Capítulo ochenta y seis: Quiero empezar de nuevo “Narra Ariana Fallon”Tomo varias respiraciones profundas antes de entrar en la habitación con una sonrisa previamente ensayada. Para mi desgracia, Kate duerme y Lion vigila su sueño, lo cual significa que tendré que hablarle directamente y sin nadie que pueda interferir. —Hola —es todo cuanto puedo decir.—Hola.Nos quedamos mirándonos el uno al otro en silencio, diciéndonos todo y a la vez nada.—¿Cómo sigue? —pregunto mirando hacia Kate, a pesar de que conozco la respuesta a la perfección, incluso más que él.—Asustada y agotada, pero bien dentro de lo que cabe —contesta desviando la vista hacia la rubia. Está enamorado de ella, es más que evidente. Sin embargo, según Kate no quiere admitirlo—. Jamás debí haberla dejado ir.—No podías darle lo que ella quería —me atrevo a intervenir—. Por eso debía alejarse.—Está esperando un hijo mío.—¿Y qué? —bufo—. Un hijo los une, pero no los ata. Lo único que puede amarrar o separar a las pe
Capítulo ochenta y siete: Una cucharada de tu propia medicina “Narra Harry Mascherano”Llego al hotel de mal humor y me pongo peor cuando no encuentro a mi mujer en la suite. No entiendo por qué sigue trabajando en ese hospital de quinta. Está en el mejor momento de su carrera soñada y cobra miles de dólares por ello. No tiene necesidad de jugar a los enfermeros con el doctorcito imbécil ese que la pretende.Me meto bajo la ducha y me masturbo pensando en esa malditą demonia. Desde que me ligué a ella era consciente de que sería mi fin, pero lo que no supuse es que también sería mi principio.'Voy a llamarla bruja en vez de Lady Beast'—¿Cómo estuvo el viaje? —la loca de Fabiola aparece en mi habitación como Pedro por su casa.—Estaría mejor si al llegar no me hubiera encontrado con gente indeseada en mi casa.Ella simplemente pone los ojos en blanco e incluso tiene el descaro de ponerse más cómoda en mi sillón.¡malditą! Si es que las dos están cortadas con la misma tijera.—¿Qué tal
Capítulo ochenta y ocho: La odio “Narra Harry Mascherano”Cierro los ojos, contando internamente para que desaparezca, tratando de conseguir por cualquier medio mantener la cabeza fría. Sin embargo, me resulta imposible. El jodido Nathan Watson se encuentra frente a mí, con su mirada imponente y los brazos cruzados mientras yo estoy aquí, sin camisa, esposado a un sillón y sacado de quicio.—¿Qué haces aquí, Mascherano?—No es asunto tuyo —le corto con brusquedad—. ¿Qué esperas para abrir esta mierdą?—Espera, espera —sus ojos se abren mucho, haciéndose el asombrado. Si supera que la actuación no es uno de sus dones. La comedia mucho menos—, ¿La Bestia Mascherano me está pidiendo ayuda?—En todo caso te lo estoy exigiendo y no es una ayuda —aclaro de mala gana—, es un pago por una deuda.—¡No me digas!El imbécil luce más serio que nunca, pero eso es peor, porque sé que lo hace apropósito para hacerme saber que contiene la risa.—Me la debes, Watson —le recuerdo, haciéndolo reacciona
Capítulo ochenta y nueve: Una vida normal “Narra Harry Mascherano”Mis hombres cubren el terreno con rapidez y rodeo el barrio de Ariana solo para pasar de largo.—Señor —contacto con mi jefe de seguridad—, son hombres de Anatoli Petrov.¡Maldit0 infeliz!—¿Qué está pasando? —chilla mi mujer histérica mientras yo me comunico con mis hombres, dando indicaciones.—La zorra de Cinthia Brown, eso pasa. Despéjennos el camino —ordeno al equipo por el móvil—. Tomaré la carretera central rumbo al aeropuerto privado. Avisen a Mauro y a Brooks que el viaje se adelanta.Esta misma noche nos largamos de aquí.“Narra Ariana Fallon’—No me voy a ir, Mascherano —le planto cara cuando por fin tiene tiempo para mí—. Tengo trabajo, familia, ¡una vida!—Ambos sabemos que la enfermería no es el empleo de tus sueños, Ariana —rebate la Bestia con fastidio. Sé que está enfadado. Ambos lo estamos. Cinthia debe estar aliada con alguien muy poderoso para interceptarnos así por sorpresa como lo ha hecho—. Así
