―Si viene con nosotros, mi alfa, le prometo que no le haremos nada a sus hermanos―me asegura el soldado que se interpone entre mis hermanos y yo. Mi otro hermano que está en el piso trata de levantarse, pero es detenido por otro más, siendo tres los que nos detienen.
― ¡Suelten a mis hermanos, ahora! ―les gritos, utilizando mi voz de alfa y ellos quedan aturdidos por un momento, pero se recuperan enseguida, dándome una sonrisa retorcida.
―Somos inmunes a sus órdenes―me dice uno de ellos con cierta satisfacción―lo que nos inyectaron nos da un poder increíble. Somos más rápidos, inmunes a las heridas y no nos afecta la voz del alfa.
Pero eso no es cierto, no del todo, porque sus heridas se curan, pero por cierto tiempo. Por lo que he podido ver en esta batalla, esa sustancia, la esencia de la bruja, sus efectos van desapareciendo a medida que la consumen en la batalla con cada herida que sana. Así que lo intento nuevamente.
― ¡Dije que suelten a mis her
―Me encerraste en la habitación como si fuera una niña pequeña―le digo, golpeando su amplia espalda con todas mis fuerzas y él sigue subiendo las escaleras―quisiera arrancarte la cabeza―trato de golpearle la nuca con mi antebrazo, pero parece de piedra y no se inmuta siquiera―pero claro, te comportas como un perfecto animal―él se detiene un escalón y me ajusta a su hombro porque estoy deslizando, ignorándome por completo―casi me rompo algo tratando de salir de aquí―le grito, pero el sigue subiendo como si nada. ―Estás despertando a toda la casa―me responde―te dejaría caminar, pero te irías por la primera ventana que encuentres―agrega y provoca un gruñido en mi garganta. ―Si hubieras pedido mi opinión, al menos―parece que no le importa nada lo que le haga, así que insisto en pegarle y patalear―es la primera y la última vez que me haces algo como esto―me estoy cansando de golpearlo, así que espero a que se digne a bajarme― ¿crees que te voy a permitir que sigas tratánd
― ¡Queremos ver a Bianca! ―dice Andrew que está discutiendo con uno de los guardias en la puerta de la frontera norte, a la cual llegamos hace poco―necesitamos que nos ayuden, la manada Plata nos está cazando y masacrando. ―Ya alfa Alanna fue avisada―le dice el guardia al cual reconozco de inmediato. Es el que obligué a que me dejara salir. “¡Mentiste!”, le digo mentalmente a Kieran, “me dijiste que el guardia estaba en una mazmorra”. “Tú lo usaste”, me reprende de lo más descarado, “deberías disculparte con él”, añade y yo lo fulmino con la mirada, “todavía no he decidido si debo castigarlo o no”, me dice arqueando las cejas y yo pongo los ojos en blanco. ― ¡Bianca! ―dice Andrew en cuanto me ve y me abraza, ignorando la presencia de Kieran y este gruñe―mi mamá está herida, necesitamos un médico. Todos los que vinieron conmigo están muy mal. ― ¿Dónde está? ―le pregunto y él me toma del brazo y me arrastra con él. Está sentada en la orilla del
Kieran y yo apenas si tocamos la cama anoche, porque él estuvo consiguiendo todo el apoyo posible entre los alfas y yo estuve ahí a su lado, comportándome como una verdadera pareja o lo que sea que eso signifique. Lo cierto es que, aunque la palabra compromiso me resulta conflictiva y fastidiosa a la vez, con Kieran las cosas son un poco diferentes y creo que quiero que cuente conmigo, así como siento que cuento con él, mientras estemos juntos. Por ejemplo, en estos momentos ambos estamos compartiendo todo, incluyendo el dolor de cuello que me está matando por dormir mal. Le tomo la mano para que sane del dolor, de la misma manera que me estoy recuperando yo en este instante. Sí, tenerme al lado es mejor que una taza de café y dos aspirinas en la mañana. Lo que recetó el doctor, ¡weee! Y toda la desvelada tuvo su fruto, aunque fue algo agridulce, porque nadie entiende el verdadero problema. A algunos se les metió en la cabeza que todo se resolvería si
Si tengo que decir algo de los alfas es que son seres destacados dentro del mundo de los lobos, son más rápidos, más fuertes y tienen capacidades de dominación sobre la manada que muchos querrían. Eso trae como consecuencia sus bien conocidos defectos, son arrogantes, impacientes y autoritarios. Entonces estoy yo, tratando de complacer a seis alfas hambrientos, incluyendo al propio Kieran, que es mucho más meticuloso, ya que la cena que tengo que preparar esta noche es en su propia manada. ¿Que cómo quedé enredada en una cena, si mi especialidad son los macarrones con queso del que viene con las instrucciones impresas en la cajeta? Pues es fácil de explicar. Como Kyle ha dejado el puesto de alfa, en teoría, la pareja de Kieran debe ocupar el sitio de luna de la manada y no es que esté aceptando el puesto todavía, porque sigo teniendo esa espinita con relación a lo que pasa entre Kieran y yo, pero no hay nadie para hacer el trabajo y ahí estoy yo.
