Kieran y yo entramos al salón comedor, donde algunos ya están sentados y otros se están sirviendo la comida en la mesa del bufete, así que nos dirigimos hasta allá.
"Solo avísame si te vas a meter en problemas", me dice Kieran a mi lado.
"¿Por qué supones que voy a meterme en problemas?", le pregunto molesta, "me estoy comportando bien", le digo con la mayor inocencia.
"Te conozco, loba", me recuerda, "estás comportándote tan bien, que es demasiado sospechoso".
"Solo necesito averiguar algo, eso es todo", le respondo y él suelta un bufido.
"De todas las lobas, jamás pensé que fueras de aquellas que se metieran en la vida de los demás, y averiguar la vida amorosa de tus padres es raro", señala.
"Me estás prejuzgando", le digo, "y nunca dije que iba a preguntar sobre la vida amorosa de mis padres", añado y él pone los ojos en blanco.
"Está bien, me disculpo por prejuzgarte, pero te tengo una pregunta", me dice y me mira fijamente
―Otra cosa más―me advierte Kyle, mientras vamos caminando por un corredor hasta el salón comedor, en busca de Kieran―tampoco pienses que Azid era un santo―me dice y Richard voltea la vista para mirarlo fijamente. ―Azid fue acusado injustamente y lo sabes―le responde este, pero el alfa padre lo mira y le lanza un gruñido de advertencia―lo siento mi alfa, pero tiene que admitir que esa acusación debía ser falsa. ―Einar puede ser muchas cosas, Maddox―le dice Kyle―pero conozco a tu primo Magnus y dudo que él me mintiera―le responde y Richard levanta las cejas. ―No sabía que él te hiciera tal confesión―señala Richard. ―No estabas aquí cuando me lo dijo―le responde el alfa―cuando fue destituido como beta de la manada Plata, vino a vivir un tiempo con nosotros, después de todo, los betas de tu familia tendrán siempre acogida en esta manada. Él se opuso a lo que Einar le estaba haciendo a Adara, como ya sabes, ya que eran familia, pero estaba seguro de que la
Kieran no pierde el tiempo y se deshace de su ropa, como lo más natural y lógico, preparándose para lo que viene, lo que me hace salivar. ―Estás más sexy que nunca―me dice Kieran en mi oído, cuando pega su pecho contra mi espalda y nota que seguimos ajustándonos perfectamente, a pesar de que he crecido un poco, por mi repentina transformación. Con mi piel desnuda y sensible, siento su erección rosando mi cuerpo, lo que hace que mis pezones se endurezcan. Él se balancea de un lado a otro, mientras rosa su cuerpo y envía electricidad a mi centro con cada movimiento, provocando que se agite mi respiración y pongo mis manos encima de las suyas que ahora están aferrándose a mi cintura. “Lo queremos con nosotras”, me dice Niebla. El aroma de su excitación nos está volviendo locas. “Lo queremos ahora”, le respondo y sus brazos están acariciando mi bajo vientre y mis senos a la vez. ―Tan malditamente sexy―repite y su cabeza está tan cerca de mi oído q
“Lo hemos marcado”, dice Niebla. “Y él nos marcó”, le respondo, mientras toco la cicatriz que me acaba de hacer. “Lo queremos con nosotros”, comenta, “nos pertenece”. “Sí”, le contesto y no puedo evitar tener una sonrisa en mis labios. ―Te sentará bien un baño de agua tibia―me dice Kieran cuando está regulando el agua de la bañera, sacándome de la conversación que tengo con Niebla―debes sentirte un poco adolorida ahí―comenta, mientras desliza su mano y la coloca en mi centro, el cual masajea lentamente y me da un beso en la mejilla. Entonces miro hacia abajo y veo que tengo un hilillo de sangre recorriendo mi entrepierna y me sorprendo un poco, porque en realidad siento muchas cosas, excitación, lujuria, pero no dolor o no uno tan fuerte como para que haya un sangre de por medio. ―Eso es lo normal en tu primera vez―me aclara al ver que estoy sorprendida. ―No me molesta para nada―le digo y beso sus labios―era algo que debió pasa
Entramos al salón comedor, donde ya se encuentran tanto los miembros del concejo del alfa, como los líderes de las otras manadas, junto a sus escoltas. Ya la gran mayoría se encuentra con los platos de comida frente a ellos. Kayra y Velkan entran detrás de nosotros, haciéndose cosquillas el uno al otro, pero tratan de controlarse cuando ven a su alfa. ―Mi alfa―dice Velkan haciéndole una reverencia a este y Kieran lo mira con una severidad que sé que es fingida y, que si lo miro un poco, se morirá de la risa. Ninguno de los dos puede estar molesto, después de la noche increíble que tuvimos. ―No hay problema―le respondo, mientras le hago una caricia a Kieran en su costado y él me corresponde con la sonrisa de pura felicidad que estaba conteniendo―hace unos minutos que acabamos de entrar. ―Oh, lo veo―dice Kayra con una sonrisa pícara y mirada cómplice―me parece que tenemos nueva luna, Velkan―le comenta, mientras alarga el cuello para ver mi marca
