Capítulo setenta: A donde todo empezó "Narra Ariana Fallon"Amplío la sonrisa con malicia para luego seguir a Fabiola y sumergirme en el caos. Me sorprendo cuando mi Representante me comunica que seré la protagonista del espectáculo.—La reina no está disponible, o algo así me dijeron —explica la rubia—. Por ello han recurrido a la poderosa Lady Beast. —No lo entiendo... —le doy voz a mis pensamientos—. Soy una novata y ellos... —Ambos sabemos que no lo eres —objeta bajando el tono para no ser escuchadas por el resto— y tu presencia está dando mucho de qué hablar, Ariana. Eres la estrella mediática y todos te quieren antes de que elijas ser embajadora o la imagen de alguna marca. —Supongo que la máscara ayuda, ¿verdad? —cuestiono pasando los dedos por la de esta noche. Un diseño exclusivo confeccionado por la mejor diseñadora de la casa. Es blanca con destellos e hilos dorados y en los bordes descansa una pequeña cortina de piedras ambarinas. —Por supuesto, a la gente le gusta el
Capítulo setenta y uno: Eres libre "Narra Ariana Fallon"—Esto... —las palabras se me escurren mientras un nudo me cierra la garganta— es una locura. Si Nathan mi cuñado se entera... —Lo que piense, diga o haga ese imbécil me tiene sin cuidado —me interrumpe entregándole las llaves al personal—. No lo menciones en mi presencia. —Es el dueño del lugar —señalo lo evidente. Me ha traído precisamente al lugar en dónde lo besé por primera vez, borracha como nunca en mi vida—. Te has metido en sus dominios...—Si vamos a tocar ese tema, diré que él se metió en los míos primero. —Después de que tú te metieras con su esposa —replico.—Era mi prometida... Y el círculo vicioso comienza otra vez, llegando a la raíz del asunto, la razón por la cual me secuestró en primer lugar: su venganza personal. —Pensé que habíamos superado esta etapa. —Y lo hemos hecho —reafirma llevándome al exterior en vez de a la recepción—. Has sido tú quien ha traído el tema a colación. —¿Entonces qué hacemos en
Capítulo setenta y dos: El precio de la libertad "Narra Ariana Fallon"El silencio se instaura entre los dos por lo que parece una eternidad. —Explícate mejor, porque no entiendo una hostia. —Se acabó, Ariana —las palabras llegan a mí con el estruendo de un rayo. Sin embargo, no las digiero hasta que pone distancia entre los dos—. He preparado la anulación de nuestro matrimonio. Ya está todo arreglado. Nuestros caminos se separan a partir de hoy. —No... —los brazos me caen al lado del cuerpo—. Estás de broma, ¿no? ¡Tienes que estar de broma! La locura me ataca de forma repentina y me lanzo a su cara. Lo golpeo una y otra vez en un ataque de ira. No entiendo nada... al principio. Después rememoro los sucesos de la última semana, el cambio en él, la noche romántica... 'Seré tu carcelero por toda una semana, Ariana Fallon. Luego te daré la libertad'.—¡Hijo de perra! —estampo mi mano en su rostro antes de alejarme—. ¡Lo tenías planeado y no me lo dijiste! ¡No te vas a librar de mí!
