Llegaron a la casa de Dylan, él mismo les había dado la dirección de su casa después de que hubieran hablado por teléfono minutos antes y aceptó aydiarle., utilizando su influencia como hijo del señor Wang.Sammael soltó un chiflido al ver la casa, y tuvo que estar de acuerdo. Era una mansión en toda regla, los jardines parecían sacados de una revista para el hogar. La construcción tenía estilo italiano, lógicamente.Incluso le pareció ver canchas de fútbol, básquetbol y piscinas rodeando la casa como si de un lago se tratase. Todo se encontraba bardeado y había vigilancia en cada punto cardinal.Tragó saliva, comenzaron a subir la escalinata de la entrada. Tocaron el timbre y segundos después, una mujer del servicio les abrió. Vestía la típica ropa destinada a la servidumbre.—Hola, buen día. Estamos aquí para ver al joven Dylan Wang —habló Beth.Ella les hizo un gesto para que entren en la casa. Dentro hacia algo de frío, y había un silencio sepulcral que la inquietó.—Les está espe
- DOMINIK BLAKE -Gruñó, sentía el cuerpo adolorido. Por algún motivo que desconocía, no podía moverse a su antojo. Las manos las tenía sujetas detrás de la espalda y su cabeza estaba apoyada contra las baldosas.Su garganta estaba tan seca que incluso podía sentir la lengua. ¡La lengua! Y eso no era algo que se podía sentir en condiciones normales.—¿Dónde estoy? —preguntó en voz alta, sonó en eco. Aquello lo paralizó. No sabía en donde estaba, pero sabía que por sus propios medios no había llegado ahí.Trató de erguirse hasta adoptar una posición sentada, cosa que me costó tanto trabajo que tosió. Tosió tan fuerte que al mirar bien, se dió cuenta de que mancho el piso con un líquido oscuro.Frunció el ceño tratando de vislumbrar algo en la oscuridad. No había nada. El lugar no tenía ninguna luz en lo absoluto, ni siquiera podía decir si era de día o de noche.Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, se puso de pie, aunque le costó otra tos dolorosa. Sentía que sus pulmones suf
Las horas pasaron sin mayor novedad, hacia el final del día, comenzó a preocuparse de verdad. El sol se escondía en el horizonte y la noche caía lentamente.Esperaban tener noticias de Dylan, confiaban en él. Annabeth sirvió un poco de té para la abuela Gia. Sentada en el sofá con la mirada perdida, le dió muchísima pena verla así. Nadie había querido contarle a los abuelos, pero Selene les convenció. ¿Y sí sucedía algo terrible y ellos se lo ocultaban? Jamás se los perdonarían.—Tome un poco, por favor. Para sus nervios —indicó Beth, dándole la taza en sus manos.La mujer palmeó su brazo con una mirada de infinita tristeza.—Gracias, mi niña. Deberías descansar, has hecho todo lo que pudiste.Negó con la cabeza.—Todavía no. Estamos esperando noticias, seguro que no tardan.Toda la familia estaba reunida en la casa de sus suegros, incluso los tíos y tías estaban ahí, puesto que el abuelo había decidido levantarles el castigo de momento. Incluso los primos más pequeños no jugaban ese
Y así fue como las horas se conviertieron en días, los días en semanas y las semanas en meses, pero Dominik seguía sin despertar.Aunque los doctores decían que ya estaba fuera de peligro, sus heridas habían sanado casi por completo. Los moretones ya tomaban un mejor color e incluso la cicatriz de su cirugía había quedado casi invisible después de sacarle los puntos... Él simplemente parecía dormir todo el tiempo.Dos meses ya habían pasado desde aquél fatídico día en que lo encontraron al borde de la muerte, y muchas cosas sucedieron mientras tanto. Incluso su hermano, Christopher, ya se había casado con Loretta.Beth había cumplido cuatro meses de embarazo en el transcurso de ese tiempo, y su pancita era más que evidente, puesto que tendría mellizos. Sam le decía que estaba maravillado con lo hermosa que se veía, rodeada en un halo de luz dorada a su alrededor.—¿Te imaginas que tengamos dos niñas? —preguntó Annabeth en la última consulta, llena de ilusión.Regyna sonrió, tratando d
