—Amor, ¿sucede algo? —me pregunta Darwin.Sacudo la cabeza, sintiéndome un poco irritada con su presencia. Y aunque me siento también un poco cruel porque no ha pasado mucho tiempo desde que entró en shock por alguna razón que no me quiso decir, ha estado encima todo el tiempo durante las promociones, fotos y hasta en un podcast de servicio comunitario que hice hace dos horas; en donde pude expresar un poco de cómo fue entrar a un mundo que no conocía, y en donde por supuesto solo respondí mentiras. Ahora me pregunto si Darwin quiere cuidarme o cuidar que otras mujeres vayan por ahí cruzándose en mi camino para decirme: “terminaré mi relación con tu marido lo más pronto posible”.Tengo que admitirlo, no esperaba que esto me hiciese sentir como me hace sentir. Mucho menos después de que otro hombre ocupe la mayor parte de mis pensamientos, junto a su cara de decepción y dolor por haberle mostrado esto: el papel que cumplo al lado de Darwin.—Te estoy preguntando qué sucede —insiste m
Elian. —No me gusta que tomes eso, hermanito… Sacudo mi cabeza saliendo del sueño profundo y terrorífico que he tenido. Mi garganta arde al igual que mis ojos. Siento a Kai a mi lado moviéndose y después de acariciarla, sin aun moverme realmente de la cama, exhalo para luego extender mi mano hasta la mesa y tomar mi teléfono. 5:30am. Me siento en la cama sabiendo que será imposible dormir otra vez y en cuanto bostezo, aun con el sueño palpitando en mi pecho de forma dolorosa, me froto la cara con las manos. Huelo a alcohol, mucho, quizás demasiado. Pasó el fin de semana y es lunes específicamente. Anoche y antenoche aproveché de beber todo lo que no había podido durante la semana. Los recuerdos me persiguen y jamás dejaran de hacerlo. Y a todo mi sufrimiento se ha unido una razón más; mucho más dolorosa porque está presente. Me ha removido algo más que el alma y me ha hecho trizas poco a poco sintiendo que, he sido demasiado estúpido para dejarme encantar tan pronto. Por una
Elian.Boom, boom, boom.—¡Davis, ven acá!Mis pasos resuenan por lo pesados que son, al igual que los latidos fuertes de mi corazón.Boom, boom, boom.Me abro paso en las puertas que me dejan ver la sala ya organizada y los ojos expresivos de Ámbar se encuentran de inmediato con los míos.Boom, pum, boom, pum pum…De nuevo dos corazones.Veo cómo a Ámbar se le corta la respiración hasta ponerse tan pálida como un papel.—¿Qué desean ordenar? —Me quedo inmóvil sosteniendo con fuerza mi libreta mientras escucho a la lejanía hablarme de platos que espero estar anotando bien, sin poder quitarle la vista de encima a Ámbar, la cual tiene la mirada clavada en su menú—. ¿Algo más?Ámbar ve fijamente a una chica morena que está a su frente, sus cachetes se vuelven algo rosados, y la chica la mira con confusión, al igual que, al que ya conozco, es Ian Baker.—Yo… —carraspea su garganta mirando hacia un lado disimuladamente, y por un momento se me sube el corazón a la garganta por pensar que su
Ámbar.—Melly, ¿podría usar el baño?Cuando Ian me trajo a este lugar sin siquiera haberme encontrado con Elian, algo dentro de mí me gritaba que algo grande estaba por pasar.—Por favor, señorita Wallace, ¿cómo va a preguntar eso? ¡Por supuesto! Está en el fondo a la derecha.Jamás me hubiese imaginado lo que ocurriría, y lo mucho que me haría sentir volverlo a ver después de mostrarle mi anillo.En cuanto le echo una vista rápida a todos en la mesa al notar a Ian demasiado distraído con la misma Melly, y a Carly tratando de convencer a Sebastian para que coma algo, ya notoriamente pasada de copas, trago hondo armándome de valor para ir al baño de damas.En donde Elian hace unos minutos ha entrado, y está esperándome.Su cuerpo pega con el mío de forma íntima, nuestras miradas se encuentran y mi piel se eriza quedándome unos segundos inmóvil; siento cada parte de mi cuerpo temblar con solo su presencia, por la forma en la que me ha estado mirando toda la noche, con tantas ganas de ha
