Capítulo ciento uno: La boda del Boss“Narra Harry Mascherano”El Capo di tutti Capi se retrasa media hora y comienzo a perder la paciencia.—Si en cinco minutos no llega me largo a Rusia solo —le dejo saber a Lucio.—Pierde cuidado —responde él antes de señalar con la barbilla hacia mi costado—. Ya está aquí y se ha traído a toda la caballería.Me subo al avión junto a Mauro sin decir nada más.Diego, el pez gordo que faltaba del trío de hermanos traidores, viene acompañando al Capo di tutti Capi y resoplo con fastidio. —Se supone que estás muerto —le señalo—. Te han enterrado en Roma apenas hace diez horas y ya te estás exponiendo. —¿No me digas que te preocupas por mí…, hermano?—No me toques los c0jones —le corto el rollo intimidador que nunca ha funcionado conmigo—. ¿Qué haces aquí?—No me perdería esta cacería por nada del mundo. Además —añade a la vez que se sienta frente a mí—, las bodas de sangre me gustan muchísimo.Vuelvo a resoplar y recuesto la cabeza en el asiento. Ni
Capítulo ciento dos: Nos casaremos otra vez “Narra Harry Mascherano”Me mantengo parado con los brazos cruzados, recostado a la pared, disfrutando con las vistas. Cinthia Brown corre sobre una rueda de conejillo de indias fabricada a su medida. Se queja, lloriquea y suda como la cerda que es, pero no deja de correr. Sabe que si lo hará se muere y todavía no está lo suficientemente fragmentada como para desear la muerte.—¡Por favor! —suplica con un gemido lastimero.—Sigo sin comprarme tu sufrimiento, Cinthia —le dejo saber sin inmutarme—. Tal vez debería aumentar la velocidad.—¡No!Me da igual cuánto me ruega, porque de igual forma subo el ritmo de la rueda. La vieja zorra se sigue aferrando a la vida y seguirá corriendo hasta caer desmayada. Efectivamente, media hora después se desmaya del cansancio. Detengo la rueda para que mis hombres la saquen, ordeno tirar un cubo de agua sobre ella y luego saco el aparato de electroshock.Despierta con la primera descarga chillando.—Bienve
Capítulo ciento tres: No habrá boda “Narra Ariana Fallon”Casarnos...Y lo ha dicho así, tan fresco como una lechuga. Se ha quedado tan a gusto al soltarlo que ni se inmuta. Yo por mi parte creo que me he quedado en shock, porque no pronuncio una simple palabra por la siguiente media hora.Quiere casarse conmigo... Algo en lo que nunca pensé desde que estamos juntos. Con la vida que llevamos y generalmente estando de malas, no me he detenido a pensar en boda ni nada por el estilo.Entonces, caigo en algo y gruño furiosa de repente.—¿Nos casaremos otra vez? —bufo insultada.—Es lo que he dicho —responde él y automáticamente le golpeo el pecho con indignación.¡maldit0 bruto imbécil! Ni hacer bien una pregunta sabe. Me lo ha ordenado, dando por hecho que le obedeceré. ¿Ese es el tipo de esposa que quiere que sea? Pues se va a quedar con las ganas el maldit0.—Solo en tus sueños, Mascherano —suelto rabiosa antes de levantarme de la cama e ir por la bata de dormir—. Puedes irte a la mie
Capítulo ciento cuatro: No está muerta"Narra Ariana Fallon"—Los he visto sufrir separados como almas en desgracia —comenta mi amiga— y ahora que han vuelto su relación es más sólida que nunca. ¿Cuál es el problema, Ariana?—El problema está en que me ha dicho que nos casaremos otra vez... ¡literalmente! Ni siquiera ha tenido la decencia de hacerme una propuesta en condiciones. Simplemente ha ordenado, esperando que le siga como una muñequita de cuerda. ¡Pues va de imbécil! —los clientes nos observan cuando levanto la voz, pero me da igual—. Que vaya a casarse con una burra que le siga con la cola entre las piernas.—Ariana —la rubia trata de conciliar—, estamos hablando de la Bestia Mascherano, el hombre que toma lo que quiere, cómo y cuándo le apetece. Puedes darte con una piedra en el pech0 porque al menos te ha notificado sus intenciones. ¡Mira cómo se dieron las cosas en el primer matrimonio? En otros tiempos te habría arrastrado al altar o te habría metido un juez en la habitac
