Capítulo ciento seis: Me siento extraña“Narra Ariana Fallon”No sé por qué estoy haciendo esto. Solo estoy metiendo el dedo en la llaga que sigue abierta, pero aún así... está sola y si yo estuviera en su lugar, no me gustaría ver la primera ecografía de mi hijo sola.La rusa me aprieta la mano que le tiendo al mismo tiempo que escuchamos los latidos de un perfecto bebé de diez semanas.—Será un bebé muy guapo —le aseguro, viendo cómo llora en silencio— y fuerte.—Gracias. Vivirá gracias a ti —le devuelvo el apretón de manos y volvemos a fijar la vista en la pantalla. Me está sucediendo lo mismo que cada vez que veo a Kate. A mi bebé solo lo pude ver una vez... y tenía más ganas de asesinar a su padre que de prestarle atención—. Si tan solo él pudiera verlo...—Estás enamorada de él —pienso en voz alta, sin evitar sentir pesar.—¿Soy una tonta por estarlo?—No —me río con un poco de ironía—. A las mujeres jodidas nos encantan los hombres complicados. Irina...—Está muerto, ¿cierto? —
Capítulo ciento siete: ¿Me estás dejando?“Narra Ariana Fallon”Al despertar todo a mi alrededor me da vueltas, pero eso no me impide revivir las últimas horas, incluso las que aparecen borrosas en mi mente.'Necesito ver el estado del feto', a pesar de haber estado en shock por el accidente y dopada, las palabras del personal médico se me han quedado grabadas y resuenan en los oídos como una especie de eco. La cabeza me duele un poco cuando trato de incorporarme. —¡Con cuidado! —la Bestia Mascherano aparece en mi campo de visión, ayudándome con la tarea—. El doctor dijo que despertarías aturdida. —¿Aturdida? —bufo de repente.Río ante su expresión. Él parece más confundido que un camello en medio de la selva amazónica, pero yo sigo riendo. Sigo riendo para no matarlo y a medida que voy recordando, la furia crece en mi pech0.—Al parecer sigues en shock. Voy a llamar al médico.—Oh, no tienes idea —la sonrisa se me congela de repente—. Pero no es por el choque...—¡No me hables de
Capítulo ciento ocho: No me arrepiento “Narra Harry Mascherano”Que me deja y se va dice... Está loca de remate. No he llegado hasta aquí para echarme hacia atrás. ¿Quería estar conmigo? ¿Quería hacerme su esclavo? ¿Quería cargar mi mierdą? Pues aquí me tiene y no pienso ir a ningún lado.Se jodió, porque no la voy a soltar ni aunque me suplique de rodillas.¡A mandar todo a la porra!—Digas lo que digas tengo el mismo derecho que tú sobre ese pequeño demonio —alego—. Así que voy a verlo quieras o no.Sus ojos fieros se clavan en mí, me asesinan con el pensamiento. Yo le devuelvo el gesto, demostrándole que no voy a ceder y por lo que parece una eternidad nos enfrascamos en un duelo de miradas... hasta que el imbécil del doctor Vitale carraspea incómodo y ella resopla con frustración antes de romper el contacto y acostarse en la cama vencida.Vitale introduce el aparato en su sexo y yo no puedo evitar mirar hacia otro lado. —Ahí está —señala hacia la pantalla, pero yo no veo nada en
Capítulo ciento nueve: Las decisiones que tomas “Narra Harry Mascherano”Cierro los ojos ignorando los murmullos a mi alrededor y actúo por instinto puro. Descargo toda mi frustración con mis puños, a veces acierto a veces no. Enfurezco cada vez que él viejo Brooks consigue darme.Grito enrabietado antes de asestarle un puñetazo que lo tumba al suelo, pero me declaro vencedor muy rápido, puesto que él aprovecha su posición para patear mis piernas y llevarme al piso justo a su lado y segundos después, la campana del round suena, estableciendo un jodido empate.—Has hecho trampa —le acuso sin mucha convicción.—¿Desde cuándo eres hombre de jugar limpio? Me parece que estás un poco oxidado, Bestia —se burla el vejete después de escupir su protector.—¿Por qué lo crees? —cuestiono entre dientes, jadeando para recuperar el ritmo normal de mi respiración—. He prometido romperte la cara y es lo que he hecho.Señalo su labio roto antes de beberme una botella de agua sin respirar. Luego vuelv
