Despertó después de escuchar un ruido en la habitación. Le costó muchísimo, porque estaba totalmente cansada luego de una noche de mucha diversión.Suspiró, abriendo los ojos con pereza. Ya era de día, se dió cuenta por la luz que iluminaba todo el lugar. Sammael estaba entrando con una bandeja de desayuno, no traía puesta su camisa y se veía exquisito.El tatuaje que tenía en las costillas le resultó totalmente apetitoso, ni hablar de esos abdominales de infarto que le mandaban una invitación para tocarlos.—Debo admitir que la vida de casada comienza a gustarme —dijo con deleite. Aunque evito mencionar que eso era porque en su primer matrimonio jamás experimentó una mañana así de maravillosa.Le dio gracia el pensamiento, como si fuera una mujer de cuarenta que ya había pasado por dos matrimonios, tres hijos y un nieto. A veces olvidaba que solo tenía veintiséis años, y próximamente sería su cumpleaños.Haciendo a un lado las sábanas, se levantó para rodear el cuello de su esposo co
Conforme pasaron los meses, las cosas se fueron poniendo en su lugar, así que llevaban una vida más estable con todo lo que un matrimonio implicaba.No podían tomar decisiones a la ligera sin antes consultar al otro, y más cuando finalmente compraron una casa para ellos y sus futuros hijos.Su unión no podía ser más que perfecta, ambos estaban en sintonía. Si había un problema lo resolvían juntos, y aunque era difícil sobrellevar un negocio estando embarazada de mellizos, hizo su mejor esfuerzo.En su octavo mes de embarazo, logró su cometido: ser una de las mujeres más exitosas del mundo. Se expandió internacionalmente, creó fundaciones para abarcar grupos olvidados por la sociedad como son los bebés abandonados, madres con adicciones, ancianos sin hijos ni nadie que cuiden de ellos, personajes víctimas de violencia y hasta una fundación para animales de la calle.Trató de darle la mano a todo aquél que lo necesitase, ofreciendo cursos, talleres y becas completas para las personas má
Salieron del consultorio, y se dirigieron al almuerzo que se llevaría a cabo para las dos familias. Era uno de esos momentos en que habían logrado hacer que se reúnan todos en un mismo día, ya que incluso Selena pudo llegar con su esposo Nair.—¡Betty! —saludaron sus hermanas que llegaron para abrazarla con mucho cuidado.Su relación había mejorado. La abuela solía usar un dicho que les quedaba a la perfección, ellas dos se dieron "un baño de pueblo" y parecían valorar el hecho de tener una vida privilegiada. Ambas habían trabajado muchísimo y le consta, porque siempre las veía fregando los suelos, limpiando los grandes ventales, cada oficina y las amplias escaleras de una empresa que tenía veinte pisos, las ascendió la semana pasada a recepcionistas, poco a poco se irían ganando un lugar por sus propios esfuerzos.Incluso su suegra sonrió al verla y acarició su estómago con adoración.—Mis pequeños milagros, ¿cómo se han portado hoy?Beth frunció los labios.—¿Ahora? Bien, suuuper t
La expresión en el rostro de Dominik le caló hondo en el corazón. Se le llenó de luz y esperanza, aunque sus palabras fueron otras.—Eso es... imposible. No tienes que ser así de cruel conmigo, Annabeth. ¿Cómo...? —preguntó, pareciendo sumirse en sus pensamientos.—Pues es muy posible y mi doctora me lo dejo en claro.Él seguía luciendo incrédulo, poco a poco su ceño comenzó a fruncirsr en confusión.—De acuerdo, pero biológicamente hablando... Yo tenía una vasectomía y según mi propio urólogo era imposible que tuviese un hijo con Isabella, no hablemos de ti —rezongó, rascándose la cabeza con incomodidad.Por primera vez se dió cuenta que ya no le dolía ni molestaba la mención de esa mujer. Y ahí se dió cuenta que Dominik había salido definitivamente de su corazón. Fue una revelación que la dejó unos segundos perpleja.Ni un rastro de los sentimientos pasados.—Pues se equivocó. Porque hay muy buenas razones para creer que eres el papá de al menos uno de los bebés...Ella suspiro, ale
