Y así fue como las horas se conviertieron en días, los días en semanas y las semanas en meses, pero Dominik seguía sin despertar.Aunque los doctores decían que ya estaba fuera de peligro, sus heridas habían sanado casi por completo. Los moretones ya tomaban un mejor color e incluso la cicatriz de su cirugía había quedado casi invisible después de sacarle los puntos... Él simplemente parecía dormir todo el tiempo.Dos meses ya habían pasado desde aquél fatídico día en que lo encontraron al borde de la muerte, y muchas cosas sucedieron mientras tanto. Incluso su hermano, Christopher, ya se había casado con Loretta.Beth había cumplido cuatro meses de embarazo en el transcurso de ese tiempo, y su pancita era más que evidente, puesto que tendría mellizos. Sam le decía que estaba maravillado con lo hermosa que se veía, rodeada en un halo de luz dorada a su alrededor.—¿Te imaginas que tengamos dos niñas? —preguntó Annabeth en la última consulta, llena de ilusión.Regyna sonrió, tratando d
Toda la familia ya había sido alertada sobre el despertar de Dominik, no tardaron en llegar rápidamente al hospital como si de una muchedumbre se tratase.Los primeros en darse cuenta habían sido sus padres, puesto que fueron los que ese día estaban de guardia. Esperaron pacientemente fuera de la habitación hasta que fuera el turno de Beth para entrar.—¿Cómo se encuentra? —le preguntó a su suegro.No se veía nada bien, y eso la preocupo. Si su hijo ya estaba despierto, debería verse más alegre o al menos más relajado. Pero por alguna razón, su mirada se perdía y parecía no escuchar nada por momentos.—Está fuera de peligro. Estará bien en unas semanas... tanto como pueda ser posible teniendo en cuenta que tuvo cinco paros respiratorios y todavía no saben si hay daño cerebral —contestó, sentándose finalmente después de dar vueltas en su sitio con inquietud.Sam y Beth se miraron, ambos pensaron lo mismo: algo no iba bien. Aunque decidieron guardar silencio, no querían hacerle pregunta
Observó las planillas que tenía entre sus manos, apretó las cejas tratando de concentrarse. Seguía leyendo una y otra vez, pero el pronóstico era claro.Sus hermanas Vicky y Charlotte gozaban de unos ingresos considerables, pero realmente no se ganaban ni un solo dólar por sí mismas. Comprendió que en gran parte ese fue el motivo de la caída de la empresa familiar; muchos egresos y pocas personas trabajando para ganarse su sueldo.Con una mirada pensativa, llamó a su hermano por teléfono para discutir lo que tenía en mente. Sabía que no podía tomar todas las decisiones sin antes consultarlo, pues seguía siendo el presidente.—¿Chris? —preguntó.—Betty, hola. Espero que esté todo bien por ahí —contestó, se oía alegre.Hizo una mueca, no quería ser una grosera molestándolo en su luna de miel, pero tampoco iba a hacer lo que quisiera.—Disculpa por interrumpir este momento tan importante para ustedes, es urgente en verdad —se disculpó en primer lugar.Escuchó su risa de fondo, eso la tra
Se paró recta en su asiento, tratando de mantener la calma. Escucharía lo que tenía para decirle y luego decidiría qué hacer.—Así que sí había una razón, sabía que tenías una razón. Normalmente las amantes no luchan con tanta fiereza como tú, casi era personal —comentó suspicaz.Ella asintió, con tristeza en su mirada.—Nuestros padres... quiero decir, mi padre y tu madre fueron amantes. Todos estos años mi madre sufrió muchísimo por eso: cayó en el alcoholismo. Me veía y solía gritarme que me parecía a él, que por eso me odiaba. Estaba pequeña, ¿vale? Eso no hizo mi vida más fácil ni cómoda. Vivía entre sus constantes peleas, mi madre le recordó durante muchos años aquél engaño y jamás lo perdonó —explicó, quitándose una lágrima que se había colado por su mejilla—. Tuve que crecer sabiendo que tu madre fue participe de la destrucción de mi hogar. Hasta que un día mi madre choco contra una pared de contención y estuvo a punto de morir, es que trató de enmendar sus errores y volver al
