Ian.—¿Entonces sí somos novios? —La abrazo por los hombros, arrimándola a mi pecho, logrando que sonría—. ¿Así como los novios que pueden salir de aquí tomados de la mano y todo eso...?Melly me da una mirada divertida pero esconde algo más que no sé descifrar.Me encuentro aquí viendo lo bonita que luce, con un vestido de flores, oscuro, que contrasta con su piel. Y aún me cuesta creer que me ha dicho que sí, porque antes del accidente todo apuntaba a que no tenía la intención de establecer una relación conmigo que sobrepasara los límites de amigos con beneficios.¿Cómo? Aún no sé, y no entiendo el porqué de su miedo a esto que nos pasa.—Sí somos novios, ¿y sí sabes lo mucho que me estaba negando al principio de conocernos verdad?—Definitivamente eres una novia bipolar.Ella me pellizca la barriga por encima de la ropa, yo me quejo.—¡Voy a denunciarte por maltrato, señorita Hugh!Ella se ríe contagiándome y... ambos suspiramos, allí, abrazados, en el lugar en donde tuve mi primer
Ian.El silencio se vuelve más que incómodo. Y eso hace sin duda que no tenga más opción que prestarle más atención a mis dolores, porque ella se distancia de mí, como si hubiese una gran barrera.Y lo peor es que no sé cómo solucionarlo.Ella es complicada, ella no es fácil, dale tiempo. Eso me lo repito porque no puedo evitar sentirme molesto del que este día vaya a terminar de esta forma.Apenas me doy cuenta que he traído el teléfono conmigo, que no me traje el auto para la cita por lo que ocurrió hoy en la madrugada con mi padre, y que no tengo nada más que tarjetas para pagar, en el momento en que bajamos del taxi.—Gracias… —Le doy una media sonrisa al taxista cuando este, en vista de que no tengo más que una moneda en el bolsillo, nos deja frente a la casa de Melly. Claro, no sin antes darme una mirada de pena, seguramente por lo que tuvo que presenciar a estas horas: el inesperado cambio de humor de mi novia.—Entonces... voy a llamar a...—Vas a quedarte a dormir, Ian —dice
Ámbar.Darwin llevaba todas las de ganar; con una comida deliciosa, una decoración hermosa, una caja de regalo preciosa en el fondo de la mesa la cual no tenía verdadera curiosidad en destapar, y una actitud desconcertante.Pero yo tenía que tomarme aquello; eso que me haría ir al baño veinte minutos después de consumirlo, y ya que me he tomado dos al venir al baño, probablemente me mandará al baño toda la noche. Por eso regreso con mi mejor energía a la sala de nuevo, porque sé, que el que se hace llamar mi esposo, esta noche no logrará su cometido.—Ámbar... —Una voz familiar me detiene.Y de pronto el ambiente se convierte en uno donde, después de ver a Silly con una sonrisa, solo puedo darme cuenta que Elian, mi hombre, se encuentra a su lado mirándome, y que, Darwin, se encamina hacia mí para tomarme por la cintura. Todo se vuelve algo borroso, confuso y pesado.Elian ve con detalle la mesa, y sus ojos confusos van conmigo. Luego, ve con recelo el movimiento de Darwin de darme un
Ámbar.Me preocupa lo lento que han pasado los minutos para cuando, inevitablemente, Darwin se encuentra desabrochando con una mano mi pantalón de cuero y ataca con hambre mi cuello, mi oreja y mi boca.Me siento sofocada cuando palpo su cuerpo y creo que ello se debe a que Darwin sabe cuáles son mis puntos débiles. En este momento quiero pensar en Elian pero lo único que puede mi mente pensar es en la imagen suya al lado de Silly, y ello me frustra.Mi esposo pasa sus dedos de forma suave por mi coxis haciendo una línea recta hasta mi columna, por lo que tiemblo en sus brazos con ayuda también de su lengua besándome bien. Tengo que corresponderle. Y mi corazón se acelera cuando siento mi intimidad empaparse por los masajes que le brinda a mi clítoris directamente, con esa agilidad de sus manos.Jadeo en su oído, aferrándome a su cuello, lo beso allí, cerrando mis ojos, perdiéndome en otro momento; el momento de Elian haciéndome suya, y lo mucho que deseaba ser yo quien me fuese con é