Derrick y Frans, los hombres más leales a Kieran que conozco, se encuentran a nuestros pies, exhaustos y jadeantes. De inmediato tanto Velkan como Kieran trata de incorporarlos y los colocan en la banquetas del jardín. ― ¿Se encuentran bien? ―les dice Kieran a ambos y estos asientan con la cabeza. El alfa espera unos minutos hasta que ambos recuperan el aliento, luego de haber bebido el agua que les ofreció. ― Todo es un desastre allá afuera, villas de desterrados, manadas pequeñas, todo es un caos, tenemos que actuar, mi alfa―le responde Derrick todavía conmocionado, quien toma bocanadas grandes de aire―sabemos dónde está y cuanta gente hay en sus tropas. El alfa se pasa la mano por la nuca con cara de preocupación y todos los demás nos miramos entre sí. ―Necesito que me cuenten todo antes de llamar a los alfas―les indica y ambos se miran en complicidad. Los gemelos se quedan preocupados por los dos escoltas y deciden ir hasta el gimnasio, pa
La caravana de los lobos se compone de miembros de varias edades. Los más jóvenes siguen en su forma humana al igual que algunos que traen equipajes y mochilas consigo. Otros, los que se encuentran delante de la columna de individuos o muy atrás de esta, se encuentran transformados en lobos o tienen las garras listas para atacar a cualquiera que intente introducirse en el tumulto. A medida que avanzan, los transformados recuperan su forma humana y tres figuras sobresalen, las cuales recuerdo de nuestra batalla en la manada Plata. Entonces aquí estoy, esperándolos a todos como la luna de la manada Luna Escarlata, en espera de que Kieran o los otros alfas no demoren y acabemos con este protocolo de una buena vez. En serio, prefiero enfrentarme a tres Lars a la vez, que tener que usar la diplomacia con otros tres pomposos y arrogantes alfas. ―Parece que tendremos que ser el comité de bienvenida, Bianca―dice mi madre que ha decidido acompañarme―no queremo
―Se está despertando, Baylor―dice un lobo cerca de mí al cual no reconozco. Intento abrir los ojos para entender dónde estoy, pero mis párpados están pegados con cola. Tampoco es que pueda mover el resto de mi cuerpo. Es como si mi cerebro les ordenara algo y ellos les sacaran la lengua. Por el sonido, sé que estoy en un vehículo, que me está trasladando a quién sabe dónde. Es cuando empiezo a hacer memoria. Lo último que recuerdo es que sentí un piquete y me desmayé. Ahora estoy en un vehículo con… Baylor y sus amigos. Cómo rayos es que terminé aquí y cómo es que Baylor y sus amigos me están llevando. "Mamá tenía razón", dice Niebla, "Baylor es malo y ella lo supo desde que lo conoció". "Hasta el imbécil de Lars y sus sospechas de que alguien me seguía estaba en lo cierto", le respondo, "él nos advirtió y no le hicimos caso". "También tuvimos sospechas sobre Baylor", reconoce, "pero nunca pensamos que llegara a esto", añade, "es un cobarde, s
Un escalofrío recorre mi columna vertebral, aunque mis músculos siguen sin reaccionar, lo que me deja totalmente vulnerable ante estos asesinos. Es cuando me pregunto cómo rayos pasé de ser la prisionera de Einar a ser raptada por sus propios esbirros, que no se detienen siquiera a pensar a quién le quitan la vida y no es que sintiera simpatía por Baylor, pero lo aniquilaron como a una cucaracha. Tal parece que no hay honor entre ladrones, o entre asesinos, por lo menos. “No nos van a matar”, me susurra Niebla, que ha entrado en pánico y trata de convencerse a sí misma. “No, todavía”, le confieso, que también siento terror. ―Quería que fuera más sencillo―confiesa―quería crear una distracción en la van y lograr capturar a Baylor para que nos dejara entrar a la base, pero tenías que entrar en pánico y volver a colocarle la droga a Alanna. ―Tú mismo lo dijiste, podía volcar el auto y rompernos el cuello―se excusa el esbirro―se supone que deberíam