[Narra Brooke].Estaba en casa, Matthew y Sophie estaban aquí, Enzo les había pedido que vinieran para ponerlos al tanto de todo. Estábamos en la sala todos reunidos, con Vittorio y Luca, el asistente de Enzo. Habían varios hombres de traje a nuestro alrededor y estaban armados.—¿Y cuál es la intención de ella? Viene así de repente y es a causar problemas. —Matthew sonaba indignado, me miraba con culpa pero yo aún me sentía resentida con él.Se supone que era mi hermano. Algún día se me pasará. Bueno, siento que ya todo está bien pero quiero hacerlo sufrir un poco más. Estoy siendo una hipócrita porque con Enzo ya todo está perdonado, aunque él fue más insistente.—Y ese medicucho, sabía que no era de fiar. —agregó Matthew, mirando esta vez a Enzo.—La primera vez que lo investigué, fue cuando lo ví cerca de Brooke. —menciona Enzo y de inmediato lo miro. —No me culpes, la amenaza de Alessandra ya me había llegado y cualquiera que se te acercara, era sospechoso para mí.—Y más si es h
[Narra Brooke]La tarde había transcurrido con calma, o al menos eso aparentábamos. Enzo llevaba horas en su despacho, encerrado con Vittorio y algunos documentos que no quería compartir conmigo. Yo, por mi parte, me distraía ordenando las cosas del bebé, aunque en mi mente no podía evitar repasar cada detalle de nuestras últimas discusiones.Cuando finalmente salió de su oficina, lo hizo con el ceño fruncido. Su sola presencia llenaba el ambiente de tensión, y aunque intenté ignorarlo, sabía que algo lo carcomía.—¿Estás molesto? —pregunté, rompiendo el silencio mientras lo veía servirse un whisky en la sala.—No. —Respondió seco, pero su tono decía lo contrario.—Enzo, dime qué pasa. —Me acerqué con cautela, cruzando los brazos frente a mí.Se tomó un largo sorbo antes de girarse hacia mí.—Gabriel.Sentí cómo el peso de su nombre caía sobre nosotros como una bomba.—¿Qué hizo ahora? —pregunté, manteniendo la voz neutral.—No "hizo" nada, Brooke. Ese es el problema. Está demasiado c
[Narra Enzo].Decir que estaba orgulloso de mi mujer, era poco. Parece que por fin estaba olvidando lo que había hecho y empezaba a aceptarme nuevamente como lo que soy; su esposo.Mi misión, era tenerla a salvo. A ella y a nuestro futuro. Si mis cuentas no me fallan, ya debe estar por cumplir tres meses de embarazo, porque cuando nos enteramos ya tenía poco más de un mes y ha pasado tiempo.Saberla tan dispuesta a luchar por nosotros, me hace pensar que me sigue amando y que no solo está conmigo por todo esto sino porque aún me ama tanto como la amo a ella.—¿Será niño o niña? —pregunto a nadie, estaba solo en mi oficina.Si era niño, heredaría mi fortuna y la que yo heredé de mi abuelo. Si era niña, también, pero me temo que jamás estaría preparado para su vida. Es decir, algún día sería mujer adulta y muy hermosa como su madre.¿Y si algún día me presenta a un chico? No, eso jamás pasará.—Señor, permiso. —la voz de Luca me distrae, afortunadamente.Mis pensamientos me estaban ator
[Narra Brooke].El reloj avanzaba lentamente, y mi ánimo no mejoraba. Después de intentar distraerme con búsquedas en internet sobre cunas y ropa para el bebé, me di por vencida. Nada lograba sacarme de este vacío. La soledad en esta casa, por más lujosa que fuera, me asfixiaba.Pasé horas reorganizando la cocina, limpiando y buscando algo que hacer, pero mi mente siempre regresaba al mismo lugar: la sensación de estar atrapada. Solté un suspiro, me pasé las manos por el cabello y decidí salir al jardín.El aire fresco y el crujir de las hojas bajo mis pies me ayudaron un poco. Caminé hacia el borde del bosque que rodeaba la propiedad. Era una vista preciosa, pero siempre me ponía en alerta; esa conexión con los terrenos de cacería de los vecinos me parecía inquietante.No pensaba en nada, solo estaba ahí respirando el aire frío que empezaba a aparecer. Ya pronto sería invierno y aquí no nevaba, pero sí llovía mucho.El viento sopló, y en su murmullo escuché algo que me hizo detenerme