—¡…Feliz cumpleaños a ti!Soplo las 23 velas sin poder evitar sonreír y recibo abrazos de todos, incluso de Melly, aunque el hombre dueño del lugar que pronunció llamarse Levi solo me da la mano. Ah, y Sebastian, quien ni quiere comer pastel, me sonríe por primera vez en dos semanas que llevamos conociéndonos.—¿Son ideas mías o le gusto a esa chica?Cuando Melly se pierde en el pasillo hacia el baño de mujeres, yo solo puedo sonreírle a mi cuñado.—Ian, sino te das cuenta de ello eres un idiota, un idiota con dinero, pero con dinero al fiiiin…Vemos a Carly caer al suelo tras enredarse con sus pies cuando venía hablando hacia nosotros y de inmediato todos corremos hasta ella.—¡Carly! —Comienzo a darle pequeñas palmadas en los cachetes porque no reacciona.—La tengo, la tengo. —Sebastian la carga.—Me lleva… —Ian murmura—. Debí sugerir que se detuviera cuando era tiempo.Los minutos luego a eso Ian termina confesando que nos iba a llevar a un club privado, en donde hay una pista de h
Ámbar.—Elian, esto es una locura. —Me separo de él, con todas las fuerzas de mi consciencia—. Yo no puedo dejar a Darwin.—¿No puedes o no quieres? —¡No puedo! Yo… es un momento muy importante en su carrera; yo acabo de salir al mundo, de mostrar quien soy y…—¿Le tienes miedo? ¿O es porque de verdad lo amas? —Exhala, alejándose más. Me duele—. ¿No es suficiente esto que nos pasa?Entreabro los labios porque quiero darle una respuesta sincera, explicarle, pero sus ojitos decepcionados y sus hoyuelos se desaparecen por completo cuando no encuentro cómo empezar.—Entonces supongo que debo irme ya… —Me mira, baja la mirada a mis manos y me extiende algo que no me había dado cuenta que tenía consigo—. Feliz cumpleaños, pequeña.Deja un beso en mi frente.Mi piel se eriza, busco ayuda de lo que me ha entregado para distraer mis manos y no dejarme llevar, pero los latidos de mi corazón corren hasta su pecho.Ambos jadeamos cuando chocamos y apretamos nuestra piel en un abrazo.Mi mentón q
Ámbar.Aunque he dicho pocas palabras, el significado que tiene para mí me hace sentir un nudo que sube desde mi pecho hasta instalarse en mi garganta. Nudo que se va desapareciendo poco a poco a medida que los labios de Elian besan los míos, lentamente, con tanta delicadeza que me hace sentir frágil, pero querida.Las ráfagas de recuerdos de los momentos que realmente se hayan sentido íntimos con Darwin pasan rápido, casi ni puedo descifrarlos.No quiero que vaya a enterarse de esto porque me partiría el corazón, pero tampoco quiero parar. Porque lo que quiero vivir con Elian es mucho más fuerte que todos mis deberes.Lo beso en la comisura de sus labios, mientras nuestras narices se rozan, respirando profundo el ambiente que nos rodea; mi fragancia de frutos secos, canela y verano, como él lo ha dicho, y su esencia acompañada de magnetismo.—Ámbar… —Junta su frente con la mía, tomando mi cuello con sus manos.—Elian…Mi corazón late, ansiosa, querida, asustada.—Por favor no te vaya
Darwin.—Nadie me verá la cara de estúpido —casi escupo.—En cuanto deje de portarse de esta manera hablamos ¿sí? —Fletcher deja de verme.—¡Fletcher!Él rueda los ojos.—¿Qué, señor?—Está despedida y es lo último que te diré.Si hay algo que me hace hasta botar humo por los poros es una persona que no sabe cómo solucionar mis problemas, y que, además, intenta jugar conmigo para no decirme lo que realmente ocurre. Y Sarah Law, mi abogada, no ha sabido evitar esas dos cosas. Además, desde hace un tiempo me ha estado dando opiniones que nunca le pido y esa es otra cosa que no tolero del todo.—No es justo.—No me retes, Fletcher.—No lo reto, soy su luz en medio de la oscuridad, y créame cuando le digo que tiene solución y que está cometiendo un error en sacarla del equipo.Tras ni quiera pensar lo que ocurrió pero sí pensando que por enésima vez debo seguir los consejos de este tipo que de verdad cada día me resulta menos soportable, asiento.—Mylo, déjame aquí, ve a llevar a Fletche