―¿Estás segura de lo que vas a hacer? ―preguntó su amiga Rania mirándola a través del reflejo del espejo de su tocador donde Jelena se maquillaba de manera meticulosa.
―Sí, estoy muy segura de que esto es lo que quiero que hacer. Papá y Mikhail solo recibirán lo que se merecen ―respondió la joven con el ceño fruncido mientras examinaba su maquillaje.
―Mikhail te odiará por engañarlo, ¿lo sabes? ―insistió su amiga
―Es probable, pero no me importa, es más te digo que me tiene sin cuidado lo que Mikhail sienta.
―Jelena, hemos sido compañeras de aventuras desde que éramos unas chiquillas, y esta es la primera vez que te veo hacer algo tan arriesgado. Siempre has sido la más prudente de las dos, la más centrada, por lo que sé que, si tu plan me pone nerviosa a mí, que soy la osada, es porque es malo… no quiero verte lastimada de nuevo, eres mi mejor amiga y te quiero ―dijo Rania a su espalda.
Jelena se giró para mirar a Rania y sus hermosos ojos dorados se suavizaron al instante, quería a su amiga como una hermana y sabía que era correspondida.
―Yo también te quiero, Rania ―su mirada adquirió determinación mientras hablaba―. Mira, no creo que me odie. Según mi hermana, Katerina, mi prometido es todo un caballero con un instinto protector muy desarrollado, él cuidará de mí después de que todo explote.
―Entonces, ¿por qué no lo hablas con él? Podría acceder a casarse si le cuentas la amenaza de tu padre.
―Porque no quiero. No permitiré que la gente piense que Mikhail casa conmigo por lástima, no soy una m*****a víctima de mi padre. Me cabrea el chantaje de Iván porque se metió con lo más sagrado que hay en mi vida, mí hermanito, y eso nunca se lo perdonaré. Me casaré con Mikhail y obedeceré su mandato, pero esto lo voy a hacer a mi manera, con todo el escándalo que pueda provocar. Mi padre vive de las apariencias y después de esto estoy segura de que se avergonzará de mí. Por otra parte, también deseo darle su merecido al cabrón de mi novio, él entenderá por las buenas o por las malas que no puede ponerme los cuernos y salir indemne. Todos estos años me ha paseado por las narices a sus amantes, pues que se joda. Mikhail es tan culpable como mi padre, si él no hubiese intentado romper nuestro compromiso nada de esto ocurriría. ¡Por Dios! Solo tenía que permanecer tranquilo dos años más. ¿Era mucho pedir?
―No puedes culparlo por pensar que no quieres casarte con él, hace mucho tiempo que lo ignoras, no respondes sus mensajes y has evitado verlo en cada oportunidad que se ha presentado.
Jelena puso cara de fastidio.
―No quería hablar con él, así de simple, me enfurece, me deprime y hace mucho que decidí que primero está mi paz mental. Además, su comportamiento no ha sido la de un hombre comprometido
―No puedes culparlo por satisfacerse por ahí. Tú eras una niña cuando los comprometieron. ¿Aspirabas el celibato de un hombre joven?
―No aspiraba que fuera célibe, solo que fuera discreto.
―Sabes cómo es la prensa amarilla, todo lo exagera para vender
―Lo sé y este escándalo venderá mucho.
―Vamos, Jelena, sabes que Mikhail es un hombre guapo y rico y la prensa con tal de vender escribe lo que sea…
―Rania, cuando el rio suena es porque piedras trae.
Rania se quedó pensando qué argumento usar para que su amiga desistiera de lo que iba a hacer.
―Aunque solo se han visto en pocas ocasiones desde que se comprometieron hace siete años. ¿No crees que te reconocerá?
―No, no me reconocerá, el solo verá a Katia, recuerda que hace tres años que no nos vemos y en ese momento yo pesaba veinticinco kilos más. Lo único que podría reconocer es el color de mis ojos y para eso usaré las lentes de contacto. Ahora mis ojos son oscuros, Mikhail solo recuerda a una adolescente regordeta y fea con el cutis lleno de granos y los ojos amarillos.
