Capítulo 59

Los primeros rayos del sol que se colaron por las pequeñas aberturas de las cortinas de la habitación de los esposos Vidal, iluminaron la estancia.

Diana abrió sus ojos con lentitud, giró para mirar a su marido, frunció el ceño al ver que él ya no estaba a su lado, entonces se sentó incorporó, para evitar marearse.

Luego de varios minutos la puerta se abrió, la mirada de ella se iluminó y su corazón palpitó con fuerza al ver a su esposo con su hija en los brazos.

—Adivina quién me llamo a la madrugada —expuso Rodrigo, desviando su mirada a la pequeña.

—Es que tuve una pesadilla mami —comentó la niña. 

Rodrigo, la colocó en la cama para que saludara a su mamá. Isabella abrazó y besó a su madre.

 

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