Narra Brooke. Habíamos llegado a mi casita provisional, él se veía enorme en cada rincón en el que se paraba. Mi mesa se reducía ante su excesiva montaña de músculos. Yo cociné y él no hizo más que mirarme serio, como si estuviese calculando. La cena transcurrió en una calma cómoda, llena de silencios que decían más que las palabras. A pesar de todo, había algo reconfortante en estar con Enzo, en sentir su presencia después de tanto tiempo intentando evitarlo. Pero también era un recordatorio de todo lo que habíamos perdido, de lo que no podíamos recuperar. Cuando terminamos de cenar, él insistió en acompañarme a casa. A regañadientes, acepté. Lo cierto era que no quería quedarme sola esa noche. No sabía si era por el cansancio emocional o por esa chispa de esperanza que me había llevado hasta aquí, pero no protesté cuando él cerró la puerta detrás de nosotros. —Deberías descansar —dijo suavemente, quitándose la chaqueta. —No estoy tan cansada. —Mentí. —Lo estás, Brooke. —Se ac
Narra Enzo.El sol apenas se filtraba por las cortinas cuando el sonido de mi teléfono interrumpió el silencio. Mi primer pensamiento fue ignorarlo. Después de todo, nadie llamaba a esta hora si no era algo urgente. Pero el número desconocido en la pantalla me hizo dudar.Mi línea era privada. Solo unos pocos la tenían, y ninguna de esas personas sería tan imprudente como para molestarme tan temprano.Con el ceño fruncido, descolgué.—¿Quién habla? —gruñí, todavía somnoliento.Una risa suave y cargada de intenciones respondió al otro lado. Una voz que no había escuchado en años, pero que jamás podría olvidar.—Enzo, tesoro. ¿Cómo has estado?Mi cuerpo se tensó al instante, como si un balde de agua fría me hubiera caído encima. Alessandra.—¿Qué demonios quieres? —espeté, apartándome de la cama para no despertar a Brooke.—Tranquilo, cariño. No vine a pelear. Solo quería oír tu voz. Es tan encantadora como la recordaba.Cerré los ojos, intentando calmarme. ¿Por qué estaba llamando ahor
Narra Enzo. Me alejaba de la cafetería. Mi mente era un caos, cada paso se sentía como una lucha entre hacer lo correcto y respetar su decisión. Pero no había tiempo para juegos; si Brooke no entendía el peligro, tendría que encontrar otra forma de protegerla. La amenaza de Alessandra no era algo que pudiera tomar a la ligera, y aunque odiaba imponerme, sabía que no tenía más opciones. Necesitaba planificar mi siguiente movimiento, incluso si eso significaba forzar la situación. Mientras salía a la calle, el frío aire de la tarde me golpeó, ayudándome a calmarme un poco. Saqué mi teléfono y llamé a Luca. —¿Alguna novedad? —pregunté en cuanto atendió. —Sí, señor. Hemos confirmado que Alessandra llegó a la ciudad hace tres días. Se hospeda en un hotel de lujo en el centro, pero no parece estar sola. —¿No está sola? —repetí, mi ceño fruncido. —Tiene compañía. No sabemos exactamente quién es, pero nuestro equipo está trabajando en identificarlo. —Necesito que redoblen la vigilancia
[Narra Brooke]. La tormenta rugía con fuerza, pero no podía compararse con la que sentía en mi interior. Su mano apretaba mi brazo con firmeza mientras me conducía hacia el auto, y aunque intenté resistirme, su fuerza y determinación me superaban. —¡Suéltame, Enzo! —espeté, intentando zafarme, pero su mirada oscura me detuvo en seco. —Sube al auto, Brooke. No voy a discutir aquí. Su tono no admitía réplicas, pero algo dentro de mí se negó a ceder por completo. Me giré hacia él, tratando de mantener mi dignidad. —No puedes obligarme. —¿No? —bufó, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba abriendo la puerta del copiloto y empujándome dentro con más fuerza de la necesaria pero sin hacerme daño—. Mira cómo lo hago. Me colocó el cinturón y luego el sonido de la puerta cerrándose resonó como un golpe en mi pecho. Me hundí en el asiento, furiosa y humillada, mientras él rodeaba el auto para tomar el volante. El trayecto fue un silencio denso, lleno de rabia contenida. Cada kilóme
