Capítulo noventa y cinco: No voy a cambiar “Narra Ariana Fallon”Amanece y me duele el trasero. Río a pesar de la molestia, porque me sigue sorprendiendo la capacidad que tiene la Bestia de llevarme a su terreno cuando yo misma he echado combustible a ese vehículo. Nadie puede negar que somos ideales el uno para el otro, pero ahora me pregunto por qué rayos la vida se niega a dejarnos ser felices. Le siento besando mi espalda, subiendo por mi piel, tentando mi cuerpo y entonces, sus palabra de anoche me llegan en grito inesperado.—¿A que te referías cuando dijiste que la sorpresa para hoy no me iba a gustar tanto?El mal humor se le planta en su expresión de manera automática.—Sí que sabes cómo cortarle el rollo a uno —se separa con brusquedad, haciéndome poner los ojos en blanco—. ¿No podías esperar al desayuno al menos?—Soy una mujer demasiado curiosa, Mascherano —dejo de esconder mi cuerpo desnudo tras las sábanas y me pongo de pie, sabiendo que me dará lo que busco.—La curio
Capítulo noventa y seis: Conociendo al Boss“Narra Ariana Fallon”Me visto de negro, botas muy altas y hasta me maquillo oscuro, quiero que mi apariencia me infunda seguridad y extrapole a los demás… Esto es importante. Burlo la seguridad de Harry y me escapo en su Ferrari, aunque Fabiola se me cuela en el asiento del copiloto y promete estar callada, tenemos un acuerdo.La dejo dentro del coche y entro al centro comercial. Estando en la mesa dispuesta pido un café mirando de manera disimulada a mi alrededor, confirmando que estoy rodeada por el equipo de seguridad de Nathan Watson disfrazado de gente común. El lugar está abarrotado de gente y por eso lo escogí, aun sabiendo que probablemente la mitad sean hombres del Boss.Puedo identificar a mi cita pese a que no lo he visto en mi vida. Por su aspecto entre vikingo y gorila, por el aire dominante que destila y sobre todo, por la mirada pervertida psicópata de hijo de puta, se me hace inconfundible.—Nadie nunca ha podido decir que
Capítulo noventa y siete: Todo o nada, Mascherano “Narra Ariana Fallon”—Mascherano…—¡Cállate! —ordena mientras nos pone a cubierto disparando con su arma—. Cállate antes de que yo mismo te rompa el cerebro a balazos. Aparte de loca, ingenua y suicida.Los gorilas nos cubren para que podamos salir por la puerta de servicio de la cafetería. De lejos puedo ver a Mauro con Lucio y…. ¿El tal Capo di tutti Capi está aquí? Se ha traído toda la artillería.Hago lo que me dice sin chistar, sabiendo que no me conviene iniciar una pelea. Sin embargo, cuando me empuja hacia un pequeño baño y cierra la puerta detrás suyo, soy consciente de que va a iniciar la reyerta sin importarle el fuego cruzado allá afuera.—¡¿En qué estabas pensando, malditą sea?!—¡En mí! —le grito—. Por una jodida vez en la vida estaba pensando en mí, en lo que hemos pasado y en que no quiero que le hagan a otra persona lo que yo sufrí.—¿Y tenías que enfrentarte a ese psicópata sola por eso?—Tengo experiencia lidiando
Capítulo noventa y ocho: Esa es mi mujer “Narra Harry Mascherano”No me canso de besarla. Mi boca sigue pegada a la suya durante todo el trayecto hasta el hotel e incluso mientras subimos a la suite de oro por el ascensor.Debería amarrarla en cuatro patas a la cama y azotarle el culo tan bonito que tiene por ilusa y mentirosa. Aprovechó que no podía acompañarla a este desfile en Nueva York para maquinar a mis espaldas. ¡Me la jugó! ¡Y con la ayuda del maldito Nathan Watson! Sin embargo, la dejo ir frustrado. Con la contienda que libro contra el maldito que intentó matarla tengo suficiente… al menos por hoy.—Vaya, vaya —el imbécil de Lucio no puede evitar ser tan impertinente con su actitud burlona, haciendo que me arrepienta de no haber apretado el gatillo contra su cabeza cuando tuve la oportunidad—. Me iba a burlar por haberte perdido la diversión en el fuego cruzado, pero ya veo que te la estabas pasando mucho mejor. ¿O debería decir 'se la estabas pasando a la princesa'?—Cier
Capítulo noventa y nueve: Cambio de planes "Narra Harry Mascherano"Nos marchamos en la limusina hasta el lugar en donde se celebrará el desfile y disfruto al verla brillar en la pasarela desde mi asiento en primera fila.Mientras espero en el auto a que se cambie para salir directo al aeropuerto, marco el número que llevo horas evitando.—Mascherano —gruñe al otro lado de la línea apenas toma la llamada.—¿Qué pretendes jugando a los hermanos del año con mi mujer, Watson? —cuestiono con desdén—. Primero vendes el Centro Turístico que te atreviste a construir en mi ciudad y ahora esto… Lo que sea que estés tramando, sácatelo de la cabeza. —A mí no me gusta estar en deuda con nadie, Bestia. Mucho menos con mis enemigos. —Deja de joderme —suelto de mala gana.—Compra las acciones del Centro y estaremos a mano.Me apresuro a cortar la llamada para tomarle la delantera. Lo último que me faltaría sería dejarlo colgar primero.—Imbécil —murmuro en tanto aprieto el teléfono en mis manos—.