Elian.—Por un momento sentí que estaba por matarte con esa mirada —expresó Clarke refiriéndose a la ola de videos en todos los ángulos posibles con la botella de agua.—Fue por instinto más que por salvarle la cara bonita que todos dicen que tiene.—Ah ja ja ja, solo di la verdad: querías tener la oportunidad de que se diera cuenta de que…—Clarke…—Lo siento, lo siento. —Puso su cara seria y me palmeó el hombro—. Como sea, me hubiese gustado verle la cara tras el golpe.A mí también. Así que ambos reímos con algo de malicia al imaginar cómo hubiese sido.—Clarke, ¿has averiguado algo de lo ocurrido en el club Owen?Mi ex jefe se quedó mirando un punto fijo, y sin verme asintió para luego negar, lo cual me dejó algo confundido.—Nada.Ello me preocupaba. Le había hecho la promesa a Ámbar de descubrir quiénes habían sido sus atacantes exactamente; pero no había tenido tiempo para tomar la confianza de Owen, ni tiempo para investigar por mi cuenta.Nos encontrábamos un día después del
Elian.—Elian, Dios... ¿Qué te ocurre?Silly apareció de la nada allí detrás de las gradas, y el calor del contacto humano lo encontré en un abrazo suyo, durante varios segundos, hasta que sentí que se volvía incorrecto entre mi tristeza.—Mi abuela ella...—Entiendo… —Hizo una mueca triste pasando su mano por mi brazo izquierdo un par de veces—. Lo siento mucho, ¿necesitas algo?—No yo... solo necesito respirar y pensar algunas cosas...Se escucharon porras, gritos, y las gradas debajo de nosotros hicieron ruido extremo.—Tenían que sacarla a jugar sí o sí.—¿Qué? —reaccioné—. ¿Lucrecia está jugando?Limpié mi cara con mi mano para devolverme. Estaba en servicio, debía vigilar que nada le pasara.—Oye sí, pero ella está bien, ¿sí? Tú necesitas estar en otro lu...Hubo abucheos y dejé de escucharla porque rápido di la vuelta para subir las gradas para saber que todo estaba bien. Y lo estaba, solo le estaban abucheando al equipo contrario al de Lucrecia.—Está todo bien? —Clarke cuesti
Elian.—Rico, esto es sumamente importante.—Lo sé, pero no tengo tiempo ahora para... —Ante su queja le extendí varios billetes, los cuales él me devolvió—. No tengo tiempo ahora, deja el teléfono, amigo, ve a tu casa y cuando me desocupe te llamaré.Mi mano picaba. No quería dejarle el teléfono a un desconocido; y es que aunque el tal Hacker Rico era conocido en la ciudad como uno de los mejores, seguía dándome mala espina.Tal vez se debía a que eso era tan de vida o muerte, que mi confianza estaba muy limitada.—Está bien.Al hacerle entrega del aparato con una mirada fija y llena de advertencia, me fui. Esa noche no pude dormir; llegué a casa agotado mentalmente, dándome la oportunidad de comer pizza junto a una Kai aburrida. Y al caer rendido en la cama con Kai en mi pecho, el último recuerdo que tuve fue el de mi familia y yo en Acción de Gracias....Al día siguiente todo pasó de forma rápida, de un instante estaba tomando café, planeando cómo debería ser la organización de lo
Elian.Minutos después ya yo iba camino a la mansión Owen; debía decirle personalmente el hallazgo a Niall, aunque me estaba muriendo por tomar yo solo las cartas del asunto. Sin embargo, sabiendo que yo no podría tener el control suficiente de ello, eran aproximadamente las cuatro de la tarde cuando mi auto se estacionó de forma brusca frente a la mansión.—¡Manos arriba!Adam, el chico de seguridad que estaba en la puerta, apareció de la nada y me apuntó.—Adam, te felicito, tienes mucha rapidez, ni siquiera te vi llegar.Para cuando Adam bajó el arma al darse cuenta quién era yo, soltó un exhalo.—Disculpe señor, es que... no fue usual la forma en que llegó.—No te preocupes. —Comencé a caminar con él hasta la entrada—. ¿Se encuentran en casa?—Solo las chicas; Niall ha salido con su esposa a casa de su familia, queda aquí cerca así que no es de preocuparse; la mayoría de los chicos están con ellos.—Bien, buen trabajo.Entonces tendría que esperar al día siguiente para poder infor