[Narra Enzo].Era un nuevo día, uno que no me auguraba nada bueno. Hacia dos días que había dejado a Brooke en su casa y no la había molestado más. Igual, siempre estuve pendiente de ella. Luego de ese enfrentamiento, quise darle unos días de espacio mientras me ocupaba de otro asunto. Ya Luca le había confirmado el lugar y la hora a Alessandra para nuestro encuentro.Quería terminar esto de una vez por todas.El lugar estaba diseñado para proteger la privacidad de quienes podían pagarlo. Nadie ajeno al área VIP podía siquiera asomarse, pero eso no me daba tranquilidad. Sabía que nada de lo que ocurriera aquí quedaría realmente en privado, no cuando se trataba de Alessandra.Le había dicho a Luca que reservara todo el espacio. No era por capricho; era porque sabía que esta conversación iba a ser un desastre. Lo sentía en el pecho, en el peso de cada paso que daba mientras me dirigía hacia ella.Cuando abrí la puerta, ahí estaba, sentada como si tuviera el mundo a sus pies, con una cop
[Narra Brooke].Observé la imagen en la revista, con las manos temblando y el corazón en la garganta. Sophie y Matthew intercambiaron miradas de preocupación, como si estuvieran teniendo una conversación muda. Algo sabían, y yo lo noté al instante.—¿Quién es ella? —pregunté, rompiendo el incómodo silencio.Sophie se mordió el labio inferior, desviando la mirada hacia Matthew, quien frunció el ceño y suspiró profundamente.—Brooke, no sé si deberíamos ser nosotros quienes te contemos esto. —dijo Sophie con cautela.—¿Contarme qué? —insistí, mi tono subiendo involuntariamente.—Es mejor que hables con Enzo primero. —intentó suavizar Sophie, pero yo no estaba dispuesta a esperar.—¡No! Quiero saberlo ahora. ¿Quién es Alessandra? ¿Por qué está con Enzo en esa foto?Matthew soltó un suspiro largo y cansado. Me miró como si estuviera cargando el peso del mundo sobre sus hombros.—Brooke, necesito que te calmes. Esto no es bueno para ti ni para el bebé. —dijo, pero yo negué con la cabeza.—
[Narra Enzo].La brisa nocturna era un alivio contra la opresión de las luces del restaurante, donde Luca y yo discutíamos la última ronda de rumores que llenaban las páginas de las revistas. Fotografías de Brooke y yo en la inauguración del proyecto, acompañadas de titulares sensacionalistas que insinuaban un romance oculto.—Es ridículo. —Luca dejó su copa de vino sobre la mesa—. ¿Quién cree todavía en estas historias recicladas?Me limité a pasar una mano por mi cabello, agotado.—El problema no es quién lo cree, sino cómo afecta a Brooke. Esto es nuevo para ella.Luca alzó una ceja.—Entonces, ¿le preocupa cómo lo maneje?Iba a responder cuando mi teléfono comenzó a vibrar. El nombre de Matthew apareció en la pantalla. Fruncí el ceño. No solía llamarme a esta hora, y menos si no era algo urgente.—¿Qué pasa, Matt?Su voz llegó apresurada, como si intentara contener la urgencia.—Enzo, necesitas venir al hospital. Brooke… tuvo un dolor fuerte en el vientre bajo. Está bien, pero est
[Narra Brooke].—Todo está estable ahora, no hay ninguna anomalía pero noto que mi paciente, al parecer, ha estado atravesando situaciones de estrés. —le hablaba mi doctor a Enzo, quien estaba tomando mi mano.Él, cerró los ojos un momento y luego volvió a abrirlos.—Así es, pero me encargaré de que ya no sea así. —le dijo.—Eso espero, señor Lombardi. —le miraba serio y luego me miró a mí. —Si sigues así, tu embarazo se convertirá en uno de riesgo y entonces tendrás que vivir en este hospital si quieres que nazca.Mi corazón se aceleró con lo que me dijo. No podía seguir así, por mi bebé.—Lo siento. —fue lo único que dije.El doctor Wallace se había ganado mi confianza en los pocos momentos que hemos tratado debido a mi embarazo.—Una vez que acabe el suero, podrás irte. Una enfermera vendrá a revisarte para quitarte la aguja y te entregará los resultados de todo lo que hicimos. Recuerda mantenerte tranquila, comiendo saludable y evita situaciones que pongan en riesgo a tu bebé.Enz