Brooke estaba en casa sola, esperando que Enzo volviera de una reunión. Tenía un cheque que debía depositar ese día, pero no lograba encontrar su chequera. Recordó que Enzo mencionó haber usado una de sus chequeras la semana pasada y decidió subir a su oficina.Al entrar, notó el característico orden del lugar: cada objeto parecía estar exactamente en su lugar. Se acercó al escritorio y empezó a revisar en los cajones. En el segundo encontró sobres, contratos, y papeles que claramente pertenecían a las empresas de su esposo. Entre ellos, un título llamó su atención: “Última voluntad y testamento de Giovanni Lombardi”.Curiosa, y quizás inconscientemente inquieta, tomó el documento. Su nombre en una de las cláusulas destacaba como un grito silencioso:"Enzo Lombardi podrá acceder a la totalidad de los bienes y propiedades listados siempre y cuando contraiga matrimonio antes de cumplir los 30 años".Brooke sintió cómo su respiración se detenía mientras seguía leyendo. Ahí estaba: su nom
Brooke se miraba al espejo mientras el eco de sus propios pensamientos la atormentaba. Tenía claro que lo mejor era alejarse, por el bebé. Aislada, podría pensar en el futuro sin distracciones, pero primero debía enfrentarse al caos.Tomó el teléfono, su mano temblando al buscar el contacto de Matthew. No sabía cómo explicarlo, pero confiaba en que él y Sophie la entenderían.—¿Brooke? —La voz de Matthew sonaba preocupada al otro lado.—Matthew, necesito que vengas. Trae a Sophie contigo. Es urgente.—¿Qué pasó? ¿Estás bien?—Estoy bien, pero necesito salir de aquí. Es... complicado. Sólo ven.Matthew entendió que algo iba terriblemente mal.—En 20 minutos estamos ahí.El ruido del motor del auto de Matthew llegó antes de que Brooke pudiera terminar de empacar. Tenía pocas cosas, pero cada prenda que colocaba en la maleta se sentía como una carga emocional más.Enzo apareció en la puerta de la habitación, sus ojos cargados de desesperación al ver las maletas.—¿Qué estás haciendo?Bro
Sophie llegó al apartamento de Brooke con los papeles en mano, su rostro cargado de incomodidad.—Brooke… necesitas ver esto. —dijo mientras extendía el sobre.Brooke, que estaba en la cocina, se giró con una ceja alzada.—¿Qué es?—Es de Enzo. Me llamó para que te los entregara, ya que soy la única que sabe de tu paradero.El nombre encendió una chispa de ira en sus ojos. Caminó hasta Sophie, tomó el sobre y lo abrió con rapidez. Apenas vio su contenido, su cuerpo entero se tensó.“No voy a firmar esto. Lo siento. Enzo.”Brooke soltó una carcajada amarga, dejando caer los papeles sobre la mesa.—¿Qué significa esto? ¿Que no puede firmar? ¡Esto no es opcional!Sophie, nerviosa, se sentó en el sofá.—Brooke, cálmate por favor. Mejor habla con él.—¡Calmarme! —gritó ella—. ¿Qué hay para hablar, Sophie? Ya lo hablé todo. Él destruyó mi vida. ¿Qué más quiere de mí?Lo que ambas ignoraban era que esos papeles no habían llegado por casualidad. Enzo había mandado a seguir a Sophie desde el m
Punto de vista de Brooke. Era temprano y ya estaba despierta. Bueno, en realidad ni siquiera pude dormir pese a que el viaje fue largo. Apenas llegué, me propuse a acomodar algo para recostarme y descansar pero no fue posible, Enzo estaba en mi mente todo el tiempo. —¿Te hace falta algo? Dímelo y yo te lo resuelvo. —la voz de Sophie al otro lado de la linea me trajo a la realidad. —No, tranquila. Quiero evitar lo que pasó ayer, estoy segura de que él te siguió y por eso me marché. Escuché un suspiro de su parte. —Lo siento, realmente no fue mi intención. No llegué a pensar que él haría eso. Reí amargamente. Estábamos hablando de Enzo Lombardi, mi esposo. Ese hombre que de todo era capaz con tal de obtener lo que quería. —No te preocupes, es mejor así. Que él supiese mi ubicación iba a ser un infierno. Lo conozco. —Hoy vino a gritarme y exigirme que le dijera donde tú estabas, como que había ido temprano a verte pero al enterarse de que no estabas... Enloqueció, no lo tomó bien