Capítulo ciento diez: Confidencias con mi cuñado “Narra Ariana Fallon”Sostengo al bebé entre mis manos y lo apapacho sin dejar de ver su carita. Es tan hermoso... claro que no se podía esperar menos de un hijo entre Mia y Nathan Watson. Apenas puse un pie en New Jersey recibí una llamada de mi padre dándome la noticia de que mi hermana mayor estaba de parto. Llegué al hospital a tiempo para ver el emotivo nacimiento.Desde entonces me pregunto cómo será mi parto. No puedo dejar de pensar en ello. Se pasa mucho dolor y no tengo un marido comprensivo y cariñoso como Mia. Apuesto a que ese troglodita imbécil que me ha embarazado es capaz de sacarme al bebé a punta de órdenes y exigencias.—¿Qué está sucediendo contigo, Ariana Fallon? —mi hermana interrumpe mis cavilaciones con su pregunta.—Nada —el gruñido sale de mi boca sin planearlo. Pensar en ese idiota me pone de un humor pésimo. Sobre todo cuando estoy tan agotada—, o más bien todo, ¡yo qué sé! La Bestia Mascherano es un imbécil
Capítulo ciento once: Somos la mitad exacta del otro “Narra Ariana Fallon”—Sé del secuestro, incluso los detalles del mismo, tu matrimonio bajo coacción, las condiciones que te impuso ese maldit0 enfermo... Pudiste haber huido y dejar que me incrustaran una bala en la cabeza, pero en lugar de salvarte a ti misma te quedaste, doblegaste a la Bestia y ahora lo tienes corriendo detrás de ti en cuatro patas como un cachorrito.Su declaración me deja sin palabras y hasta sin pensamientos.—Nathan...—La deuda que tengo contigo es casi imposible de saldar —me corta con brusquedad—. Es por eso que te pongo en sobre aviso. La Bestia está en camino a New Jersey y viene a por ti.En la entrada de mi edificio me topo con una camioneta negra aparcada y custodiada por un grupo de hombres trajeados.'La Bestia está aquí.'Lo confirmo al verlo al final del pasillo cuando el ascensor se abre en mi piso. Es raro que me espere recostado en la puerta del apartamento y no haya entrado como Pedro por su
Capítulo ciento doce: Esperma potente “Narra Ariana Fallon”Resoplo por enésima vez. Hace tiempo se me ha ido la paciencia y la Bestia situada a mi lado nunca la ha tenido.La amiga ginecóloga de Mia no deja de mover el aparato en mi abdomen con el ceño fruncido y el hecho de que no diga nada, excepto que me quede quieta, me pone de los nervios.—¿Puedes decirme qué demonios sucede de una vez? —cuestiono histérica.—Estás de catorce semanas —me repite lo que ya sé hace rato—. ¿Por qué demoraste tanto para hacerte la ecografía?—El padre no estaba aquí —admito, cambiando el estado de ánimo de un segundo a otro. Aunque vine a New Jersey enfadada con él, no me sentí con el derecho de hacerme una ecografía sin él presente—. ¿Hay algo mal?Lo sabía. ¡Si es que a mí todo me sale mal! Era demasiado bueno para ser verdad.—Si no tomamos precauciones sí.Me pongo a sollozar como una niña pequeña y eso termina por sacar a la Bestia de sus casillas.—¡Diga de una jodida vez qué sucede! —brama f
Capítulo ciento trece: Acabaré con Ariana Fallon“Narra Ariana Fallon”Me estiro a gusto mientras bostezo. Incluso gimo cuando lanzo un brazo a cada lado y hago que mis músculos saluden el día igual que yo. Malditą sea, qué rico. Estando embarazada dormir más de ocho horas resulta orgásmico.Lo que no me gusta es la ausencia del padre de las criaturas. Miro a todos lados y no le veo. Me levanto, sigo desnuda y me tiro una bata encima. Después de la tertulia que me dieron mis padres y de que papá casi le dispara con su escopeta de caza (y la ayuda de mi cuñado por supuesto) a la Bestia, prácticamente me he mudado al penthouse del hotel. Llevamos cuatro días acá y ya hay más ropa mía aquí que en mi apartamento. A la Bestia no le gusta mi piso. ‘No tiene bar y tu compañero mete las narices donde no le llaman’, es lo que dice, aunque ambos sabemos que la verdadera razón es que no quiere compartirme con nadie, ni siquiera con el viento. Está posesivo y yo disfruto de eso.Bajo los primer