Capítulo cien: Haciendo las paces con Dios “Narra Ariana Fallon”Busco entre las perchas algún conjunto de bebé se ajuste a mis expectativas, puesto que quiero que sea mi primer regalo para mi hermano.Mi hermano… Se escucha raro al decirlo incluso en mi mente. De un día para otro he pasado a ser una mujer sin nombre y sin origen fingiendo que eso le da igual a tener más amigos de los que puedo contar, un marido (o lo que sea que seamos), otro padre, un hermano y hasta una futura madrastra. Lo último todavía no es oficial, pero por la forma en que se miran cuando creen que el otro no le ve, estoy segura de que Kate y Lion muy pronto me sorprenderán con una invitación de boda.—¿Qué te parece? —Kate pregunta a mi lado mostrando unos globos azules con figuras de bebé—. No me convencen…—Nada de esta fiesta te convence —bufo con suavidad al tiempo que me acerco a ella—-, pero de igual forma la vamos a hacer. Después de todo lo que han pasado el bebé y tú se merecen un baby shower en co
Capítulo ciento uno: La boda del Boss“Narra Harry Mascherano”El Capo di tutti Capi se retrasa media hora y comienzo a perder la paciencia.—Si en cinco minutos no llega me largo a Rusia solo —le dejo saber a Lucio.—Pierde cuidado —responde él antes de señalar con la barbilla hacia mi costado—. Ya está aquí y se ha traído a toda la caballería.Me subo al avión junto a Mauro sin decir nada más.Diego, el pez gordo que faltaba del trío de hermanos traidores, viene acompañando al Capo di tutti Capi y resoplo con fastidio. —Se supone que estás muerto —le señalo—. Te han enterrado en Roma apenas hace diez horas y ya te estás exponiendo. —¿No me digas que te preocupas por mí…, hermano?—No me toques los c0jones —le corto el rollo intimidador que nunca ha funcionado conmigo—. ¿Qué haces aquí?—No me perdería esta cacería por nada del mundo. Además —añade a la vez que se sienta frente a mí—, las bodas de sangre me gustan muchísimo.Vuelvo a resoplar y recuesto la cabeza en el asiento. Ni
Capítulo ciento dos: Nos casaremos otra vez “Narra Harry Mascherano”Me mantengo parado con los brazos cruzados, recostado a la pared, disfrutando con las vistas. Cinthia Brown corre sobre una rueda de conejillo de indias fabricada a su medida. Se queja, lloriquea y suda como la cerda que es, pero no deja de correr. Sabe que si lo hará se muere y todavía no está lo suficientemente fragmentada como para desear la muerte.—¡Por favor! —suplica con un gemido lastimero.—Sigo sin comprarme tu sufrimiento, Cinthia —le dejo saber sin inmutarme—. Tal vez debería aumentar la velocidad.—¡No!Me da igual cuánto me ruega, porque de igual forma subo el ritmo de la rueda. La vieja zorra se sigue aferrando a la vida y seguirá corriendo hasta caer desmayada. Efectivamente, media hora después se desmaya del cansancio. Detengo la rueda para que mis hombres la saquen, ordeno tirar un cubo de agua sobre ella y luego saco el aparato de electroshock.Despierta con la primera descarga chillando.—Bienve