Capítulo ciento cinco: Somos como somos “Narra Ariana Fallon”Ver a la mujer que me trajo al mundo en persona, en esas condiciones y recordar lo que me ha hecho… me provoca unas náuseas terribles y me veo obligada a salir corriendo hacia el exterior de la casa para expulsar hasta lo que no me comí en el restaurante chino.Alguien desde atrás me recoge el pelo al mismo tiempo que sostiene mi peso y no me cuesta adivinar que es el maldit0 Bestia mentiroso.—¿Cómo lo supiste? —pregunta después de extenderme una botella de agua.Escupo el trago con despecho para observarle boquiabierta. —¿Es en serio? —bufo—. ¿Eso es todo lo que vas a decirme?—¿Qué más quieres que te diga, Ariana? No voy a disculparme por darle a esa escoria el castigo que merece.—¡Me engañaste! —le reprocho golpeándole el hombro, aunque no con mucha dureza. La fuerza se me ha ido con el trauma que acabo de experimentar—. ¡Me hiciste creer que estaba muerta!—Porque lo está. Está muerta en vida, pequeña.—Pe… pero… —t
Capítulo ciento seis: Me siento extraña“Narra Ariana Fallon”No sé por qué estoy haciendo esto. Solo estoy metiendo el dedo en la llaga que sigue abierta, pero aún así... está sola y si yo estuviera en su lugar, no me gustaría ver la primera ecografía de mi hijo sola.La rusa me aprieta la mano que le tiendo al mismo tiempo que escuchamos los latidos de un perfecto bebé de diez semanas.—Será un bebé muy guapo —le aseguro, viendo cómo llora en silencio— y fuerte.—Gracias. Vivirá gracias a ti —le devuelvo el apretón de manos y volvemos a fijar la vista en la pantalla. Me está sucediendo lo mismo que cada vez que veo a Kate. A mi bebé solo lo pude ver una vez... y tenía más ganas de asesinar a su padre que de prestarle atención—. Si tan solo él pudiera verlo...—Estás enamorada de él —pienso en voz alta, sin evitar sentir pesar.—¿Soy una tonta por estarlo?—No —me río con un poco de ironía—. A las mujeres jodidas nos encantan los hombres complicados. Irina...—Está muerto, ¿cierto? —
Capítulo ciento siete: ¿Me estás dejando?“Narra Ariana Fallon”Al despertar todo a mi alrededor me da vueltas, pero eso no me impide revivir las últimas horas, incluso las que aparecen borrosas en mi mente.'Necesito ver el estado del feto', a pesar de haber estado en shock por el accidente y dopada, las palabras del personal médico se me han quedado grabadas y resuenan en los oídos como una especie de eco. La cabeza me duele un poco cuando trato de incorporarme. —¡Con cuidado! —la Bestia Mascherano aparece en mi campo de visión, ayudándome con la tarea—. El doctor dijo que despertarías aturdida. —¿Aturdida? —bufo de repente.Río ante su expresión. Él parece más confundido que un camello en medio de la selva amazónica, pero yo sigo riendo. Sigo riendo para no matarlo y a medida que voy recordando, la furia crece en mi pech0.—Al parecer sigues en shock. Voy a llamar al médico.—Oh, no tienes idea —la sonrisa se me congela de repente—. Pero no es por el choque...—¡No me hables de
Capítulo ciento ocho: No me arrepiento “Narra Harry Mascherano”Que me deja y se va dice... Está loca de remate. No he llegado hasta aquí para echarme hacia atrás. ¿Quería estar conmigo? ¿Quería hacerme su esclavo? ¿Quería cargar mi mierdą? Pues aquí me tiene y no pienso ir a ningún lado.Se jodió, porque no la voy a soltar ni aunque me suplique de rodillas.¡A mandar todo a la porra!—Digas lo que digas tengo el mismo derecho que tú sobre ese pequeño demonio —alego—. Así que voy a verlo quieras o no.Sus ojos fieros se clavan en mí, me asesinan con el pensamiento. Yo le devuelvo el gesto, demostrándole que no voy a ceder y por lo que parece una eternidad nos enfrascamos en un duelo de miradas... hasta que el imbécil del doctor Vitale carraspea incómodo y ella resopla con frustración antes de romper el contacto y acostarse en la cama vencida.Vitale introduce el aparato en su sexo y yo no puedo evitar mirar hacia otro lado. —Ahí está —señala hacia la pantalla, pero yo no veo nada en