Como si se hubiera preparado para ese momento toda su vida, Annabeth trajo al mundo a sus hijos rodeada del amor de su vida y del que única vez creyó que lo era.Jamás creyó experimentar tal dolor ni tanta emoción. Era dulce y agridulce en partes iguales. Pensó que no era capaz de hacerlo, que su cuerpo no lo podría lograr... Pero se equivocó: era mucho más fuerte de lo que hubiera imaginado.Dos horas después de los dolores, la doctora Regyna la felicitó diciéndole que fue el parto más rápido que había tenido en ese año, y que tanto ella como los bebés gozaban de una excelente salud.Rememoró con un escalofrío la experiencia. Ni siquiera se había recompuesto de la expulsión del primer bebé cuando el segundo bebé venía al mundo, fue tan mágico como abrumador al mismo tiempo. Pero lo volvería a hacer con tal de tenerlos entre sus brazos y susurrarles entre lágrimas:"Bienvenidos al mundo, mis tesoros".El dolor pasó a segundo plano cuando vió el rostro de sus pequeños milagros que llega
Observó al más pequeño de sus bebés succionar ansiosamente de su pezón, como si se estuviera muriendo de hambre y no hubiera comido en las anteriores dos horas.—Él no está comiendo, ¡está devorando! —exclamó Sam con una sonrisa, él estaba cargando al mayor.Beth recostó su cabeza contra el respaldo de la mecedora, estaba tan cansada que no recordaba la última vez que había tenido para arreglarse el cabello o tomar una ducha de más de cinco minutos.Ser mamá era maravilloso, ahora era una nueva versión de sí misma. No podía quejarse de la felicidad que le daban sus pequeños milagros, pero debía admitir que también era agotador y demandante.—Tus padres intentaron hacerme preguntas pero me rehúse. Sabes que tendrás que contarles en algún momento, ya es demasiado obvio para ellos que hay una especie de triángulo entre los tres y hasta me siento avergonzado —le dijo, meciendo a Alexei que se estaba despertando de su siesta.Ella cerró los ojos con pesar, había tratado de postergar el asun
Dió un giro con su silla, ahora le era más fácil utilizar el aparato. Estaba cansado de llevar tantos meses postrado en el, pero ya podía mover los dedos de los pies y tener suspendida la pierna derecha unos centímetros encima del suelo... Antes de cansarse.No podía ver a Annabeth ni a su bebé. Se sentía tan inútil, tan poco hombre. Lo mejor para el pequeño era crecer sin él, y no saber nunca la verdad.Había tomado la decisión ese mismo día en el hospital cuando vió a su hermano y a Beth abrazando a los bebés.¿Qué sentido tenía todo eso? Pasar de ser el esposo al cuñado, pero todavía ser el padre de uno de los mellizos eran descabellado, sacado de un libreto de telenovela escrito para hacerlo sufrir todavía más por todo lo que hizo.—Señor Blake, su hermano está en la línea. ¿Gusta que le pase la llamada? —preguntó su asistente. El pequeño despacho en donde estaba trabajando no era tan malo. Lo malo era ejercer la carrera de abogacía.Estudió dos carreras al mismo tiempo, para ser a
Para la cena, se vistió con un suéter largo color rosa que le funcionó a modo de vestido, el frío parecía no querer darles tregua aunque estaban a mediados de enero.Decoró los jardines con ayuda de su mejor amiga Minah, su hermano MinHyuk y Matilde. Quería celebrar la vida de sus hijos y la unión definitiva de sus familias. Hacia un día precioso, el sol brillaba en lo más alto. Conforme fue cayendo el atardecer, el cielo les ofreció una cálida manta anaranjada.Se sentó cuando finalmente terminaron de acomodar el lugar.Su esposo había salido a para atender asustos de los negocios. Él la apoyaba muchísimo con sus proyectos y agradecía lo hiciera. Sus hijos eran tranquilos pero demandantes con su leche y a los brazos de Beth; así que Sammael se encargaba de cuidarlos durante la noche mientras ella dormía, tenía preparado un banquito de leche para ellos y los alimentaba con biberones.—Pues nos ha quedado divino, ¿no crees? Quizás nos equivocamos de carrera y debimos de escoger la de d