―Jelena, recapacita. ¿Crees que es la mejor forma de comenzar tu matrimonio con Mikhail? ¿Engañándolo? ―Rania continuó en su intento de disuadirla.
―¿Me lo dice la chica que hizo que le reconstruyera el himen para engañar a su marido en la noche de bodas? ―preguntó Jelena levantando una ceja.
―Quizás no tenga la moral para aconsejarte, de verdad si pudiera volver el tiempo atrás no actuaría como lo hice. Fui una loca al acostarme con Simón en el primer año de la universidad, pero estaba muy enamorada y dispuesta a dejar a mi familia por él. Si hubiese sabido que el muy malnacido solo quería experimentar con una chica hindú sin experiencia no lo habría hecho, te lo aseguro. Accedí a casarme con Nimai, es un buen hombre y me gusta, además, ahora entiendo que necesito a mi familia. Si no me caso los perderé, y debo ser pura para poder casarme. No quiero que cometas un error, estas actuando así porque estas furiosa y la rabia es mala consejera.
―Sí, lo estoy y no solo con mi padre si no también con Mikhail.
―Jelena. ¿Crees que él te perdonará el engaño?
―No me importa si no lo hace, sólo me interesa casarme para que papá no se lleve a Karlen. Después de que mi hermano cumpla la mayoría de edad me divorciaré, no amo a Mikhail.
―¿Estás segura de que no sientes nada por él? ¿Y qué me dices de la caja del tamaño de una lavadora llena de recortes de tu prometido? ¿Acaso no eres la misma chica que se dejó besar por un desconocido estando ebria, la vez que salió una foto comprometedora de él con otra mujer en la prensa amarilla? ―preguntó Rania con ironía.
―Eso está superado, ya Gema no compra esa porquería de revistas. ―Fue la respuesta de Jelena mientras se colocaba las lentes de contacto.
―Eso fue hace menos de un año. Cada vez que sale una foto de Mikhail con otra mujer tú haces una locura; y no necesitas a Gema para eso, tú solita la compras. ¿O crees que no he descubierto tu nueva colección oculta bajo la cama?
―Eso no significa nada, Rania, solo eran pruebas de lo que Mikhail es, me aseguraba de tener evidencia que mostrarle a mi padre para que entendiera por qué no podía casarme con él.
―Sí, claro ―respondió su amiga con evidente sarcasmo.
― ¿Contactaste con tu amiga paparazzi para que nos fotografiara? ―preguntó Jelena para desviar el tema.
―Sí, sabe que es a Mikhail a quien seguirá, pero no sabe que eres tú la mujer que estará con él.
―Bien. ¿Le dijiste que esperara mi salida de su apartamento?
―Sí, ya lo sabe y todo está listo. Sólo recuerda pasarme un mensaje con la dirección para dárselo a ella por si acaso los pierde.
―No te preocupes, te enviaré mi ubicación cuando Mikhail me lleve a su escondite secreto.
Se dio una última mirada en el espejo, levantó la barbilla y sonrió.
Estaba vestida para seducir, cualquier hombre pensaría que era un premio, de hecho, Mikhail lo creería hasta el momento en que descubriera quien era ella.
Entonces entendería que era su venganza.
Jelena entró en la galería de arte donde se suponía que estaría Mikhail. Las dos semanas de plazo que le había dado su padre casi habían terminado, pero le había costado mucho encontrar el sitio perfecto. El detective que contrató para seguir los pasos de su prometido e investigar sus próximos compromisos sociales, también le consiguió la entrada para esa exposición. Al bajar del taxi las piernas le temblaban de los nervios, subió la pequeña escalinata cubierta por alfombra roja y entró a la galería detrás de un grupo numeroso. La estancia resplandecía con las luces brillantes y la decoración vintage que resaltaba las pinturas que se exponían. Caminó con cuidado en sus tacones altísimos, estaba empezando su recorrido cuando una leve brisa le provocó un escalofrío. La tela de su largo vestido negro era muy ligera, su espalda quedaba totalmente descubierta, atravesada por infinidad de cintas en diagonal que formaban una equis y que sostenían la prenda desde el hombro hasta las caderas.