Capítulo noventa: Regreso a Toscana “Narra Ariana Fallon”—Gracias por hacerme entrar en razón, Fabiola —tomo a mi amiga de las manos al mismo tiempo que dejó ver una sonrisa—. Pareces mi voz de la conciencia.—Siempre que quieras —sonríe de una forma que parece iluminar el espacio a nuestro alrededor—. Muchas veces soñamos el cuento de hadas perfecto sin detenernos a pensar qué sería de nosotros si ese sueño se hiciera realidad. Lo cierto es que la realidad que vivimos y nuestro poder para cambiarla es mucho mejor.—Eso ha sido muy poético.Ella se encoge de hombros divertida.—A veces me da por eso.—Pues se te da de jodida madre.—¿Qué vas a hacer con tu puesto en el hospital? —inquiere de pronto—. Te has ido de imprevisto otra vez y no puedes seguir explotándote de esa forma entre los dos empleos.—Lo sé. Creo que ha llegado la hora de enfocarme completamente en mi carrera como modelo —le informo—. Por lo que puedes comenzar a reajustar nuestro itinerario.—Una excelente idea.Le
Capítulo noventa y uno: Ya no soy su esposa prisionera“Narra Ariana Fallon”Quiero moverme, pero mi cuerpo no me responde. Estoy paralizada por la presencia de Lucio Cavalcanti, el mafioso psicópata que me raptó, dando inicio a la tragedia que me separó de Harry…‘Por su culpa perdí a mi bebé’Los labios me tiemblan cuando rememoro el accidente de coche, luego despertando en una habitación extraña con un dolor insoportable en el abdomen…‘Sal de ahí, Ariana Fallon’—¿Qué hace él aquí, Harry Mascherano? —incluso yo me sorprendo con el tono helado de mi voz.—Lo mismo quisiera saber yo —responde mientras se acerca al árabe de manera amenazante, al mismo tiempo que mis manos se aferran a las escaleras del jet para no caerme—. ¿No te ha quedado claro que no eres bienvenido en mi casa, Capo traidor?—Vine porque me lo has pedido, Bestia —para mi sorpresa el tipejo se muestra comedido—. Estaba muy tranquilo fumándome un tabaco en la frontera de Colombia cuando me llegó el mensaje encriptad
Capítulo noventa y dos: El asesino de mi hijo “Narra Ariana Fallon”Salgo del ascensor siguiendo los pasos de Fabiola, pero cuando me topo con las palabras "La Cueva" parpadeando en rojo me detengo en seco.¡Dios mío! No tenía idea de cuánto echaba de menos este lugar. Ahora sí sé que es real, que no es otro de mis sueños en medio de la noche que luego se convierten en pesadillas.Me tomo mi tiempo bajando las escaleras, siempre aferrándome con mis manos a la baranda por si en algún momento me tambaleo. La sonrisa me sale de manera automática al ver a las muchachas ensayando rutinas para el espectáculo de la noche. —¡Muchachas, muchachas! —Fabiola llama su atención con palmadas en el aire, entrando en su rol de mandamás—. A formarse en fila y abran paso, ¡porque la jodida ama del universo ha regresado!—¡Ariana! —el dúo de las plásticas cantan al mismo tiempo antes de que todas corran hacia mí para tirarse encima de mí.Al parecer la nostalgia es mutua.Nos subimos al escenario y no
Capítulo noventa y tres: ¿El cielo o el Infierno?Harry MascheranoEstoy camuflado en una esquina del bar, la copa en mi mano, el líquido rozándome los labios y no consigo apartar los ojos de ella.Es perfecta para mí. Toda mía y creada a mi manera. La entrepierna se me pone dura y cruzo las piernas a la altura del tobillo para no perder la postura desgarbada que finjo tener porque en el fondo estoy ansioso por volver a estar a solas con ella. La deseo… todo el tiempo.Ella lo sabe, me mira y disimula el saber mi posición exacta. Finge que no es a mí a quien ve y para quien baila, mueve las caderas como si nadie más en todo el mundo pudiera verla y es una locura sentirme así por alguien más… Nunca pensé perder la razón por ninguna mujer y no lo he hecho, porque con ella la he entregado por voluntad propia.Me la imagino toda la vida a mi lado y carraspeo cuando siento la presencia de alguien más a mi lado.—Se te da muy mal disimular que no la amas —Mauro se burla en modo estúpido.