La multitud de heridos está compuesta por dos grupos, unos son los miembros de la manada Luna de Cristal, cuyo alfa es Lars. El otro grupo es de los desterrados, que siguen llegando desde que Andrew y su gente arribaron. ―Creo que tengo que empezar a curarlos, si es que quiero terminar algún día―le digo a Kieran y este asiente con la cabeza. ―Lars, pon a tus lobos heridos en línea para que Alanna los pueda ayudar―le dice al alfa que lo mira con suspicacia. ―Lo que necesitamos es a un médico que atienda a los más graves―le espeta este, que frunce el ceño por la petición de Kieran―vendas, suturas y medicinas, además, y no creo que esta chica sepa de primeros auxilios siquiera. Yo me río ante su comentario arrogante, pero no pierdo mi tiempo y me acerco para tocarlo. ―Pero ¿qué estás haciendo? ―me dice alterado. ―Tranquilo, mi alfa―le respondo y tomo su brazo que tiene una herida abierta y muy fea con delicadeza, mientras le hago una reve
Si alguien me hubiera dicho hace un mes que conocería seres capaces de convertirse en verdaderos lobos en tan solo unos segundos me hubiera muerto de la risa en ese mismo instante, y cuando digo muerto me refiero a inmóvil, inerte, tiesa, difunta, etcétera, etcétera, etcétera. Entonces me pregunto el porqué de la tensión en el aire por lo que acabo de decir, si ellos, la élite del mundo de los lobos, hacen cosas extraordinarias, también. Además de la transformación, son más ágiles, rápidos, con una vista que dejaría sin trabajo a cualquier oculista y, en general, su capacidad de curación cerraría todos los hospitales del mundo. Yo solo hago algo más de lo que ellos hacen. Bueno, eso sería cierto si no fuera un arma en potencia, tan peligrosa, que ha creado toda esta guerra en la que estamos metidos en este momento. “No les digas lo del rey alfa”, me advierte Kieran mentalmente, "no confío en él". "Yo menos", le respondo, "tampoco es que confíe en los
Una parte de mí siente se da golpes mentales contra la pared por haber rechazado a Kieran de esa manera. Solamente recordar cómo se sientes esos brazos cuando me rodean la cintura y sus besos cálidos en mi cuello hacen que mi entrepierna se sienta húmeda. La otra parte, la más sensata, sabe que solo quiere convencerme de quedarme, pero no todo se resuelve con caricias eróticas o un par de besos calientes. Sé que quiere protegerme, pero no soy la cosita frágil que todos piensan. Mis instintos siguen mejorando a medida que pasan los días, más ahora que entreno con frecuencia. Además, mis sentidos han mejorado mucho y, desde que Richard me ha enseñado a meditar, siento cómo mi cuerpo elimina todo lo tóxico que acumulé viviendo en la ciudad casi toda mi vida. Pensaba que lo mío era ahogarme en un mar lleno de libros de leyes, pero ahora sé que mi vida está llena, sabiendo que soy una loba y que tengo instintos muy por encima de un ser humano promedio. Amo entrenar y dar
El alfa a mi espalda me tiene aprisionada entre sus poderosos brazos. El alfa a mi espalda no ni idea de que lo voy a derrotar. Con la adrenalina corriendo a mil por hora a través de mis venas, mis sentidos se activan, igual que la primera vez, cuando huía de Kieran por el bosque.Este alfa cree que solo con su fuerza me va a poder dominar, pero está más que equivocado. Aprendí de Atea y de Kayra, que es una formidable guerrera, a pesar de ser de mi estatura. No le tengo miedo. Le doy una patada en la entrepierna y aprovecho que está adolorido para deshacerme de su abrazo, entonces le encesto una patada en la cara, pero se mueve demasiado rápido y bloquea mi pierna, así que uso su agarre como punto de apoyo para encestarle otra patada en la nuca, que lo aturde momentáneamente, pero no suelta mi pie lo que me saca de balance, tirándome al piso boca abajo. Él está más que equivocado si cree que me tiene en sus manos, porque me apoyo en mis ma