Capítulo noventa y uno: Ya no soy su esposa prisionera“Narra Ariana Fallon”Quiero moverme, pero mi cuerpo no me responde. Estoy paralizada por la presencia de Lucio Cavalcanti, el mafioso psicópata que me raptó, dando inicio a la tragedia que me separó de Harry…‘Por su culpa perdí a mi bebé’Los labios me tiemblan cuando rememoro el accidente de coche, luego despertando en una habitación extraña con un dolor insoportable en el abdomen…‘Sal de ahí, Ariana Fallon’—¿Qué hace él aquí, Harry Mascherano? —incluso yo me sorprendo con el tono helado de mi voz.—Lo mismo quisiera saber yo —responde mientras se acerca al árabe de manera amenazante, al mismo tiempo que mis manos se aferran a las escaleras del jet para no caerme—. ¿No te ha quedado claro que no eres bienvenido en mi casa, Capo traidor?—Vine porque me lo has pedido, Bestia —para mi sorpresa el tipejo se muestra comedido—. Estaba muy tranquilo fumándome un tabaco en la frontera de Colombia cuando me llegó el mensaje encriptad
Capítulo noventa y dos: El asesino de mi hijo “Narra Ariana Fallon”Salgo del ascensor siguiendo los pasos de Fabiola, pero cuando me topo con las palabras "La Cueva" parpadeando en rojo me detengo en seco.¡Dios mío! No tenía idea de cuánto echaba de menos este lugar. Ahora sí sé que es real, que no es otro de mis sueños en medio de la noche que luego se convierten en pesadillas.Me tomo mi tiempo bajando las escaleras, siempre aferrándome con mis manos a la baranda por si en algún momento me tambaleo. La sonrisa me sale de manera automática al ver a las muchachas ensayando rutinas para el espectáculo de la noche. —¡Muchachas, muchachas! —Fabiola llama su atención con palmadas en el aire, entrando en su rol de mandamás—. A formarse en fila y abran paso, ¡porque la jodida ama del universo ha regresado!—¡Ariana! —el dúo de las plásticas cantan al mismo tiempo antes de que todas corran hacia mí para tirarse encima de mí.Al parecer la nostalgia es mutua.Nos subimos al escenario y no
Capítulo noventa y tres: ¿El cielo o el Infierno?Harry MascheranoEstoy camuflado en una esquina del bar, la copa en mi mano, el líquido rozándome los labios y no consigo apartar los ojos de ella.Es perfecta para mí. Toda mía y creada a mi manera. La entrepierna se me pone dura y cruzo las piernas a la altura del tobillo para no perder la postura desgarbada que finjo tener porque en el fondo estoy ansioso por volver a estar a solas con ella. La deseo… todo el tiempo.Ella lo sabe, me mira y disimula el saber mi posición exacta. Finge que no es a mí a quien ve y para quien baila, mueve las caderas como si nadie más en todo el mundo pudiera verla y es una locura sentirme así por alguien más… Nunca pensé perder la razón por ninguna mujer y no lo he hecho, porque con ella la he entregado por voluntad propia.Me la imagino toda la vida a mi lado y carraspeo cuando siento la presencia de alguien más a mi lado.—Se te da muy mal disimular que no la amas —Mauro se burla en modo estúpido.