Mikhail tomó por asalto la boca de la chica en el mismo instante en que entró a su apartamento, cerró la puerta de una patada y la recostó en ella. El leve chal que llevaba sobre los hombros cayó a los pies de ambos. Jelena metió las manos por dentro de su chaqueta empujándola hasta retirarla, dejándola caer al suelo. Los gemidos de la mujer lo tenían muy excitado, por lo que separó su boca de la de ella, quería que ese momento durara.Desesperado por sentir su piel intentó quitarle el vestido, pero no supo cómo, frustrado, tiró de la prenda sintiendo como la tela se rasgaba. Con una sonrisa, Jelena retiró sus manos antes de que lo rompiera totalmente, porque si no, no tendría nada que ponerse cuando se marchara. Buscó el cierre oculto, lo bajó y dando un paso hacia atrás dejó caer la prenda, quedando solo con un tanga de color negro y sus tacones.Mikhail al verla pensó que necesitaba llevarla a la cama, no quería que la primera vez con esa hermosa criatura fuera un encuentro apres
El taxi la dejó en la puerta de su hotel, cubrió el vestido roto con el chal y apresuró el paso por la recepción hasta llegar al ascensor. Agradeció que encontró uno abierto, entró y marcó el piso de la habitación que había tomado para ocultarse por las próximas horas. El temblor de sus manos se había extendido a todo su cuerpo. Le escribió un mensaje a Rania para avisarle de que todo había salido según lo planeado y que estaba de nuevo en la habitación del hotel.Apagó su móvil.Quería llegar a su habitación y acurrucarse en la cama, olvidarse de todo, no quería habla, necesitaba ese tiempo para recomponerse. Volvería a casa de Ivanna al día siguiente, quería estar en un sitio donde se sintiera protegida cuando todo se descubriese.A duras penas contuvo las ganas de correr, llegó a su habitación y se arrojó en la cama, llorando con desconsuelo. Maldijo mil veces a su padre golpeando la almohada hasta que se cansó.Recordó lo que había sentido en brazos de Mikhail, cómo había enloquec
Mikhail despertó unas horas después, estiró los brazos buscando a Katia, y las sábanas frías le dijeron que hacía rato que se había levantado. Fue al baño, miró la rendija y vio la luz encendida, tocó la puerta. ―Katia, ¿estás ahí? Al no obtener respuesta entró, no había nadie en el baño. Una toalla manchada de sangre lo alarmó, miró sus manos y su cuerpo y descubrió restos de sangre en su ingle y en su mano derecha. ―¿Qué demonios ocurrió aquí? ―preguntó para sí mismo, mientras lavaba la sangre de su cuerpo. Volvió sobre sus pasos y encendió la luz de la habitación. Asustado, vio la mancha de sangre en la cama y en la toalla con la que se había limpiado después de haber hecho el amor con Katia. Salió de la habitación buscándola por el apartamento, no estaba, miró el aparador y vio que las llaves de su coche seguían ahí, un objeto llamó su atención; era un estuche de lentes de contacto, lo tomó en sus manos y lo abrió. Las lentes eran decorativas, de un tono oscuro, extrañado, se p