Capítulo setenta y tres: Mi nuevo objetivo “Narra Cinthia Brown”Niego la cabeza desde la distancia. Doy media vuelta y me subo al auto en medio de una ola de resoplidos. 'Estúpida'Alejó al imbécil de Lion, se fue y dejó a la Bestia Mascherano... Dos de los hombres más ricos y poderosos del mundo a sus pies y los dejó libres, a merced de otras lagartas peores que ella, como la otra estúpida de Kate, la secretaria.Ni siquiera puedo descifrar cuál de las dos tiene menos neuronas en el cerebro.Ariana podía haberlo tenido todo y se marchó con las manos vacías. Tanto talento desperdiciado... pero, ¿qué se puede esperar de alguien que lleva la sangre Brooks? Debí haberlo previsto y tomar cartas en el asunto. Los puños se me cierran de la rabia. Sin embargo, en cuanto percibo las uñas clavadas en mi sensible piel me detengo y vuelvo a mis sentidos. No se va a quedar así. Ariana Fallon va a regresar y recuperar lo que le pertenece, lo que nos pertence. Yo me encargaré de ello en perso
Capítulo setenta y cuatro: Tres meses “Narra Harry Mascherano”Analizo la estructura, cuidando que cada detalle esté en su lugar. Aunque solo un tonto se atrevería a cambiar... —¿Quién ha puesto una cascada artificial en la zona de los ascensores? —observo a cada uno de los presentes, ansioso por romper el cuello de cualquier ser viviente. Ellos tiemblan en respuesta sin pronunciar palabra, excepto por el vejete por supuesto. Él ya se ha acostumbrado a mi presencia y pocas cosas lo impresionan—. He hecho una pregunta. —La cascada combina a la perfección con el estilo y el concepto del diseño —salta la jefa del equipo de arquitectos con un tono dubitativo—. He pensado que... —¿Y quién te dijo que tenías permitido pensar? —pregunto cortante—. Te he puesto a la cabeza del equipo porque me has parecido la menos peor de todos..., pero así como te subí, te bajo. En mis diseños nadie se mete. Grábatelo en la cabeza, porque yo no advierto dos veces, linda. Grábenselo todos —añado para el r
Capítulo setenta y cinco: El peso de la abstinencia“Narra Ariana Fallon”Mis pasos firmes marcan la cadencia de mis caderas al recorrer la pasarela, como si yo fuera la reina del lugar y el público mis súbditos, arrodillados rindiéndome pleitesía a medida que avanzo. Y es que en cierta forma lo soy. Los diamantes colgantes del antifaz brillan ante la mezcla de luces entre los reflectores y las cámaras, resaltando casi tanto como el vestido plateado de alta costura que llevo. En mi vida he visto una prenda igual, confeccionada a mano en su totalidad. Giro, prendo las llamas, poso y sonrío como la nata seductora que soy, antes de regresar. Los aplausos a mis espaldas no se hacen esperar, el resto de las chicas desfilan una tras otras mientras yo me quedo para el final junto al diseñador. El mejor de la jodida casa Gucci. La princesa ha regresado, aunque muchos me llaman Reina, pese a que ese título ya le pertenece a la afamada Ana Belén por excelencia. Estoy resurgiendo de mis ce
Capítulo setenta y seis: Descubriendo a la zorra“Narra Harry Mascherano”El fastidioso de Lucio Cavalcanti vuelve a llamar y lo mando al buzón por enésima. Ni siquiera sé por qué no lo he bloqueado todavía. Expulso el aire contenido en los pulmones antes de bajarme del auto y llegar a la zona del Highlands-Sea Bridge. Según mis contactos, la estúpida que busco está por aquí. El imbécil de Lion Brooks no pudo encontrar la ubicación con todas sus influencias en Estados Unidos, pero conmigo el cuento es otro. Uno de mis hombres toca el timbre, pero yo prefiero tumbar la puerta de una patada y avanzar. Esperar y actuar con sigilo no es mi estilo.Cuando cae la puerta, ahí está ella a punto de echar a correr y solo tengo que estirar mi brazo para tomarla del pelo. Intenta lanzar un manotazo contra mí, pero es que es tan idiota que solo consigue darse la vuelta en mis brazos y mi otra mano corre a su cuello hasta que la incrusto contra la pared y empiezo a presionar peligrosamente su cuel
Capítulo setenta y siete: Cachorro y Princesa “Narra Harry Mascherano”Enseguida tengo a mi mujer donde quería… borracha pero entre mis muslos jugando a oler mi pelo. ¿Lo malo? Cree que soy el imbécil que se acaba de ir.—Sus voces son muy similares —declara—. Y me has llamado como él solía hacerlo. Incluso te le pareces. Hueles como él.—¿Ah, sí? —juego su juego—. ¿A quién me parezco?¿Acaso ha salido con ese tipo porque en su retorcida y desequilibrada cabeza le halla alguna similitud? ¡Yo no me parezco a nadie! Mucho menos a ese niño de papi egocéntrico. Todos los americanos son iguales, unos maldit0s, una plaga que debería ser exterminada.—A un hijo de perra idiota —responde como si acabara de alabarme—. Era un cabrón, pero olía rico.—¿Y qué más era? —indago curioso—. No te detengas, por favor. Me gustaría saber más sobre tu amigo.—No era mi amigo —me corrige—. La bestia Mascherano no tiene amigos, solo súbditos y esclavos. Pero conmigo se equivocó —bebe de su cóctel sin perde