Toda la familia ya había sido alertada sobre el despertar de Dominik, no tardaron en llegar rápidamente al hospital como si de una muchedumbre se tratase.Los primeros en darse cuenta habían sido sus padres, puesto que fueron los que ese día estaban de guardia. Esperaron pacientemente fuera de la habitación hasta que fuera el turno de Beth para entrar.—¿Cómo se encuentra? —le preguntó a su suegro.No se veía nada bien, y eso la preocupo. Si su hijo ya estaba despierto, debería verse más alegre o al menos más relajado. Pero por alguna razón, su mirada se perdía y parecía no escuchar nada por momentos.—Está fuera de peligro. Estará bien en unas semanas... tanto como pueda ser posible teniendo en cuenta que tuvo cinco paros respiratorios y todavía no saben si hay daño cerebral —contestó, sentándose finalmente después de dar vueltas en su sitio con inquietud.Sam y Beth se miraron, ambos pensaron lo mismo: algo no iba bien. Aunque decidieron guardar silencio, no querían hacerle pregunta
Observó las planillas que tenía entre sus manos, apretó las cejas tratando de concentrarse. Seguía leyendo una y otra vez, pero el pronóstico era claro.Sus hermanas Vicky y Charlotte gozaban de unos ingresos considerables, pero realmente no se ganaban ni un solo dólar por sí mismas. Comprendió que en gran parte ese fue el motivo de la caída de la empresa familiar; muchos egresos y pocas personas trabajando para ganarse su sueldo.Con una mirada pensativa, llamó a su hermano por teléfono para discutir lo que tenía en mente. Sabía que no podía tomar todas las decisiones sin antes consultarlo, pues seguía siendo el presidente.—¿Chris? —preguntó.—Betty, hola. Espero que esté todo bien por ahí —contestó, se oía alegre.Hizo una mueca, no quería ser una grosera molestándolo en su luna de miel, pero tampoco iba a hacer lo que quisiera.—Disculpa por interrumpir este momento tan importante para ustedes, es urgente en verdad —se disculpó en primer lugar.Escuchó su risa de fondo, eso la tra
Se paró recta en su asiento, tratando de mantener la calma. Escucharía lo que tenía para decirle y luego decidiría qué hacer.—Así que sí había una razón, sabía que tenías una razón. Normalmente las amantes no luchan con tanta fiereza como tú, casi era personal —comentó suspicaz.Ella asintió, con tristeza en su mirada.—Nuestros padres... quiero decir, mi padre y tu madre fueron amantes. Todos estos años mi madre sufrió muchísimo por eso: cayó en el alcoholismo. Me veía y solía gritarme que me parecía a él, que por eso me odiaba. Estaba pequeña, ¿vale? Eso no hizo mi vida más fácil ni cómoda. Vivía entre sus constantes peleas, mi madre le recordó durante muchos años aquél engaño y jamás lo perdonó —explicó, quitándose una lágrima que se había colado por su mejilla—. Tuve que crecer sabiendo que tu madre fue participe de la destrucción de mi hogar. Hasta que un día mi madre choco contra una pared de contención y estuvo a punto de morir, es que trató de enmendar sus errores y volver al
—Sí, aunque es lo más sencillo que te puedas imaginar. En la infancia solían jugar en el lado del club, ¿recuerdas? Yo los veía a la distancia, esperando mi oportunidad. Un día Dominik cayó al lago por accidente, y quien lo rescató resultaste ser tú... Entonces cuando corriste por ayuda, yo me acerqué porque él ya había abierto los ojos y le dije que la ayuda estaba en camino. El resto es historia pero técnicamente...—Esa fue la razón por la que se "enamoró" de ti —dedujo Beth—. Creaste un recuerdo falso con él, haciéndole creer que fuiste tú quien lo rescató, aunque esa fui yo. ¿Teníamos como ocho años y solo podías pensar en tramar una venganza, en serio?Isabella agachó la cabeza con vergüenza.—Yo era un año mayor que tú, tenía nueve en ese entonces. Aunque sí tienes razón... Logré cautivarlo solo con ese recuerdo de nuestra infancia, con una mentira. Años después él intentaba que yo le cantase una canción que según yo había cantado pero como sabes...—Quien en verdad la cantó fui