—Sí, aunque es lo más sencillo que te puedas imaginar. En la infancia solían jugar en el lado del club, ¿recuerdas? Yo los veía a la distancia, esperando mi oportunidad. Un día Dominik cayó al lago por accidente, y quien lo rescató resultaste ser tú... Entonces cuando corriste por ayuda, yo me acerqué porque él ya había abierto los ojos y le dije que la ayuda estaba en camino. El resto es historia pero técnicamente...—Esa fue la razón por la que se "enamoró" de ti —dedujo Beth—. Creaste un recuerdo falso con él, haciéndole creer que fuiste tú quien lo rescató, aunque esa fui yo. ¿Teníamos como ocho años y solo podías pensar en tramar una venganza, en serio?Isabella agachó la cabeza con vergüenza.—Yo era un año mayor que tú, tenía nueve en ese entonces. Aunque sí tienes razón... Logré cautivarlo solo con ese recuerdo de nuestra infancia, con una mentira. Años después él intentaba que yo le cantase una canción que según yo había cantado pero como sabes...—Quien en verdad la cantó fui
El fin de semana fue más tranquilo de lo que esperaban aunque sabía que pronto esa tranquilidad iba a desaparecer cuando el día lunes sus hermanas fueran notificadas de su cruda realidad.Entre tanto, Beth y Sam visitaron a Dominik en el hospital y hablaron un tema de "negocios" con él.—Este es el acuerdo de divorcio que me ha entregado mi abogado precisamente está mañana, viene todo muy bien específicado. Ya no es necesario que des ninguna compensación por esto, no tiene importancia. Solo necesitas firmarlo —informó ella, entregándole la carpeta en la mesita que tenía encima de sus caderas.Él abrió los ojos, al principio sorprendido; pero luego asintió con determinación y firmó sin leer nada.Todo fue tan rápido, porque después de mandarle el documento escaneado a su abogado, le respondió que ese mismo día estarían oficialmente divorciados ya que había sido un acuerdo mutuo, y no tenían nada de por medio que los uniera (como los hijos o los bienes materiales).—Bueno, supongo que e
Sus hermanas ya la estaban esperando en su oficina a la mañana siguiente cuando asistió a su trabajo. Ella entró como si de la presidenta del país se tratase, caminando con paso decidido y mirada altiva.—Buenos días queridas hermanas mías, qué agradable sorpresa es para mí recibirlas hoy. Y pors sorpresa me refiero a que en serio estoy atónita; ustedes prácticamente han hecho como si yo no existiera en... —puso una expresión pensativa mientras caminaba hasta su escritorio y colocaba su bolso encima—. ¿Tengo veintiséis años? Ah, entonces sí: por veintiséis años me han tratado tal cual fuera yo un fantasma.Ellas dos no se veían muy contentas, su pobres expresiones de mujeres mimadas y berrinchudas se hizo presente.—Lo que hiciste es de alta traición. No se le hace eso a tu propia familia, ¿cómo vas a ponernos a trabajar para ganarnos nuestra parte? Es injusto —reclamó Vicky, dando un pisotón al suelo con sus tacones de plataforma super altos—. Yo soy mayor que tú, no me puedes hacer e
La madre de Annabeth tomó la mejor decisión cuando Vicky y Charlotte confesaron sus acciones. Las cosas iban a cambiar muchísimo y no dudó en ser igual de estricta con ellas como lo fue con Beth en su adolescencia.Sabía que la única manera en que su hija podría considerar volver a casa a pasar tiempo con ellos de calidad, era aplicar la misma fuerza en el castigo que les pondría. Con la misma fuerza que ella misma actuó en el pasado para castigarla.—Estoy profundamente decepcionada de ustedes dos. Han jugado con la salud de su hermana durante muchos años. Su padre y yo hemos tomado una decisión, será mejor que lo asimilen cuanto antes —decretó Jenevitt.Leo Grey se levantó de su asiento y masajeó sus sienes con cansancio. La edad ya le estaba alcanzando, tandos dramas en menos de seis meses eran suficientes para agotar a cualquiera.—Mi mayor error ha sido consentirlas en exceso. Sé que ya tienen veintiocho años, pero siguen dependiendo de nosotros. Tu matrimonio resultó en fracaso,