Mikhail despertó unas horas después, estiró los brazos buscando a Katia, y las sábanas frías le dijeron que hacía rato que se había levantado. Fue al baño, miró la rendija y vio la luz encendida, tocó la puerta. ―Katia, ¿estás ahí? Al no obtener respuesta entró, no había nadie en el baño. Una toalla manchada de sangre lo alarmó, miró sus manos y su cuerpo y descubrió restos de sangre en su ingle y en su mano derecha. ―¿Qué demonios ocurrió aquí? ―preguntó para sí mismo, mientras lavaba la sangre de su cuerpo. Volvió sobre sus pasos y encendió la luz de la habitación. Asustado, vio la mancha de sangre en la cama y en la toalla con la que se había limpiado después de haber hecho el amor con Katia. Salió de la habitación buscándola por el apartamento, no estaba, miró el aparador y vio que las llaves de su coche seguían ahí, un objeto llamó su atención; era un estuche de lentes de contacto, lo tomó en sus manos y lo abrió. Las lentes eran decorativas, de un tono oscuro, extrañado, se p
Jelena estaba profundamente dormida cuando unos golpes en la puerta la despertaron repentinamente, gimiendo, se revolvió en la cama con la intención de volverse a dormir. Se había desvelado hasta el amanecer, sus pensamientos volvían una y otra vez hacia lo ocurrido la noche anterior en esa habitación. Su mente procesó lo que había hecho, había estado llena de furia y de adrenalina desde el día en que su padre la visitó, pero en ese momento se sentía como si la hubiesen exprimido. Todas sus emociones estaban revolucionadas lo que le impidió conciliar el sueño.Una nueva tanda de golpes la volvió a estremecer, de mal humor se levantó de la cama.―¿Quién es? ―preguntó de muy mala manera, aún medio dormida.―La madre Teresa de Calcuta, ¿quién más? ―respondió irónicamente Rania lo que provocó una pequeña sonrisa en Jelena, le gustaba el humor retorcido de su amiga.Descorrió el cerrojo y le abrió la puerta, Rania venía cargada con la prensa diaria. Sus acciones volvieron a su mente y
Cuando puso un pie fuera del taxi, la puerta de la casa de su hermana, Ivanna, se abrió y su hermana corrió hacia ella. ―¡Nos tenías muy preocupados! ¿Dónde estabas? ―preguntó abrazándola. ―Lamento haberos preocupado, estaba cansada y necesitaba pensar, así que me quedé en un hotel. ―Debiste habernos llamado, cariño, sabes que siempre estaré para ti ―Lo sé, hermana, pero soy una adulta y esto necesito resolverlo por mí misma ―respondió Jelena. Jelena sabía que Ivanna la amaba como una madre y se arrepintió de no haber pensado en ella cuando ideó su plan. Desde que llegó a su casa no había hecho más que darle preocupaciones a su hermana, se propuso que esa fuese la última. A partir de ese momento mantendría la fachada de felicidad, no solo para ahorrarle quebraderos de cabeza a Ivanna sino también porque su orgullo no le permitiría dejarle saber a su padre o a la familia de Mikhail de que él solo se casaría por ella por obligación o lo que era peor por lástima. Las palabras de Iva
―Cuando nos comprometimos te escuché hablar con Dimitri, le dijiste que no era hermosa como mis hermanas, que estaba gorda, tenía acné y los dientes torcidos. Solo tenía trece años y estaba triste porque me alejaron de la única persona que en verdad me amaba y tú me despreciaste. Mikhail recordó la escena, en ese momento quería molestar a su hermano, pero al escuchar las palabras en boca de Jelena, pensar que ello lo escuchó lo impactó y se sintió muy avergonzado, nunca debió decir aquello, la había lastimado. ―Yo… Lo lamento mucho, no pensé que escucharías eso, estaba molesto por varias cosas y quería fastidiar a mi hermano. ―Levantó la mirada buscando las palabras adecuadas para disculparse ―. La gota que rebasó el vaso fue el hecho de que Dimitri arreglara un nuevo compromiso para mí, intenté voltear las cosas a mi favor quejándome ―expresó con mucha vergüenza. ―No me interesan tus malditos motivos, tal vez te hubiese perdonado, pero continuaste humillándome todos estos años con