Jelena estaba profundamente dormida cuando unos golpes en la puerta la despertaron repentinamente, gimiendo, se revolvió en la cama con la intención de volverse a dormir. Se había desvelado hasta el amanecer, sus pensamientos volvían una y otra vez hacia lo ocurrido la noche anterior en esa habitación. Su mente procesó lo que había hecho, había estado llena de furia y de adrenalina desde el día en que su padre la visitó, pero en ese momento se sentía como si la hubiesen exprimido. Todas sus emociones estaban revolucionadas lo que le impidió conciliar el sueño.Una nueva tanda de golpes la volvió a estremecer, de mal humor se levantó de la cama.―¿Quién es? ―preguntó de muy mala manera, aún medio dormida.―La madre Teresa de Calcuta, ¿quién más? ―respondió irónicamente Rania lo que provocó una pequeña sonrisa en Jelena, le gustaba el humor retorcido de su amiga.Descorrió el cerrojo y le abrió la puerta, Rania venía cargada con la prensa diaria. Sus acciones volvieron a su mente y
Cuando puso un pie fuera del taxi, la puerta de la casa de su hermana, Ivanna, se abrió y su hermana corrió hacia ella. ―¡Nos tenías muy preocupados! ¿Dónde estabas? ―preguntó abrazándola. ―Lamento haberos preocupado, estaba cansada y necesitaba pensar, así que me quedé en un hotel. ―Debiste habernos llamado, cariño, sabes que siempre estaré para ti ―Lo sé, hermana, pero soy una adulta y esto necesito resolverlo por mí misma ―respondió Jelena. Jelena sabía que Ivanna la amaba como una madre y se arrepintió de no haber pensado en ella cuando ideó su plan. Desde que llegó a su casa no había hecho más que darle preocupaciones a su hermana, se propuso que esa fuese la última. A partir de ese momento mantendría la fachada de felicidad, no solo para ahorrarle quebraderos de cabeza a Ivanna sino también porque su orgullo no le permitiría dejarle saber a su padre o a la familia de Mikhail de que él solo se casaría por ella por obligación o lo que era peor por lástima. Las palabras de Iva
―Cuando nos comprometimos te escuché hablar con Dimitri, le dijiste que no era hermosa como mis hermanas, que estaba gorda, tenía acné y los dientes torcidos. Solo tenía trece años y estaba triste porque me alejaron de la única persona que en verdad me amaba y tú me despreciaste. Mikhail recordó la escena, en ese momento quería molestar a su hermano, pero al escuchar las palabras en boca de Jelena, pensar que ello lo escuchó lo impactó y se sintió muy avergonzado, nunca debió decir aquello, la había lastimado. ―Yo… Lo lamento mucho, no pensé que escucharías eso, estaba molesto por varias cosas y quería fastidiar a mi hermano. ―Levantó la mirada buscando las palabras adecuadas para disculparse ―. La gota que rebasó el vaso fue el hecho de que Dimitri arreglara un nuevo compromiso para mí, intenté voltear las cosas a mi favor quejándome ―expresó con mucha vergüenza. ―No me interesan tus malditos motivos, tal vez te hubiese perdonado, pero continuaste humillándome todos estos años con
Jelena se despertó temprano con mucha energía, se levantó y bajó a desayunar, lo peor había pasado lo que le permitió descansar. La noche anterior se había escapado de Gema, pero la suerte la abandonó cuando al entrar en la cocina se encontró a Ivanna y a su sobrina conversando, callaron al verla entrar.―Jelena, cariño, ¿cómo te sientes? ―preguntó su hermana.―Estoy bien, Ivanna, no te preocupes por mí ―respondió mirándola con cariño―. Hola, Gema, ¿cómo estás? Felicidades, me enteré ayer por la prensa de tu compromiso con Konstantin.―Estoy muy bien, y te hubieses enterado por mi boca si hubieses tenido el teléfono encendido ―replicó Gema burlona.―Lo lamento mucho, no los quise asustar. Salí con Mikhail, peleamos y me fui a un hotel con el teléfono apagado, no quería hablar con él hasta calmarme, no lo pensé.―Está bien, cariño, sabes que te amamos y nos preocupamos por ti ―señaló Ivanna conciliadora.―Lo sé, gracias, hermana.―Es cierto, disculpa, solo estaba preocupada ―agregó Gem