Jelena se despertó temprano con mucha energía, se levantó y bajó a desayunar, lo peor había pasado lo que le permitió descansar. La noche anterior se había escapado de Gema, pero la suerte la abandonó cuando al entrar en la cocina se encontró a Ivanna y a su sobrina conversando, callaron al verla entrar.―Jelena, cariño, ¿cómo te sientes? ―preguntó su hermana.―Estoy bien, Ivanna, no te preocupes por mí ―respondió mirándola con cariño―. Hola, Gema, ¿cómo estás? Felicidades, me enteré ayer por la prensa de tu compromiso con Konstantin.―Estoy muy bien, y te hubieses enterado por mi boca si hubieses tenido el teléfono encendido ―replicó Gema burlona.―Lo lamento mucho, no los quise asustar. Salí con Mikhail, peleamos y me fui a un hotel con el teléfono apagado, no quería hablar con él hasta calmarme, no lo pensé.―Está bien, cariño, sabes que te amamos y nos preocupamos por ti ―señaló Ivanna conciliadora.―Lo sé, gracias, hermana.―Es cierto, disculpa, solo estaba preocupada ―agregó Gem
La tomó en brazos mientras ciegamente caminaba hacía su escritorio, la sentó en el borde mientras empujaba los papeles hacia a un lado. Jelena tiró de su camisa, haciendo saltar algunos botones. ¡Maldición! Lo iba a volver loco. Estaba quitándose el cinturón cuando el ruido de la puerta abriéndose lo sacó de su trance, se volvió a mirar y palideció visiblemente cuando vio a su hermano, Dimitri, parado en la entrada de su oficina mirándolo con desaprobación. Con rapidez se movió para tapar el cuerpo semidesnudo de su prometida.―Los espero en mi oficina en… ―bajó la vista hasta la entrepierna de Mikhail que parecía una tienda de campaña ― …digamos diez minutos ―masculló su hermano antes de cerrar la puerta con suavidad al salir.Al girarse a mirarla Jelena había recuperado la compostura y lo miraba con una sonrisa maliciosa.―Veo que no has despedido a tu puta, prometido ―expresó Jelena burlonamente.―Ya te dije que no lo haría, es mi asistente, una amiga y te he dicho que no la llame
Horas más tarde, cuando Jelena entró a su habitación cargada de paquetes se encontró con que Gema la estaba esperando sentada en su cama, al verla entrar se levantó y se cruzó de brazos para mirarla con seriedad.―¿Me dirás qué demonios ocurre? Y no me salgas con el cuento de que se estaban viendo a escondidas y pelearon porqué sé que no es así. Yo fui la que le mostré la foto de ustedes a Konstantin y estaba presente cuando él lo llamó para preguntarle que había ocurrido. El muy idiota no tenía ni idea de que se había acostado contigo.Las palabras de Gema provocaron la risa de Jelena. «Hubiese querido estar mirándolo cuando se enteró», pensó con malicia.―Es cierto, Mikhail no lo sabía, era parte de mi plan ―dijo Jelena aun sonriendo.―¿Qué plan? ¿Qué sucede, Jelena?, ¿por qué haces esto?―El que formule para desquitarme de Mikhail y de papá. ¿Recuerdas cuando fuiste a visitarme y mi padre estaba allí?―Sí, me imaginé que algo debía ocurrir cuando después de tantos años fue a visita
Jelena y Mikhail se marcharon a Durham en el primer tren de la mañana, ella necesitaba pedir sus documentos en la universidad para trasladar sus estudios a otra universidad de la ciudad. Además, debía recoger sus pertenencias del apartamento que compartía con su amiga Rania. La iba extrañar mucho, les quedaba solo un año para graduarse y siempre pensó que lo harían juntas, pensó que tenía otro motivo más para odiar a su padre.Mikhail pasó a recogerla muy temprano, se bajó del coche con la intención de saludar a Ivanna y Gael y tomar la pequeña maleta de mano de su prometida. Cuando tocó la puerta, el ama de llaves lo hizo pasar al vestíbulo, poco tiempo después Jelena bajó de su habitación seguida por Ivanna y Karlen. El chico lo miró con desconfianza, era el prometido de su hermana y, según su padre, el hombre que la había deshonrado. Dirigió hacia él una mirada furiosa, antes de girarse hacia Jelena.―¿Por qué tienes que marcharte con él? ―A Jelena la pregunta le sonó a regaño ―No
