Capítulo 23: Acciones que duelen.
[Narra Brooke].

La tormenta rugía con fuerza, pero no podía compararse con la que sentía en mi interior. Su mano apretaba mi brazo con firmeza mientras me conducía hacia el auto, y aunque intenté resistirme, su fuerza y determinación me superaban.

—¡Suéltame, Enzo! —espeté, intentando zafarme, pero su mirada oscura me detuvo en seco.

—Sube al auto, Brooke. No voy a discutir aquí.

Su tono no admitía réplicas, pero algo dentro de mí se negó a ceder por completo. Me giré hacia él, tratando de mantener mi dignidad.

—No puedes obligarme.

—¿No? —bufó, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba abriendo la puerta del copiloto y empujándome dentro con más fuerza de la necesaria pero sin hacerme daño—. Mira cómo lo hago.

Me colocó el cinturón y luego el sonido de la puerta cerrándose resonó como un golpe en mi pecho. Me hundí en el asiento, furiosa y humillada, mientras él rodeaba el auto para tomar el volante. El trayecto fue un silencio denso, lleno de rabia contenida. Cada kilóme
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