Capítulo noventa y cuatro: Nos quemaremos juntos “Narra Ariana Fallon”Fabiola me avisa que mi invitado especial me espera en el salón privado que ella misma ha organizado para nosotros, lejos de las miradas de los escoltas de la Bestia. Me coloco mi mejor traje de ejecutiva y acudo a su encuentro.—Señorita Fallon —el hombre me reconoce apenas entro y me extiende su mano para saludarme—. Es un gusto volver a verla.¿Volver a verme? ¿Y ahora este de dónde ha salido?—¿Nos conocemos? —inquiero con una ceja arqueada, tan imponente como puedo.—-En persona no… Trabajé para Lion Brooks —añade al ver mi gesto altivo.Suelto un resoplido bastante discreto de manera automática.—Así que usted descubrió que yo era su hija perdida —concluyo—. Muy bien, eso significa que es el hombre para el trabajo. —Usted dirá. Me pongo a su completa disposición.—Todo lo que tengo en un nombre —tomo asiento sin romper el contacto visual—: Cinthia Brown. Quiero saberlo todo sobre ella, hasta la cantidad de
Capítulo noventa y cinco: No voy a cambiar “Narra Ariana Fallon”Amanece y me duele el trasero. Río a pesar de la molestia, porque me sigue sorprendiendo la capacidad que tiene la Bestia de llevarme a su terreno cuando yo misma he echado combustible a ese vehículo. Nadie puede negar que somos ideales el uno para el otro, pero ahora me pregunto por qué rayos la vida se niega a dejarnos ser felices. Le siento besando mi espalda, subiendo por mi piel, tentando mi cuerpo y entonces, sus palabra de anoche me llegan en grito inesperado.—¿A que te referías cuando dijiste que la sorpresa para hoy no me iba a gustar tanto?El mal humor se le planta en su expresión de manera automática.—Sí que sabes cómo cortarle el rollo a uno —se separa con brusquedad, haciéndome poner los ojos en blanco—. ¿No podías esperar al desayuno al menos?—Soy una mujer demasiado curiosa, Mascherano —dejo de esconder mi cuerpo desnudo tras las sábanas y me pongo de pie, sabiendo que me dará lo que busco.—La curio
Capítulo noventa y seis: Conociendo al Boss“Narra Ariana Fallon”Me visto de negro, botas muy altas y hasta me maquillo oscuro, quiero que mi apariencia me infunda seguridad y extrapole a los demás… Esto es importante. Burlo la seguridad de Harry y me escapo en su Ferrari, aunque Fabiola se me cuela en el asiento del copiloto y promete estar callada, tenemos un acuerdo.La dejo dentro del coche y entro al centro comercial. Estando en la mesa dispuesta pido un café mirando de manera disimulada a mi alrededor, confirmando que estoy rodeada por el equipo de seguridad de Nathan Watson disfrazado de gente común. El lugar está abarrotado de gente y por eso lo escogí, aun sabiendo que probablemente la mitad sean hombres del Boss.Puedo identificar a mi cita pese a que no lo he visto en mi vida. Por su aspecto entre vikingo y gorila, por el aire dominante que destila y sobre todo, por la mirada pervertida psicópata de hijo de puta, se me hace inconfundible.—Nadie nunca ha podido decir que
Capítulo noventa y siete: Todo o nada, Mascherano “Narra Ariana Fallon”—Mascherano…—¡Cállate! —ordena mientras nos pone a cubierto disparando con su arma—. Cállate antes de que yo mismo te rompa el cerebro a balazos. Aparte de loca, ingenua y suicida.Los gorilas nos cubren para que podamos salir por la puerta de servicio de la cafetería. De lejos puedo ver a Mauro con Lucio y…. ¿El tal Capo di tutti Capi está aquí? Se ha traído toda la artillería.Hago lo que me dice sin chistar, sabiendo que no me conviene iniciar una pelea. Sin embargo, cuando me empuja hacia un pequeño baño y cierra la puerta detrás suyo, soy consciente de que va a iniciar la reyerta sin importarle el fuego cruzado allá afuera.—¡¿En qué estabas pensando, malditą sea?!—¡En mí! —le grito—. Por una jodida vez en la vida estaba pensando en mí, en lo que hemos pasado y en que no quiero que le hagan a otra persona lo que yo sufrí.—¿Y tenías que enfrentarte a ese psicópata sola por eso?—Tengo experiencia lidiando
Capítulo noventa y ocho: Esa es mi mujer “Narra Harry Mascherano”No me canso de besarla. Mi boca sigue pegada a la suya durante todo el trayecto hasta el hotel e incluso mientras subimos a la suite de oro por el ascensor.Debería amarrarla en cuatro patas a la cama y azotarle el culo tan bonito que tiene por ilusa y mentirosa. Aprovechó que no podía acompañarla a este desfile en Nueva York para maquinar a mis espaldas. ¡Me la jugó! ¡Y con la ayuda del maldito Nathan Watson! Sin embargo, la dejo ir frustrado. Con la contienda que libro contra el maldito que intentó matarla tengo suficiente… al menos por hoy.—Vaya, vaya —el imbécil de Lucio no puede evitar ser tan impertinente con su actitud burlona, haciendo que me arrepienta de no haber apretado el gatillo contra su cabeza cuando tuve la oportunidad—. Me iba a burlar por haberte perdido la diversión en el fuego cruzado, pero ya veo que te la estabas pasando mucho mejor. ¿O debería decir 'se la estabas pasando a la princesa'?—Cier