Jelena se despertó temprano con mucha energía, se levantó y bajó a desayunar, lo peor había pasado lo que le permitió descansar. La noche anterior se había escapado de Gema, pero la suerte la abandonó cuando al entrar en la cocina se encontró a Ivanna y a su sobrina conversando, callaron al verla entrar.―Jelena, cariño, ¿cómo te sientes? ―preguntó su hermana.―Estoy bien, Ivanna, no te preocupes por mí ―respondió mirándola con cariño―. Hola, Gema, ¿cómo estás? Felicidades, me enteré ayer por la prensa de tu compromiso con Konstantin.―Estoy muy bien, y te hubieses enterado por mi boca si hubieses tenido el teléfono encendido ―replicó Gema burlona.―Lo lamento mucho, no los quise asustar. Salí con Mikhail, peleamos y me fui a un hotel con el teléfono apagado, no quería hablar con él hasta calmarme, no lo pensé.―Está bien, cariño, sabes que te amamos y nos preocupamos por ti ―señaló Ivanna conciliadora.―Lo sé, gracias, hermana.―Es cierto, disculpa, solo estaba preocupada ―agregó Gem
La tomó en brazos mientras ciegamente caminaba hacía su escritorio, la sentó en el borde mientras empujaba los papeles hacia a un lado. Jelena tiró de su camisa, haciendo saltar algunos botones. ¡Maldición! Lo iba a volver loco. Estaba quitándose el cinturón cuando el ruido de la puerta abriéndose lo sacó de su trance, se volvió a mirar y palideció visiblemente cuando vio a su hermano, Dimitri, parado en la entrada de su oficina mirándolo con desaprobación. Con rapidez se movió para tapar el cuerpo semidesnudo de su prometida.―Los espero en mi oficina en… ―bajó la vista hasta la entrepierna de Mikhail que parecía una tienda de campaña ― …digamos diez minutos ―masculló su hermano antes de cerrar la puerta con suavidad al salir.Al girarse a mirarla Jelena había recuperado la compostura y lo miraba con una sonrisa maliciosa.―Veo que no has despedido a tu puta, prometido ―expresó Jelena burlonamente.―Ya te dije que no lo haría, es mi asistente, una amiga y te he dicho que no la llame
Horas más tarde, cuando Jelena entró a su habitación cargada de paquetes se encontró con que Gema la estaba esperando sentada en su cama, al verla entrar se levantó y se cruzó de brazos para mirarla con seriedad.―¿Me dirás qué demonios ocurre? Y no me salgas con el cuento de que se estaban viendo a escondidas y pelearon porqué sé que no es así. Yo fui la que le mostré la foto de ustedes a Konstantin y estaba presente cuando él lo llamó para preguntarle que había ocurrido. El muy idiota no tenía ni idea de que se había acostado contigo.Las palabras de Gema provocaron la risa de Jelena. «Hubiese querido estar mirándolo cuando se enteró», pensó con malicia.―Es cierto, Mikhail no lo sabía, era parte de mi plan ―dijo Jelena aun sonriendo.―¿Qué plan? ¿Qué sucede, Jelena?, ¿por qué haces esto?―El que formule para desquitarme de Mikhail y de papá. ¿Recuerdas cuando fuiste a visitarme y mi padre estaba allí?―Sí, me imaginé que algo debía ocurrir cuando después de tantos años fue a visita
Jelena y Mikhail se marcharon a Durham en el primer tren de la mañana, ella necesitaba pedir sus documentos en la universidad para trasladar sus estudios a otra universidad de la ciudad. Además, debía recoger sus pertenencias del apartamento que compartía con su amiga Rania. La iba extrañar mucho, les quedaba solo un año para graduarse y siempre pensó que lo harían juntas, pensó que tenía otro motivo más para odiar a su padre.Mikhail pasó a recogerla muy temprano, se bajó del coche con la intención de saludar a Ivanna y Gael y tomar la pequeña maleta de mano de su prometida. Cuando tocó la puerta, el ama de llaves lo hizo pasar al vestíbulo, poco tiempo después Jelena bajó de su habitación seguida por Ivanna y Karlen. El chico lo miró con desconfianza, era el prometido de su hermana y, según su padre, el hombre que la había deshonrado. Dirigió hacia él una mirada furiosa, antes de girarse hacia Jelena.―¿Por qué tienes que marcharte con él? ―A Jelena la pregunta le sonó a regaño ―No