Si tengo que decir algo de los alfas es que son seres destacados dentro del mundo de los lobos, son más rápidos, más fuertes y tienen capacidades de dominación sobre la manada que muchos querrían.
Eso trae como consecuencia sus bien conocidos defectos, son arrogantes, impacientes y autoritarios. Entonces estoy yo, tratando de complacer a seis alfas hambrientos, incluyendo al propio Kieran, que es mucho más meticuloso, ya que la cena que tengo que preparar esta noche es en su propia manada.
¿Que cómo quedé enredada en una cena, si mi especialidad son los macarrones con queso del que viene con las instrucciones impresas en la cajeta?
Pues es fácil de explicar.
Como Kyle ha dejado el puesto de alfa, en teoría, la pareja de Kieran debe ocupar el sitio de luna de la manada y no es que esté aceptando el puesto todavía, porque sigo teniendo esa espinita con relación a lo que pasa entre Kieran y yo, pero no hay nadie para hacer el trabajo y ahí estoy yo.
La multitud de heridos está compuesta por dos grupos, unos son los miembros de la manada Luna de Cristal, cuyo alfa es Lars. El otro grupo es de los desterrados, que siguen llegando desde que Andrew y su gente arribaron. ―Creo que tengo que empezar a curarlos, si es que quiero terminar algún día―le digo a Kieran y este asiente con la cabeza. ―Lars, pon a tus lobos heridos en línea para que Alanna los pueda ayudar―le dice al alfa que lo mira con suspicacia. ―Lo que necesitamos es a un médico que atienda a los más graves―le espeta este, que frunce el ceño por la petición de Kieran―vendas, suturas y medicinas, además, y no creo que esta chica sepa de primeros auxilios siquiera. Yo me río ante su comentario arrogante, pero no pierdo mi tiempo y me acerco para tocarlo. ―Pero ¿qué estás haciendo? ―me dice alterado. ―Tranquilo, mi alfa―le respondo y tomo su brazo que tiene una herida abierta y muy fea con delicadeza, mientras le hago una reve
Si alguien me hubiera dicho hace un mes que conocería seres capaces de convertirse en verdaderos lobos en tan solo unos segundos me hubiera muerto de la risa en ese mismo instante, y cuando digo muerto me refiero a inmóvil, inerte, tiesa, difunta, etcétera, etcétera, etcétera. Entonces me pregunto el porqué de la tensión en el aire por lo que acabo de decir, si ellos, la élite del mundo de los lobos, hacen cosas extraordinarias, también. Además de la transformación, son más ágiles, rápidos, con una vista que dejaría sin trabajo a cualquier oculista y, en general, su capacidad de curación cerraría todos los hospitales del mundo. Yo solo hago algo más de lo que ellos hacen. Bueno, eso sería cierto si no fuera un arma en potencia, tan peligrosa, que ha creado toda esta guerra en la que estamos metidos en este momento. “No les digas lo del rey alfa”, me advierte Kieran mentalmente, "no confío en él". "Yo menos", le respondo, "tampoco es que confíe en los
Una parte de mí siente se da golpes mentales contra la pared por haber rechazado a Kieran de esa manera. Solamente recordar cómo se sientes esos brazos cuando me rodean la cintura y sus besos cálidos en mi cuello hacen que mi entrepierna se sienta húmeda. La otra parte, la más sensata, sabe que solo quiere convencerme de quedarme, pero no todo se resuelve con caricias eróticas o un par de besos calientes. Sé que quiere protegerme, pero no soy la cosita frágil que todos piensan. Mis instintos siguen mejorando a medida que pasan los días, más ahora que entreno con frecuencia. Además, mis sentidos han mejorado mucho y, desde que Richard me ha enseñado a meditar, siento cómo mi cuerpo elimina todo lo tóxico que acumulé viviendo en la ciudad casi toda mi vida. Pensaba que lo mío era ahogarme en un mar lleno de libros de leyes, pero ahora sé que mi vida está llena, sabiendo que soy una loba y que tengo instintos muy por encima de un ser humano promedio. Amo entrenar y dar
