arpías y Damián las dejará quedarse. -¡Hijo de puta! ¿Nunca sera será capaz de darte tu lugar?-No quiero quedarme a averiguarlo, Jason. Quiero irme, no deseo pasar un día mas en este lugar.-Vámonos entonces. No voy a dejar que amarguen tu embarazo, ahora mas que nunca debes cuidar de este bebé -le cubrió el vientre con sus manos y Helena lo hizo callar de inmediato. -No vuelvas a mencionarlo. Damián no merece saberlo, es incapaz de defender a la madre de su hijo y eso basta para saber que no merece estar en su vida.Marissa escuchaba atentamente del otro lado de la puerta y se llev