Respira hondo Mustafá, se prepara para salir, tiene que tragarse todo lo que quiere gritarle a Seda, por alguna razón admite en su mente que no la ama, al menos no como ella imagina. Pero, el hambre y el deseo están inmersos en él.Antes de salir se cruza con Seda, sus rostros se revelan muy contradictorios, ya ninguno de los dos sabe que decirle al otro, sin embargo, una nube esperanzadora se posa por encima de Mustafá y se convence que Seda le dará una segunda oportunidad, para seguir desprendiendo de él todo ese fogaje que destila por sus poros.Mustafá sin querer siempre coloca una barrera entre ellos, suele evitar por todos los medios un calificativo aparente, donde se le dé una connotación diferente a lo que sienten y tienen como pareja, musita que, en el fondo busca de huirle a sus sentimientos, por lo que se niega asumir que todo lo que siente, puede ir mas allá de una profunda pasión que idealiza. Ante de salir la toma improvisadamente por su rostro y la besa:—Seda yo…—Ve,
Sheila siente un fuerte mareo, le vuelve al cuerpo una extraña sensación de malestar, siente mucho vértigo y unas ganas enormes de vomitar. No tolera ciertos olores, llama de inmediato a la chica del servicio, para que se encargue del niño y lo lleve a la escuela.Al instante, ingresa su esposo a la habitación en total silencio, fue a cambiarse la ropa para seguir con su jornada laboral, percibe la palidez en Sheila y se arrima preguntando:—¿Te sientes bien?—No, tengo muchas ganas de vomitar y siento que todo me da vueltas.—Déjame tomarte unas muestras, y las mando analizar en el laboratorio.—No es nada, seguro es el estrés.—Estás muy pálida, soy médico yo me encargo. Tomate el día y descansa.Daniel se queda un poco pensativo, insinúa mentalmente que el malestar en Sheila puede obedecerse a un embarazo, justo ahora que su matrimonio ha comenzado a tambalearse. Se asoma una ligera duda en su cabeza motivada por los celos, sin embargo, la razón le indica de inmediato que, de estar
Al terminar las clases, Murat detiene a Seda para felicitarla:—Bailas divino, no solo las danzas de nuestro país. Te desenvuelves muy bien con ritmos latinos.—Gracias profesor.—Les dije a todas que llamaran Murat.—Está bien—sonríe Seda con nerviosismo.—Ya vuelvo—advierte Murat y de inmediato Chantal se le arrima:—¿No que eras casada? Te vi como coqueteabas, con el bombón turco.—No digas eso, no coqueteo con nadie y si estoy casada.—Relájate Seda, por éste adonis estaría dispuesta de ir al mismo infierno, si fuese necesario es todo galán.—Cálmate Chantal, no invoques el mal.—Ja, ja, ja, Seda eres tan graciosa. Nos vemos querida.—Adiós Chantal—se prepara Seda para salir, la busca Murat con la mirada y se le acerca: —Tenemos muchas cosas de que hablar Seda, realmente me dejaste maravillado con tus bailes.—Gracias Murat, pero debo irme mi nodriza me espera—observa a Meltem, que está fuera del salón.—¡Ah qué pena! ¿Nos podemos ver mañana antes de comenzar la clase?—No me lo
El día siguiente.Entran Sheila y Daniel, al consultorio de un colega y amigo para realizarse la ecografía, Sheila se dirige en compañía de una enfermera a cambiarse. A los pocos minutos vuelve y se acuesta, el doctor comienza con el procedimiento y en efecto Sheila está embarazada de su primer hijo con el doctor. Inesperadamente una lagrima se desprende del doctor y comienza a rodar por su mejilla, la alegría lo invade y su más ferviente anhelo al fin se hace realidad. Está todavía muy chiquito para ver el sexo del bebé con claridad.—Tendrás como tres semanas Sheila, recién comienza a formarse—manifiesta el doctor.—Entonces todavía, no podemos ver con precisión el sexo del bebé—señala Daniel a su colega.—Así es querido colega, felicidades—asienta el doctor Andrew.Al revelarle nuevamente lo de su embarazo, el corazón de Sheila se detiene de la emoción, un niño lo cambia todo. Intenta apartar de su mente los problemas, que ha causado la presencia de Mustafá en sus vidas, todavía de