El alfa a mi espalda me tiene aprisionada entre sus poderosos brazos. El alfa a mi espalda no ni idea de que lo voy a derrotar. Con la adrenalina corriendo a mil por hora a través de mis venas, mis sentidos se activan, igual que la primera vez, cuando huía de Kieran por el bosque.Este alfa cree que solo con su fuerza me va a poder dominar, pero está más que equivocado. Aprendí de Atea y de Kayra, que es una formidable guerrera, a pesar de ser de mi estatura. No le tengo miedo. Le doy una patada en la entrepierna y aprovecho que está adolorido para deshacerme de su abrazo, entonces le encesto una patada en la cara, pero se mueve demasiado rápido y bloquea mi pierna, así que uso su agarre como punto de apoyo para encestarle otra patada en la nuca, que lo aturde momentáneamente, pero no suelta mi pie lo que me saca de balance, tirándome al piso boca abajo. Él está más que equivocado si cree que me tiene en sus manos, porque me apoyo en mis ma
Para haber dejado mis sueños de ser una abogada hace ya casi un mes, he estado en más juicios la última semana que en toda mi vida. Ahora tenemos otro, gracias al imbécil de Lars, quien cree que debe tenerlo todo por la fuerza o por el método que le dé la gana. Y ahí está él cuando bajamos las escaleras del ala de los alfas, acompañado de escoltas que deben haberlo traído de sus habitaciones, porque, a pesar de haberse comportado como un perfecto delincuente anoche, hay que tratarlo como un alfa.Si fuera por mí, lo hubiera echado a esa mazmorra en la que alguna vez Kyle me prometió que iba a lanzarme. Él nos mira con recelo, tanto a mí como a Kieran, que lo mira detenidamente y un gruñido sale de su pecho. Da un paso en nuestra dirección, pero es detenido por los escoltas, pero Kieran está impaciente a mi lado. ―Dale las gracias a Kayra, mi beta―le dice, cuando se pone delante de mí como si fuera un escudo protector―te habría arrancado la ca
Este día ha sido una montaña rusa de temores. Justo cuando creíamos que habíamos librado el chantaje de Lars, el muy idiota se le ocurre abrir su bocaza. Pero hemos sido salvado por la campana o, más bien, por una jauría de lobos desterrados que están pidiendo audiencia, justo a tiempo para evitar darles ideas a los alfas que se encuentran aquí. "Si no hubiera sido por la interrupción de los desterrados, tío Aren hubiera adivinado lo del rey alfa", dice Kieran a mi lado. "Ni que lo digas", le respondo, "él no tiene un solo pelo de tonto ¿Alguna idea de que querrán?", le pregunto. "Con tal que no sea exigir que los apartemos de la manada Luna de Cristal, porque no les gusta cómo los miran, creo que estaremos bien", se burla, "ya estoy harto de reclamos, estoy planteándome largarlos a todos de mis fronteras". "Sabemos que no lo harías, Kieran", le respondo, "puede que los demás se coman el cuento de que eres todo un arrogante, pero yo te conozco, lobo",
―Si no hay otra cosa más qué decir, creo que debemos ir a pasar revista a las tropas―dice Kieran a los demás. "¿Crees que podemos retrasarnos?", me dice mentalmente. "Dile que sí, dile que sí", insiste Niebla y yo pongo los ojos en blanco. "Por supuesto", le respondo y sonrío en su dirección, cosa que no se le escapa a la mirada de Aren. ―Secundo esa idea―dice Niels que se está levantando para dirigirse hasta la puerta―Alanna, en un rato te enviaré a la gente que puede ayudarte a organizar tus tropas―me recuerda y me quedo extrañada ante tanta amabilidad, luego recuerdo que su gente no está para ayudarme, si no para vigilar a los desterrados. ―Por supuesto y gracias―le digo. ―Siempre es un placer servirte―me dice con una reverencia y Kieran gruñe a mi lado. "Trata de calmarte", le digo a Kieran, "solo está siendo amable". "¿Niels amable?", me responde, "es todo, menos amable, así que quiere algo", agrega y yo pongo los
Kieran y yo entramos al salón comedor, donde algunos ya están sentados y otros se están sirviendo la comida en la mesa del bufete, así que nos dirigimos hasta allá. "Solo avísame si te vas a meter en problemas", me dice Kieran a mi lado. "¿Por qué supones que voy a meterme en problemas?", le pregunto molesta, "me estoy comportando bien", le digo con la mayor inocencia. "Te conozco, loba", me recuerda, "estás comportándote tan bien, que es demasiado sospechoso". "Solo necesito averiguar algo, eso es todo", le respondo y él suelta un bufido. "De todas las lobas, jamás pensé que fueras de aquellas que se metieran en la vida de los demás, y averiguar la vida amorosa de tus padres es raro", señala. "Me estás prejuzgando", le digo, "y nunca dije que iba a preguntar sobre la vida amorosa de mis padres", añado y él pone los ojos en blanco. "Está bien, me disculpo por prejuzgarte, pero te tengo una pregunta", me dice y me mira fijamente