Jelena despertó después del mediodía abrazada a una almohada, tenía hambre y el olor a comida hizo rugir su estómago. Se incorporó con lentitud, tenía el cuerpo pesado, pero al mismo tiempo satisfecho. Los orgasmos que había experimentado en su vida siempre provenían de su propia mano, o de algún juguete. Los que Mikhail le proporcionó fueron más intensos, más reales, no tuvo que forzar su mente a imaginarlo porque él estaba allí, llenándola con su pasión, podía sentir su olor y su posesión, la fuerza de sus empujes. Esa vez la realidad superó en mucho a todas sus fantasías.Y es que cada orgasmo que había experimentado en su vida tenía un nombre: Mikhail.Se levantó, fue al baño y se duchó, se puso una camiseta holgada y unas bragas y siguió el aroma de la comida hasta la cocina. El estómago le pedía comida con urgencia, no desayunó porque estaba muy nerviosa para comer, aunque había simulado indiferencia estaba alterada. Esas ganas de estar a su lado, de compartir la cama la tenían
Mikhail le quitó las llaves de su mano, abrió la puerta y le cedió el paso, una vez dentro pasó la llave a la cerradura encerrándolos en el apartamento, la tomó de la mano y la guió a la habitación. En el dormitorio, la miró a los ojos, luego bajó la mirada hacia sus labios, lentamente descendió sobre su boca y la besó suave y tiernamente. Jelena quiso profundizar su beso, sumergirse en el deseo que le corroía las entrañas, pero Mikhail la tomó por los hombros, separándola. Su mirada reflejaba un mundo de sentimientos que no supo interpretar, lo que la puso muy nerviosa. Trató de lanzarse sobre él, recurrir al deseo, que solo pensara en sexo intenso y apasionado, pero Mikhail la detuvo.―No, Jelena, déjame amarte.Jelena no supo qué contestar, su pecho se apretó ante una miríada de sentimientos que no quiso analizar, bajó sus ojos hacia los botones de su camisa y asintió con la cabeza. Mikhail volvió a sus labios, con besos largos y profundos fue quitando cada una de sus prendas de ve
Faltaban diez días para la boda cuando fueron a comprar su vestido de novia. Ivanna había tratado de llevarla con un diseñador exclusivo, pero por un motivo u otro le había dado largas, por lo que tuvieron que ir a una tienda que vendía trajes de novia ya confeccionados. Sus hermanas, Catherine, la primera esposa de su padre, Gema y Rania la acompañaron, sin embargo, la tristeza la invadió al pensar que su madre, la persona que más la había amado no estaría presente para verla vestida de novia. ¡Cuánto la extrañaba! Y, en los días especiales, la añoranza la consumía. Estaba en el probador con la asistente, probándose un traje de los que habían seleccionado. Era sencillo, tipo sirena, de tirantes y con flores bordadas en la falda. Era bonito, pero en realidad le daba igual, su boda era un matrimonio concertado donde debía cumplir con la obligación de casarse por lo que su entusiasmo era casi nulo. Ante Ivanna y Katerina disimulaba un entusiasmo que estaba lejos de sentir, Mikhail les
―¿Ustedes se conocen? ―preguntó Mikhail curioso.―Sí, aunque estudiamos en la misma universidad, fue en un bar donde nos hicimos grandes amigos. ¿No es así, Jelena? ―dijo el hombre insinuante.Jelena se tensó ante lo que insinuaban sus palabras, pero ella no era de las que se dejaba amilanar así que levantó la barbilla y con voz gélida le respondió:―¿Cómo has estado, Benjamín?―Muy bien, querida, estás muy hermosa. Mi padre me comentó que cenaríamos con Mikhail y su prometida, así que asumo que esa eres tú.―Sí ―intervino Mikhail, extendiendo la mano para saludar al señor O´Brian―, nos casaremos en poco más de una semana. Tu padre recibió la invitación, ¿no es cierto, Patrick?―Sí, la recibí, ambos asistiremos, ya mi asistente envió la confirmación.―¿Y es reciente ese compromiso? ―preguntó Benjamín.―Nuestro matrimonio fue concertado por nuestras familiar ocho años atrás ―respondió Mikhail―, pero fue hace un mes que fijamos la fecha.―Bueno, solo resta desearles toda la felicidad de