Llegan a una cafetería turca y comienzan, a degustar dulces de su país conjuntamente con el té, Meltem se relaja un poco. Murat, es un hombre muy simpático y agradable.—Mi vida no fue nada fácil Seda, tenía que estar sometido al yugo de mi padre, uno a uno nos fuimos yendo de casa—asevera con nostalgia.—¿Y tu madre?—Mi madre murió cuando era un niño, viví con mi padre y su nueva esposa. Era una bruja.—Ja, ja, ja, ay Murat—ríe Seda.—A veces los padres, suelen ser muy injustos con sus hijos—menciona Meltem.—Aún falta mucho por aprender Meltem—imprime Murat.—Tú compañía, es muy agradable Murat—asienta Meltem y Seda la mira sonriendo.—Está muy entretenida la conversación, pero tenemos que irnos Meltem.—¡¿Tan rápido?! —exclama Meltem fascinada.—Sí, tengo que estar en casa antes que llegué Mustafá—advierte Seda.—¿Mustafá, así se llama tu marido?—Si.—Bueno vamos, quiero evitarte un problema Seda—manifiesta Murat con mesura.—Descuida no pasa nada—sus miras se cruzan y ambos se m
Al día siguiente, tal como acordó con Sheila va Mustafá por el niño. La chica del servicio se lo acerca a la salida, Sheila los mira por la ventana y se enternece, de lo feliz que se veía Liam en compañía de su padre biológico.—Ven aquí hijo—lo carga Mustafá.—Me dijiste que eras de otro país, quiero conocerlo—manifiesta Liam.—Irás cariño, hasta tendrás tu nacionalidad turca, tú padre es abogado.—Tengo un papá abogado y uno médico.—Así es, el doctor también es tu padre. Fue quien estuvo a tu lado en todo momento, ahora estoy contigo y prometo no apartarme de tu lado nunca.—Ja, ja ja—comienza a carcajearse Liam, por las cosquillas que le hace Mustafá. Suben al auto y parten a su encuentro familiar.Al cabo rato llegan a la casa, todos estaban muy ansiosos, por conocer a Liam en especial Feriyek su abuela.—Buenas tardes familia—saluda Mustafá y todos miran al niño con cariño, velozmente Halide lo carga, está muy emocionada con su presencia.—Se los dije, es un niño muy tierno prov
Tal cual como lo presintió Meltem. Seda está justo ahora con Murat, platicando en una plaza cómodamente. Sus historias las cree fascinantes, ahora mismo se siente en total libertad sin ansiedades figuradas. Mientras escucha con atención a Murat, emana seguridad en sí misma e internamente el reposo existencial, se apodera de sus pensamientos y aligera sus perplejidades.—Contigo podría pasar horas conversando. Es tan grata tu compañía—expresa Seda con entusiasmo.—Igual yo, eres la compañía perfecta y lo mejor de todo, que sabes escuchar, es muy difícil encontrar a alguien, que te escuche con tanto detenimiento, como lo haces tú Seda.—Ja, ja, ja, en estos momentos contigo, me olvido de mis problemas.—Te veo y pienso, que tu marido es un tonto. Como puede atormentar a una mujer tan maravillosa como tú, necesita una consulta con un psiquiatra.—Posiblemente Mustafá va a parar en loco.—Seguramente lo enloqueciste tú.—Seguramente—asienta Seda con jocosidad.—Ja, ja, ja eres muy simpáti
Al irse todos, Feriyek se va con el niño a dormir en la habitación de huéspedes. Meltem la acompaña para arreglar sus cosas, enseguida pregunta:—¿Siguen mal Seda y Mustafá?—Si Feriyek, mi niña se cansó de tanta incertidumbre en su matrimonio.—Por Alá, no quiero que se separen. Seda y mi hijo hacen una linda pareja. Luego conversaré con mi hijo Meltem.—Bueno los dejo descansar, que Liam no se duerma tan tarde.—Adiós Meltem—se despide Liam bosquejando un bostezo.—Ya Morfeo lo visito—apunta Feriyek con jocosidad y ambas de ríen del pequeño.Seda sale a la cocina y Mustafá la persigue:—¿Ahora qué Mustafá?—Eres mi esposa Seda, ¿no ve más a decir dónde andabas?—No estaba haciendo nada malo, veo que el ladrón juzga por su condición.—Yo jamás te he engañado Seda, si es lo que insinúas.—Con el pensamiento, muchas veces si lo hiciste.—Ven quédate conmigo.—Ya te dije, que no soy tu amante.—Preciso de ti, eres mi esposa por un demonio.—Sacas a relucir, el apellido Manzur de nuevo.